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Sentirse culpable por todo es una distorsión de la realidad./ Ilustración: Alicia Varela.

Salud mental

Cómo dejar de sentirte culpable por todo

Sentirse responsable de algo es más sano que sentirse culpable. Si te culpabilizas por todo, no estás actuando con objetividad, pero puedes trabajar para revertir la situación y vivir con serenidad.

Por Sara Trueba Rodríguez

24 de mayo de 2023 / 06:40

Comprender la culpa como una emoción inevitable, que llega después de otras como dolor, rabia o tristeza, es entender que la culpa aparece tras un periodo de reflexión y análisis de una situación. Sin embargo, a veces la culpa llega de manera automática y por cualquier razón. Es aquí donde se encuentra el problema, porque estamos ante una distorsión de la realidad que debemos atajar. Porque, «la culpa es un enemigo silencioso de la salud mental y emocional, no se puede vivir ni crecer desde la culpa», afirma Ana Asensio, psicóloga y directora de Vidas en Positivo.

La culpa es una emoción inevitable que nos sobresalta cuando pensamos que hemos hecho un daño que no se puede reparar. Como no podemos hacer nada, lo único que nos queda es sentirnos culpables por ello y situarnos en una posición de indefensión. A continuación, lo que ocurre es el arrepentimiento: «Arrepentirse de algo, pedir perdón e intentar reparar lo que sucedió son acciones humanas que, aunque no reparen lo sucedido, aliviarán los hechos y permitirán a la persona perdonarse y pasar a otro estado más sano y humano», explica Asensio. Pero esto solo debería ocurrir si realmente hemos hecho algo que lo merezca.

«Sentirse culpable por todo es distorsionado», comenta la psicóloga. Por eso, es importante desprenderse de ese rol dañino. «La culpa constante se aleja mucho de lo que es ser humano, no se es culpable de todo, pero es posible que nos hayan hecho sentir culpables de muchas cosas y hayamos asumido que ese es nuestro rol en la vida», concluye.

Por qué nos sentimos culpables por todo

Para dar respuesta a esta pregunta, es necesario poner atención a la autoestima y la confianza, que serán la claves para revertir la situación:

  • «Detrás de un sentimiento de culpabilidad extrema y excesiva hay una autoestima muy dañada. No se puede construir una autoestima sana bajo el paraguas de sentirse el culpable de todos los males. No se puede construir una autoestima sana bajo la premisa de que hemos fallado continuamente. No podemos empezar a querernos si sentimos que somos la causa de las desgracias que suceden a nuestro alrededor», señala la experta.
  • Como consecuencia, «al no poder desarrollar una sana autoestima, tampoco vamos a desarrollar una sana confianza porque el miedo se apodera de las personas que sienten culpa por todo y el nivel de estrés es muy elevado», añade.

¿Por qué la culpa afecta más a las mujeres?

A pesar de que todos nos sentimos culpables en algún momento de nuestra vida, son las mujeres las que más se sienten culpables sin motivo aparente. Hay dos razones a las que alude Ana Asensio para que este desajuste o distorsión de la realidad sea más propio de ellas.

  1. «Las mujeres estamos más conectadas con nuestras emociones, nuestro cerebro es más emocional biológicamente. Nosotras buscamos emociones en las situaciones cotidianas, nos relacionamos desde las emociones y empatizamos sintiendo y no tanto razonando», explica.
  2. «Hemos tenido el rol de cuidadoras y responsables de muchos aspectos de la vida y nos identificamos mucho con las situaciones, esto nos posiciona en un centro más dramático de la vida de sobreidentificación, mientras que el hombre es capaz de mirarlo todo más desde el patio de butacas sin tanta sobreidentificación y poniendo el plano racional en un lugar principal», sentencia.

 Cómo dejar de sentirse culpable por todo

Desde Vidas en Positivo, Asensio acompaña a personas con el propósito de cuidar su salud mental y lograr el bienestar emocional. Con tal fin, y con la culpa en el centro de la cuestión, la psicóloga enumera los pasos a seguir. Estos pasan por un gran trabajo interior y reseteo de pensamientos:

  • Determina las sobreexigencias que te aplicas.
  • Discierne si, por aquello que te estás sintiendo culpable, culparías a otra persona a la que quieres.
  • Ponte muy serio con el hecho de ser amable contigo mismo (y esto no significa ser complaciente).
  • Aprende a observar esa vocecilla que te juzga y mantenla a raya. Deja de lado ese mensaje que tanto tiempo has usado.
  • Baja el ritmo de tu agenda. Delega aunque sea con culpa, pero hazlo hasta que lo sientas como un hábito normal.
  • Date tus espacio de reflexión y respiración y comienza a plantearte lo que quieres y lo que te hace sentir bien para acercarte a ello.
  • Recuerda siempre que si nosotros estamos bien, todo a nuestro alrededor se beneficiará de ello, así que es importante y responsable aplicarnos autocuidado, hablarnos bien, darnos mimos y pedir ayuda.

Además, existe un sustituto a la culpa mucho más sano. «La culpa, una vez drenadas las emociones primarias iniciales de dolor y rabia, tiene un sustituto mucho más sano y es sentirse responsable de algo. En este caso, esta emoción es mucho más serena, más adaptada a la vida cotidiana. Esta responsabilidad te posiciona desde un lugar más activo para poder resolver aquello que pasó o si ya no es posible solucionarlo, te posiciona en el lugar de poder aceptar y pedir perdón», cuenta Asensio.

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