Salud mental: así está nuestro estado anímico tras la pandemia

Una de las ‘consecuencias positivas’ que nos ha dejado la pandemia por Covid-19 ha sido sentirnos todos iguales en el sentido de que, al final, todos tenemos que enfrentarnos a situaciones que parecen superarnos. Nuestras preocupaciones, nuestras emociones, pensamientos, nuestros propósitos, nuestro amor por los seres queridos… Pero, sobre todo, nos ha dado la posibilidad de hablar de la salud mental más a menudo y en voz alta, darle mayor visibilidad y la importancia que se merece, ya que, de alguna forma, este acontecimiento nos ha tocado a todos por igual.

“En alguna ocasión todos hemos pasado por situaciones difíciles y en general, los problemas a los que nos enfrentamos en nuestra vida son muy parecidos a los de otras personas. Sin embargo, aunque tengamos dificultades parecidas lo que realmente marca la diferencia es con qué actitud somos capaces de enfrentarlas. Es entonces, cuando se convierte en fundamental el conocernos y tener una buena salud mental”, nos cuenta Patricia Castaño, Socióloga y Coach, experta en autoconocimiento y crecimiento personal.

Cómo ha afectado la pandemia a nuestra salud mental

Es ahora cuando hemos empezado a ser conscientes de la importancia que cobra el cuidado de la salud mental y lo necesario que es hablar de ello, ya que los datos hablan por sí solos.

Una de cada 4 personas sufrirá un trastorno mental a lo largo de su vida, entre el 35 y el 50% no serán tratados correctamente.

Debido a la pandemia, los casos de trastornos mentales han aumentado en un 3% en los menores, mientras que un 9% de la población, en general, sufre algún trastorno mental en la actualidad.

Estas cifras se han visto agravadas respecto a años anteriores, por el impacto del coronavirus, y es que: “La incertidumbre, el no poder socializarnos con nuestros allegados, las pérdidas de conocidos o seres queridos, el tener que estar en casa confinados, etc… ha generado en muchas personas emociones como: angustia, ansiedad, estrés, miedo, que han puesto de manifiesto la relevancia que tiene la salud mental en el ser humano”, afirma la experta.

“El covid ha tocado en muchas personas ‘cosas’ que estaban ocultas y con esta pandemia hemos tenido la oportunidad de darle la importancia y el valor que realmente tiene la salud mental”.

Antes de este episodio, que lamentablemente nos ha tocado vivir, puede que viviéramos la vida con otra perspectiva, en automático, dejándonos llevar por nuestras obligaciones del día a día “sin ser conscientes de lo importante que es conocernos y tener herramientas para poder gestionar nuestra mente, cuerpo y emociones”, asegura.

Cuándo es hora de acudir a un psicólogo o terapeuta

 “El momento ideal para acudir a un profesional es cuando uno se ve atascado o bloqueado con algún aspecto de su vida”, nos cuenta la experta.

Tener una buena salud mental está en sintonía con un bienestar emocional, psicológico y social. Para ello, contar con la ayuda de un profesional que nos guíe nos proporcionará otra perspectiva de nuestro pensamiento, que nos hará afrontar nuestros problemas de diferente forma y quizás, con una mayor madurez. “Cualquier etapa de cambio puede ser una buena ocasión para poder revisar qué cosas se están moviendo en uno mismo y qué puede hacer para llevarlo de la mejor manera posible. Sin embargo, desgraciadamente, la mayoría de la gente pide ayuda cuando ya está en el abismo, cuando sus pensamientos y emociones son tan pesados que no saben manejarlos y aunque en esos momentos las terapias son de gran ayuda sería mucho más conveniente el prevenir antes que sanar”, recomienda.

Cómo romper con los estigmas de la salud mental

Romper con el estigma de ‘si voy al psicólogo es porque no estoy bien de la cabeza’ es uno de los retos a los que este sector siempre se ha enfrentado y que la pandemia ha contribuido a visibilizar, incluso con ayudas y medidas que se están llevando a cabo actualmente por parte del Ministerio de Sanidad. Y es que, por desgracia, y también debido a la pandemia, la Sanidad Pública tiene sus consultas de psicología y psiquiatría saturadas, algo que imposibilita una mayor fluidez en este sentido.

Pero aquí es donde entra en juego otro factor a tener en cuenta, el coste de las consultas privadas. ¿Pueden permitírselas todo el mundo? “Si te dijera que esas sesiones te servirán para sentirte más tranquila contigo misma, más segura y confiada y que con ellas conseguirás herramientas para poder transitar cualquier momento tormentoso de tu vida creo que le daríamos el valor que realmente tienen las terapias”, nos dice. “Nos gastamos un dinero desorbitado cuando ocurren acontecimientos especiales, como, por ejemplo, una boda en la que derrochamos dinero para un vestido, unos zapatos, un maquillaje, un peinado que tan sólo disfrutaremos unas horas, si ese mismo dinero lo empleáramos en conocernos más y en desarrollarnos más personalmente sinceramente creo que tendríamos una sociedad mejor, más consciente, más pacífica y más empática”, asegura la coach emocional.

En cualquier caso, la experta nos cuenta que, si uno no puede hacerse cargo del dinero que cuesta una terapia, por suerte, contamos con muchas asociaciones sin ánimo de lucro que contribuyen de forma gratuita a dar terapia a las personas sin recursos. “Creo que lo importante es querer dar el paso de ponerse en movimiento y querer salir de su estado de confort (que de confortable tiene poco)”, asegura.

En su cuenta de Instagram Patricia comparte frases positivas que nos ayudan a reflexionar, esta es una de ellas.

Dar este paso, para muchas personas, se convierte en algo complicado. Sentir miedo, vergüenza, inseguridades… es algo normal, tanto en los más jóvenes como en adultos, pero es entonces cuando hay que ser conscientes de la importancia del cuidado mental, más allá de tener que enfrentarse a una enfermedad mental más grave.

“Sinceramente, creo que estamos en el camino y, aunque algunas personas siguen ancladas en la creencia de no necesitar ayuda, la realidad es que esta pandemia nos ha hecho ser conscientes de lo poco que nos conocemos y lo difícil que nos resulta gestionar nuestros pensamientos y emociones. Sobre todo, en situaciones de estrés como pueden ser los procesos de cambio”, concluye Patricia.