Controlar o juzgar en qué se gastan nuestros préstamos puede ser motivo de discusiones. FOTO: Pexels.
Mente
Por qué prestar dinero a un amigo puede hacer que pierdas su amistad (junto con tu dinero)
Las personas que dejan dinero a amigos tienden a controlar en qué se gasta su préstamo. Emplearlo en frivolidades o asuntos banales puede ser motivo de grandes desacuerdos. Descubre cómo actuar.
Por Marcos López
05 DE SEPTIEMBRE DE 2024 / 08:10
Hace ya tiempo que la vida no está siendo demasiado amable con tu amigo. Demasiados vaivenes que han hecho que sus finanzas, siempre tan saneadas, estén al borde del precipicio. Normal que esté preocupado y haya perdido la sonrisa. Pero la solución es muy sencilla. Se trata de una mera cuestión de liquidez. Así que sabes que, más temprano que tarde, acudirá a ti para reclamar tu ayuda. Para que le prestes dinero. Porque para eso están los amigos. Pero cuidado: que atiendas a su petición puede tener consecuencias muy negativas, incluso fatales, para vuestra amistad.
Dave Ramsey, experto en finanzas y autor, entre otros libros de éxito, de La transformación total de su dinero: Un plan efectivo para alcanzar bienestar financiero, explica que «cada vez que prestas dinero a un amigo o un familiar te conviertes en su acreedor. Pasas a ser su prestamista, y ellos a tus prestatarios. Y los encuentros y reuniones son diferentes cuando te sientas a comer con tus acreedores en vez de únicamente con amigos o familiares».
Un préstamo sin intereses ni garantías
No eres un banco. Así que tu amigo espera que tu préstamo pueda ser devuelto en cómodos (y largos) plazos y, por supuesto, sin ningún tipo de interés. Pero no existe ninguna garantía de que el dinero vaya a ser finalmente repuesto. Por mucho que el receptor tenga intención de hacerlo, su mala racha puede continuar, con lo que seguirá hundido en el bache. Y dependiendo de tu nivel de comprensión, la no recuperación de tu dinero puede generarte enfado, ser fuente de continuas discusiones y hasta suponer el fin de vuestra amistad. Quien tiene un amigo tiene un tesoro, y un préstamo no devuelto puede dejarte sin tu amigo y sin (parte de) tu tesoro.
Saber en qué se gasta y juzgarlo: una reacción habitual
No te preocupes. Acabarás recuperando tu dinero. Lo que no implica que tu préstamo no pueda tener efectos perniciosos para vuestra amistad. Principalmente porque, como muestra la Universidad de Oregón, las personas que dejan dinero consideran que deben tener cierto grado de control sobre cómo debe ser gastado por el allegado que ha recibido el préstamo.
En el estudio, los participantes tomaron parte en una simulación en la que prestaban –o incluso daban a fondo perdido– una cantidad moderada de dinero –poco menos de 60 euros– a un amigo imaginario. Un regalo o préstamo que, por su parte, el receptor siempre invertía en un videojuego u otro producto de ocio para nada indispensable. Lo que no siempre fue del agrado de los prestamistas. Si el dinero había sido un regalo, no pasaba nada. No había ningún juicio de valor. Pero si era un préstamo, su enfado era mayúsculo.
Dave Ramsey alerta de que «cuando prestas dinero a un amigo, deja de ser tu amigo. Y no se puede evitar. Vuestra amistad se convierte en algo secundario. Vuestra relación principal pasa a ser de amo y esclavo. Y es que el receptor del préstamo se convierte en una suerte de esclavo del prestamista».
Las consecuencias de gastar un préstamo en algo frívolo
Aún hay más. El derecho percibido por el prestamista a supervisar en qué se gasta su préstamo no finaliza con la reposición del dinero. No importa demasiado que tu amigo te lo devuelva. Si lo gastó en algo frívolo, seguirás enfadado. Incluso parece que tu enojo no sería tan grande si, tras invertirlo en un producto de primera necesidad, no hubiera repuesto su deuda. Recuerda: es tu amigo, por lo que sería lógico pensar que tiene el derecho a gastarse el dinero en lo que quiera. Que no lo juzgarás. Pero no va a ser así.
No se lo prestes: dáselo
Pero tu amigo lo está pasando mal y necesita tu apoyo. ¿Quieres ayudarle sin temor a que tu acto de generosidad pueda erosionar vuestra relación? Hoy por ti, mañana por mí. La solución es, de nuevo, muy sencilla: no se lo prestes. Dáselo. Tal y como demostraron los investigadores de Oregón, os ahorraréis disgustos.
Dave Ramsey concluye que, «si quieres ayudar con tu dinero a un amigo o familiar y puedes permitírtelo, simplemente dale el dinero. Siempre teniendo muy claro que se trata de un regalo sin ningún tipo de condicionantes ni ataduras. Que no es un préstamo».
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