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NO TE PIERDAS Qué es la indefensión aprendida y cómo puede afectarte en tus relaciones

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Tener dinero y gastarlo o no provoca ansiedad./ Imagen: Confesiones de una shopaholic.

SALUD MENTAL

Cinco objetivos realistas para conseguir que el dinero deje de estresarte (y ahorrar por fin)

Si sientes que el estrés por el dinero controla tu vida, esto es lo que necesitas saber para tener una buena relación con lo que gastas y cómo lo haces.

Por María Corisco

20 de octubre de 2023 / 11:36

No es lo mismo ser ahorrador que avaro, ni generoso que despilfarrador. No es lo mismo controlar los gastos que ser un tacaño, ni ser desprendido implica ser un manirroto. Nuestra forma de comportarnos con la cuenta corriente va a marcar buena parte de nuestra forma de disfrutar o sufrir la vida, y hay personas que viven con estrés su relación con el dinero y no consiguen ahorrar o se obsesionan con eso.

Es posible que detrás de esta inquietud está el hecho de que no hemos recibido una educación para aprender cómo desenvolvernos en este terreno. Así, Mariana Herrera, psicóloga de Onelife Center  señala que, en general, “no se nos enseña explícitamente a manejar nuestra relación con el dinero. Interiorizamos patrones de nuestro entorno -familia, progenitores, figuras de apego- y, desde ahí, definimos nuestros criterios: si compramos artículos de menos calidad, pero más baratos, si cuando gastamos nuestro dinero sentimos culpa, o si adquirimos menos artículos, pero más costosos”.

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En este aprendizaje sobre la marcha, explica, “a veces hay eventos en la vida temprana que pueden dejar huella y que están asociados con el dinero, de forma que pueden influir en  este  desarrollo de nuestros hábitos financieros y tenderemos a ser más gastadores o más ahorradores”. En este sentido, se puede observar algunos patrones:

  1. Los adoradores del dinero. Son esas personas que relacionan el dinero muy directamente con la felicidad. Es decir, “tienen la creencia de que cuanto más dinero tengan serán más felices, o que, incluso esperan alcanzar un cierto nivel económico para poder empezar a disfrutar”.
  2. En busca del estatus. Otras personas consideran el dinero como símbolo de estatus. “Define su autoestima y, cuando se comparan con quienes tienen un nivel económico superior se sienten avergonzadas o insuficientes”.
  3. El dinero como enemigo. Otro patrón es el de quienes ven al dinero como la base de todos los males, la raíz de los conflictos. Estas personas tienden a ver a las personas adineradas como codiciosas, interesadas y egoístas.
  4. Los vigilantes. El cuarto patrón que menciona la psicóloga es el estilo de quienes controlan sus gastos: “Son personas ahorrativas, frugales, y es el perfil que se relaciona con menos comportamientos problemáticos”.

Cómo se tiene una relación sana con el dinero

“Tener una relación sana con el dinero significa que no consideras que tu autoestima depende de tu nivel financiero, es decir, que tu valía como persona es independiente de la cantidad de dinero”.

Se trata de sentirse cómodos al administrar lo que tenemos, se puede gastar o ahorrar, pero hay que tomar las decisiones financieras sin miedo ni culpa, sin estar constantemente preocupados por los gastos.

Una relación sana con el dinero también significa valorar lo que se tiene. “Las personas que la tienen saben disfrutar de lo que poseen sin estar siempre centradas en lo que les falta o en lo que aún tienen por conseguir a nivel económico”.

Para encontrar este equilibrio entre despreocuparnos por el dinero o estar estresados por él, una de las claves es “recuperar el control y saber ser conscientes de que el dinero responde a las instrucciones que yo le dé y no es él quien me controla a mí”, explica la experta.

Cómo se vive el estrés por el dinero

El perfil de una persona que está excesivamente estresada por el dinero “puede ser parecido al de quien está inmerso en una relación tóxica”. Estas son las claves que lo definen:

  • Un hámster en una rueda. Se puede tender al aislamiento, por perseguir la mayor parte del tiempo actividades que permitan obtener dinero, como un hámster en una rueda.
  • Sentimientos de culpa. Vivir estresados por el dinero puede implicar reservar poco tiempo o energía para otras cosas que no sean productivas económicamente. Incluso, se puede sentir culpa cuando se tiene un día libre o un día relajado.
  • Tener la autoestima en crisis. Al igual que en una relación tóxica, quienes viven mal su relación del dinero “pueden ser personas con baja autoestima, que suelen considerarse que no son suficientes porque se comparan con otros desde la perspectiva del dinero y se sienten avergonzadas por no llegar a su nivel”.
  • Miedo y ansiedad. También se pueden encontrar estas emociones, sobre todo a la hora de hacer cualquier movimiento financiero, de tomar cualquier decisión. “Al igual que una víctima de abuso, estas personas pueden tener miedo de que cualquier paso que den les traiga problemas. Pueden llegar a quedarse despiertas por la noche dando vueltas para encontrar la forma de ganar más dinero o si se animan o no a tomar una decisión. Incluso pueden notar signos físicos de estrés, como sudoración fría o tensión”.
  • Esclavitud. La pérdida del control sobre la relación del dinero puede llevar a una cierta esclavitud, muchas veces de forma inconsciente. Hasta las decisiones vitales van a venir definidas tan sólo o principalmente por el factor económico: la elección de una carrera, de un trabajo, del lugar donde vivir o de las relaciones sociales.

Cómo recuperar el control

En primer lugar, sugiere Mariana Herrra, “sería bueno pararnos a observar y conocer cuál es nuestra relación con el dinero. Tomar conciencia de cómo gastamos y de cómo nos sentimos al gastar. También, ver cuáles son los pensamientos que tenemos en relación con el dinero y a lo que voy a hacer con él”. Por ejemplo, un pensamiento podría ser que, como trabajo muy duro, me merezco comprarme algo que me gusta o hacer un viaje. En el lado contrario, otro pensamiento podría ser que no me merezco gastar nada hasta que no alcance determinado objetivo.

En segundo lugar, podemos ver qué emociones negativas o creencias limitantes tenemos acerca del dinero. Por ejemplo, pensar que nunca voy a conseguir llegar a determinado objetivo.

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También, continúa la psicóloga, es importante saber que “una relación sana con el dinero es independiente de nuestro nivel financiero. Podemos intentar vivir con simpleza y disfrutar de lo que sí tenemos en lugar de estar centrados en lo que nos falta».

A todo esto hay que sumar el desarrollo de la confianza porque, si queremos progresar, “para ello tenemos que ser capaces de confiar, es decir, de creer que somos capaces de avanzar hasta alcanzar los objetivos que nos propongamos», añade.

Las metas también son importantes. “Hemos de establecerlas y deben ser realistas. Se trata de poner el foco en los objetivos, clarificar los gastos y, de esta manera, recuperar el control sobre nuestra relación con el dinero. Esto nos permite, una vez que hemos hecho esa planificación y que la llevamos a cabo, dejar de preocuparnos tanto”, concluye Herrera.

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