Comida para el bienestar y el medio ambiente./ Imagen: Unsplash.
Alimentación
Comer sano también pasa por adoptar una dieta más sostenible
Comer sano no consiste solo en adoptar una alimentación más saludable, sino también en alimentarse de forma más respetuosa con el planeta.
16 DE JUNIO DE 2023 / 12:29
Si hay una faceta en la que más cuesta mantener los buenos propósitos, es la alimentación. “Comer sano” es algo tan genérico que al final, volvemos a caer en esos malos hábitos. Pero si hay una faceta de nuestra vida en la que es importante adoptar hábitos duraderos, es la nutrición. Si comer bien te parece una meta inalcanzable, hay algunas claves que pueden ayudarte a mantener una alimentación saludable en el medio y largo plazo.
Pero una buena alimentación no pasa solo por cuidarnos a nosotros mismos. Aunque parezca que no tiene que ver, comer sano pasa también por adoptar una alimentación que sea saludable para el planeta.
Guía de recomendaciones dietéticas sostenibles
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) publicó una nueva guía en la que, por primera vez, proporciona recomendaciones dietéticas sostenibles, en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se trata de una dieta respetuosa no solo con la salud de las personas, sino también con el medioambiente. Entre las novedades, por ejemplo, aparecen la carne, los huevos y los lácteos como grupos de alimentos opcionales, de cero a tres o cuatro raciones recomendadas por semana.
El Comité Científico que ha elaborado la guía considera que una dieta variada y equilibrada puede mejorar el estado de salud y bienestar, además de reducir el impacto medioambiental. La clave es un mayor predominio de alimentos de origen vegetal y una menor presencia de los de origen animal. La dieta tradicional mediterránea es un ejemplo.
¿Y cómo se puede traducir esto en tu vida diaria? Volver a cocinar como nuestras madres y abuelas puede ser un primer paso. Otros hábitos que pueden ayudarte en el día a día son:
Haz la compra en el mercado
Es posible que tengas uno en tu barrio. El teletrabajo puede ayudarte a adoptar tus horarios para bajar a hacer la compra en esas horas en que está más vacío.
Compra producto local
Es posible que en tu localidad haya huertas. Si vives en una gran ciudad, seguro que hay algún grupo de consumo. Algunos te llevan a casa la caja de frutas y verduras.
Elige producto de temporada
En muchas ciudades hay ya huertos urbanos. También las cooperativas adquieren el producto en huertos cercanos a la localidad.
Reducir el consumo diario de lácteos
Puedes jugar con los colores y probar cómo es, por ejemplo, elaborar platos de tonos naranjas y marrones con los frutos del otoño. Calabaza, castañas, setas… Una vez que te acostumbres, no echarás de menos muchos alimentos fuera de temporada sino al contrario, disfrutarás asando manzanas en invierno y al degustar unos hermosos tomates de la huerta en verano, cuando el cuerpo necesita alimentos con más agua para combatir el calor, como la sandía y el melón fresquitos.
La guía de la AESAN recomienda un consumo diario de aceite de oliva en todas las comidas principales del día y tres o más raciones de frutos secos a la semana, hasta una diaria, sin sal, grasas ni azúcares añadidos. También propone hasta cuatro huevos a la semana y sugiere sustituir los cereales refinados por cereales de grano entero e integrales, de tres a seis raciones al día. Algunas pueden ser sustituidas por el consumo de legumbres, que son la fuente principal de proteínas de origen vegetal en la dieta. Se recomienda un consumo moderado de patatas y tubérculos, que son la base de muchos de nuestros platos tradicionales, y de, al menos, cinco raciones al día, mínimo tres de hortalizas y dos o tres de frutas.
Además, se recomienda consumir tres raciones de lácteos al día como máximo, sin azúcares añadidos. Debido al elevado impacto ambiental de estos alimentos, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición sugiere reducir el consumo diario si se toman alimentos de origen animal. La AESAN recomienda tomar al menos tres raciones a la semana de pescado, preferentemente azul. La pirámide de dieta mediterránea sostenible propone limitar a un máximo de tres raciones semanales el consumo de carne, priorizando la de aves y conejo y minimizando la procesada.
La población veggie es rural, joven y mujer
Aunque al principio te pueda parecer difícil de aplicar, es tan sencillo como volver a la dieta mediterránea tradicional. No se trata de hacerte vegetariano de un día para otro, aunque sí puedes seguir algunos de sus principios. Según una encuesta de ProVeg Internacional y VeganaGal, los españoles están cambiando su alimentación a una dieta más sostenible y por empatía animal, así que no serás el único.
Entre los cinco productos vegetales más consumidos están: la leche vegetal, el tofu, la soja y los guisantes texturizados, las hamburguesas vegetales y tiras o bocados, seguidos de los yogures o postres lácteos y el queso vegetal, con un consumo muy por encima del resto de población. Suelen comprarse en supermercados, tiendas veganas y herbolarios, aunque no siempre es fácil encontrarlos. Un 58 % de las personas consumen de vez en cuando las opciones vegetales de grandes cadenas de restauración como Burger King o Telepizza.
La mayor encuesta sobre los hábitos alimentarios de la población española flexitariana, vegetariana y vegana se ha realizado en una muestra de 2749 personas en España. El 44 % de personas vegetarianas tienen de 25 a 35 años, entre 25 y 34 en el caso de flexitarianas y veganas. La mayor parte de la población veggie es femenina. El 83 % de las personas flexitarianas, el 87 % de las vegetarianas y el 79 % de las veganas. Y aunque parezca que lo veggie es algo moderno y urbanita, en realidad se da más en el mundo rural. Son personas laicas en comparación a la sociedad general.
Un 30 % lleva esa alimentación desde hace uno o tres años, y la mayoría hizo una transición desde la omnívora. Más de la mitad de flexitarianas y vegetarianas tiene la intención de hacerse vegana. La principal razón para llevar una alimentación vegetal son los animales, seguida por la sostenibilidad y medio ambiente, la salud y la justicia alimentaria. A la hora de tomar la decisión la mayoría se ha dejado motivar por las redes sociales, además de documentales, películas o series.
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