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SALUD MENTAL

¿Por qué estamos enganchados a los tranquilizantes?

Un informe del Ministerio de Sanidad desvela que cada vez más españoles consumen tranquilizantes con o sin receta médica. La psicóloga Patricia Ramírez (Patri Psicóloga en Instagram) nos explica por qué.

Por María Muñiz Marcelo

5 de enero de 2023 / 16:23

El 16% de los españoles ha tomado tranquilizantes en 2022; de ellos, más de 700.000 personas empezaron a consumirlos este último año. Por otro lado, cada vez son más los que confiesan haber hecho uso de ellos alguna vez en la vida. En concreto, este 2022 hemos conseguido el máximo histórico, con un 23,5% de la población que ya lo confirma. Todos estos datos forman parte del Programa de Encuestas sobre Alcohol y Otras Drogas en España (EDADES), que se realiza cada dos años y cuya última entrega acaba de difundir el Ministerio de Sanidad. Datos que, sin duda, han hecho saltar las alarmas sobre el estado de la salud mental de los españoles.

Y es que, a pesar de que hablar de la salud mental, afortunadamente, cada vez está más normalizado, también se está percibiendo un repunte en los problemas que sufrimos en este campo. Así lo argumenta Patricia Ramírez, más conocida como Patri Psicóloga en Instagram, donde habla de psicología y ha construido una gran comunidad gracias a su manera tan cercana de divulgar sobre el tema: «Ahora la salud mental tiene mucha visibilidad, sobre todo después de la pandemia, en la que la gente se atrevió a compartir cómo se sentía, y hemos normalizado que las personas somos vulnerables, que la felicidad no está relacionada con el nivel socioeconómico o con la salud, sino que hay muchas cosas detrás. Esto es un alivio para mucha gente que cargaba con una mochila de no quejarse por tener una vida aparentemente buena».

Y añade: «La pandemia también ha generado niveles mayores de salud mental, sobre todo en la población joven, que se ha visto con esas mascarillas, aislados, cambiando su tipo de relaciones, etc. Gente que ha perdido el trabajo, familiares que se han muerto… Hemos normalizado lo que ahora tenemos pero llevamos detrás, muchas veces en forma de trauma, estos dos años y sus consecuencias. Y tampoco ayuda la situación actual con la guerra, con la inflación y cómo se eleva el coste de la vida que muchos no pueden soportar», cuenta la psicóloga.

Así que, en este sentido, que cada vez seamos más los que consumimos tranquilizantes no puede hacer más que preocuparnos y preguntarnos directamente sobre el estilo de vida que llevamos. La ansiedad y la depresión son las enfermedades por excelencia del siglo XXI y no paramos de escucharlo, por lo que no es de extrañar que busquemos la manera de buscarles remedio.

Cada vez son más las personas que consumen tranquilizantes
Cada vez son más las personas que consumen tranquilizante con o sin receta./ Edward Berthelot/Getty Images)

Pero el problema está en que ya buscamos la solución a la desesperada, porque se ha disparado el consumo de tranquilizantes tanto con receta médica como sin ella. Casi el 30% de los españoles reconoce que puede conseguirlos sin pasar por la consulta de un profesional sanitario. Este tipo de medicamentos comienzan a consumirse generalmente a partir de los 35 años, aunque la edad media del primer consumo baja esta cifra a los 30,8 años para el primer consumo sin receta. Porque el 3,6% de la población española entre 15 y 64 años (franja de edad en la que se ha hecho el estudio) admite haber consumido tranquilizantes sin receta médica alguna vez en su vida, y el 1,3% de la población de esta misma franja de edad, haber hecho lo propio en los últimos 12 meses.

