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¿Por qué son más frecuentes las separaciones en verano? / Depositphotos
Relaciones
Las estadísticas reflejan que en la época estival hay un incremento de separaciones y divorcios. ¿Qué hace que se rompan más parejas en verano?
Por Tamara Izquierdo
22 de agosto de 2022 / 13:02
Cada año el verano se convierte en un periodo crítico para muchas relaciones de pareja que ponen a prueba su amor y su pacífica convivencia. Aumentan las demandas de separación en septiembre por lo que está claro que el verano hace estragos entre las parejas. ¿Por qué ocurre esto? El calor, el tiempo libre, las vacaciones… Vamos a ver cuáles son los posibles motivos de que el amor termine más en verano que en otras épocas del año.
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Cuando llega el verano solemos tener más tiempo libre. Los días se alargan, tenemos más horas de luz, jornadas intensivas en muchos trabajos, días libres… parece el momento perfecto para disfrutar de nuestra pareja, ¿verdad? Pues puede que no en todos los casos sea así.
Olga Fernández-Velilla Lapuerta, psicóloga del Instituto Cláritas explica que “uno de los principales motivos es el aumento del tiempo libre, y, por lo tanto, del que se pasa en pareja. Cuando hay tensiones, o conflictos no resueltos, eso que muchas parejas ansían puede convertirse en un dolor de cabeza o en un amplificador de los problemas ya existentes”. No te preocupes por la llegada del verano si tu relación de pareja va viento en popa porque, lejos de romperla, la reforzará. Pero está claro que si ya existe un problema, o ciertas discrepancias en la relación, la época estival puede ser un detonante que agrave la situación.
“Aquello que, uno o ambos miembros habían podido evitar durante el año, disfrazándolo de trabajo u otras responsabilidades, se muestra ahora como una realidad imposible de obviar y aparecen emociones como el agobio, la tristeza o la ira” añade la experta. Parece que se hace cuesta arriba la gestión de emociones enquistadas al pasar más tiempo en pareja.
Las vacaciones no siempre son idílicas. En nuestra cabeza planeamos una escapada o unos días totalmente instagrameables, llenas de descanso, paz, relax, buen humor, con actividades placenteras y mucha tranquilidad. Pero no solo estamos nosotros en la ecuación, hay elementos que no vamos a poder controlar como el clima, los imprevistos o la actitud de nuestros familiares, amigos o pareja.
Si hablamos de las vacaciones con nuestra pareja, Fernández-Velilla nos cuenta al respecto que “las vacaciones de verano también pueden ser un detonante para los conflictos familiares. Es una época en la que suele aumentar la convivencia con las familias de origen, con los propios hijos y con ello las potenciales discusiones”. Esto genera tensión y agotamiento mental, algo con lo que no esperábamos tener que lidiar en nuestras merecidas vacaciones.
¿Esas expectativas de vacaciones idílicas e instagrameables pueden también frustrarnos? La psicóloga del Instituto Cláritas apunta que “muchas personas imaginan las vacaciones como si de un anuncio se tratara, donde todos los miembros de la familia sonríen y no hay ni el más mínimo roce, esa imagen idílica hace que cuando nos pongamos frente a la realidad, que es muy distinta, se frustren. Por otro lado, puede que esas expectativas busquen una libertad que el marco de la pareja no ofrece”. Parece ser que es el momento perfecto para planearnos qué es lo que realmente queremos y hacer un análisis, no solo de la relación y de lo que se espera de ella, sino de nosotros mismos y de qué estamos aportando a la pareja.
Pues por lo visto sí. Los expertos coinciden en que el calor provoca más irritabilidad, agotamiento y nerviosismo. Algo que influye en las discusiones de pareja. También los problemas económicos por lo que atraviesa el país, la inflación y la crisis energética, conllevan un verano con menos lujos, más restricciones. Renunciar a algunos de esos elementos placenteros por ahorrar costes nos pone de peor humor, sumando esto al excesivo calor ,y a posibles problemas de base en la pareja, tendríamos una bomba de relojería a punto de estallar.
La gasolina por las nubes, la cesta de la compra disparada, los precios de todo subiendo sin parar, el incremento en la factura de la luz y la del gas, la ola de calor interminable… son factores que minan el ánimo, provocan irascibilidad, cansancio, agotamiento, apatía y nerviosismo ante la incertidumbre. Una pareja estable puede surfear esa ola cuando existe amor incondicional pero, ciertamente, son elementos que desequilibran y pueden resultar fatales y devastadores para una relación de pareja que cuente con algún que otro cadáver en el armario.
El problema que subyace en una relación de pareja que se resquebraja suele ser la falta de entendimiento y esta se da por una falta de comunicación. Algo que podría haberse solucionado fácilmente con una conversación amable y con empatía, crece y crece hasta volverse un reproche. Ese dolor, frustración y sentimiento de soledad terminamos volcándolo en nuestra pareja al parecernos el culpable de cómo nos sentimos. Pero ¿no tenemos gran parte de culpa por no habernos expresado a tiempo?
Fernández-Velilla explica que “una mala comunicación pasa factura a la pareja, bien sea por no haber expresado los deseos de cada uno, no haber explicitado los límites con la familia o por no hablar de todo aquello que genera conflicto o discrepancias. Por eso para mantener una buena relación de pareja es fundamental es poder llegar a acuerdos y que estos se respeten. Por lo tanto, para prevenirlo habla con tu pareja de todo aquello que te preocupe o te haga sentir mal, escucha su punto de vista e intentad llegar a acuerdos, se trata de ser un equipo no de imponer el propio criterio”.
Hablando se entiende la gente, esto no quiere decir que todas las parejas sean salvables, está claro que, a veces, se termina el amor. Pero sí que es verdad que muchas relaciones podrían darse otra oportunidad, o haberse salvado, si los dos miembros se expresasen con libertad, poniendo límites sanos y conscientes, hablando de su malestar o de sus necesidades y poniendo en común planes de acción para poder llegar a un entendimiento. El amor fluye si le ayudamos a fluir, nadie dijo que fuera fácil. Se trata de un compromiso a largo plazo que, para que dure, hay que cuidar, expresar y mimar, cuidando también de nuestra parcela personal. / Foto de apertura Depositphotos
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