«Debe ser un médico el que prescriba si debe haber medicación. La medicación es algo muy rápido con lo que enseguida notas cómo mejoran tus síntomas, pero no llegamos a la raíz del problema. Hay trastornos de ansiedad que necesitan fármacos sí o sí aunque se haga tratamiento psicológico, pero muchos otros podrían tratarse sin medicación. Lo importante aquí es saber qué está generando esos problemas de salud mental«, explica Patri Psicóloga. «Si la gente toma ansiolíticos e hipnóticos es que no están durmiendo bien o que hay estresores que no están sabiendo manejar y normalmente lo que nos falta son recursos psicológicos para afrontar esas situaciones que nos generan miedo, incertidumbre, que nos llevan a rumiar… y hay herramientas psicológicas para que la gente pueda vivir con esa serenidad afrontando las situaciones que le desequilibran a veces sin tener que acudir a la medicación«, añade.

la falta de conciliación produce ansiedad
La falta de conciliación produce ansiedad./ Edward Berthelot/Getty Images)

Otro dato alarmante: son las mujeres las que más consumen estos fármacos. «Seguramente esto se deba a que la mujer todavía no es capaz de priorizarse. Sabemos que la mujer trabaja fuera de casa y también en casa. A pesar de que los hombres están mucho más presentes y son mucho más colaborativos (y están mucho más presentes a la hora de ejercer su paternidad), la mujer suele cargarse todavía con más actividades dentro y fuera de casa y esto nos lleva a un ritmo de vida no sostenible que nos exigimos nosotros pero que biológicamente no es viable. Hasta que la mujer no pueda tener medidas de conciliación en las que pueda compaginar el trabajo con la maternidad y con tener tiempo para ella es difícil que deje de sentir ansiedad», reconoce nuestra experta.

la tecnología produce ansiedad
La tecnología y pasar demasiado tiempo conectado a ella empeora la salud mental./ Edward Berthelot/Getty Images

Y la cosa no promete mejorar. El último mes deja todo preparado para una tendencia de crecimiento en 2023. En diciembre de 2022, un 9,7% de la población de entre 15 y 64 años usó algún tipo de hipnosedante. Un 12,1% de mujeres los consumía, frente a un 7,3% de hombres. En ambos casos, en el último mes se ha incrementado respecto al anterior dato registrado.

«Estas estadísticas nos llevan a estigmatizar el ritmo de vida que tenemos, que nos lleva a vivir con prisa, con ansiedad, con miedos, etc. Creo que lo que nos tiene que alarmar es el estilo de vida que estamos teniendo, en el que a veces no tenemos tiempo para el autocuidado, los hábitos de vida saludables, practicar meditación a diario, etc. Nos tiene que hacer reflexionar sobre las horas que dedicamos al trabajo, a las redes sociales, el tiempo que perdemos con hábitos de vida poco saludables y cómo poder llegar a conciliar para que las personas tengan un poco más de tiempo y calidad de vida», sentencia la experta. Algo que ella misma también reconoce en su libro Vivir con serenidad, de la editorial Grijalbo, donde da 365 consejos para vivir con lo bueno y lo malo pero desde un punto de vista más contemplativo y calmado.

Además, como sociedad es inevitable que nos preocupe que el 13,7% de los ciudadanos de 15 a 34 años consuma hipnosedantes del tipo que sean. Es decir, una gran parte de los jóvenes desde la adolescencia ya sufre de ansiedad y otro tipo de trastornos relacionados. Y entre las culpables están las nuevas tecnologías: «La población más joven tiene ahora un problema con la tecnología. Se acuestan con el teléfono, que con las redes sociales intervienen en nuestra calidad de sueño porque activan nuestro sistema cognitivo y dificultan que puedas conciliar el sueño y que este sea de calidad. Tenemos que tener medidas de higiene del sueño, como apagar el teléfono una hora antes de irnos a la cama, tener algún ritual que favorezca el sueño, como leer unos horarios apropiados, etc.», explica.

No se trata de estigmatizar los tranquilizantes, ya que, si son necesarios y prescritos por un médico experto en la materia, hay que confiar en ellos, sino en complementarlos con tratamiento psicológico: «Se deben hacer técnicas de relajación, de meditación, valorar la importancia que tiene el sueño, desconectar de las redes sociales, relacionarse con gente, tener tiempo para el autocuidado, practicar hábitos de vida saludable como es el ejercicio físico, aprender a gestionar los miedos y a nivel cognitivo aprender a pensar de una manera útil, no rumiante. Pero en ningún momento esto puede sustituir a la medicación que te hayan marcado», sentencia Ramírez siguiendo los consejos de su propio libro.

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