
Las empresas que cuentan con personas discapacitadas en sus nóminas destacan el buen clima laboral que suelen generar. FOTO: Getty.
SOLIDARIDAD
Un proyecto que transforma vidas y el valor de contratar a una persona con discapacidad
La Fundación Integralia DKV celebra su 25º aniversario. Descubrimos lo que hay detrás de una iniciativa pionera para favorecer la inserción laboral de este sector de la población.
30 DE ENERO DE 2025 / 17:03
«Fijaos en sus caras», nos susurran. Miramos alrededor y vemos a un grupo de empleados concentrados en su trabajo que, al levantar la vista, siempre sonríen. Nos encontramos en la sede madrileña de la Fundación Integralia DKV, una institución que este año cumple su 25º aniversario. Desde su creación, en 2000, sus impulsores han venido demostrando que contratar a personas con discapacidad no es sólo un acto de solidaridad: es además una excelente inversión. «Somos, en general, un país de quejicas. Estas personas, sin embargo, se muestran contentas en el trabajo, tienen un nivel de absentismo muy bajo, generan buen ambiente… Aportan mucho valor a una organización», argumenta Javier Vega de Seoane, presidente de DKV Seguros. Al directivo le gusta decir que, mientras que al resto se nos podría calificar como gente ordinaria, ellos son personas extraordinarias, ya que las dificultades les han hecho desarrollar capacidades más allá de los límites.
Todo comenzó con una necesidad. Hace más de dos décadas, DKV quiso mejorar la atención telefónica a sus asegurados, así que se puso en marcha un Contact Center en El Prat de Llobregat y se decidió que estuviera atendido por personas con discapacidad, para favorecer su inclusión laboral. Lo que arrancó con nueve empleados ha derivado en una nómina de casi 600 trabajadores (todos ellos con algún tipo de discapacidad) repartidos en ocho centros especiales de empleo que se ubican en varios puntos de España, además de contar con presencia en otros países, como Portugal, Colombia, Chile, Perú o India. Y sus servicios de atención telefónica ya no sólo se prestan a los propios clientes de DKV, sino también a los de otras 70 empresas e instituciones, entre ellas la consultora Accenture, el banco Sabadell o el Ayuntamiento de Zaragoza, por citar algunos. La labor de la fundación es tan exitosa que no depende de apoyos económicos externos, sino que se autofinancia.


Vega de Seoane no puede ocultar el orgullo que siente cuando habla de esta organización, la joya de la corona de DKV. «Al resto de nuestros empleados también les motiva saber que su empresa tiene un propósito», alega. Pero, para orgullo, el de Cristina González Hipólito, directora general de la Fundación Integralia, que no puede ocultar la emoción al desgranar su labor al frente de este organismo: «Antes de entrar a trabajar en la fundación no sabía nada de discapacidad… ¡ni de contact centers! Fue un reto muy bonito. Hoy no me dedico a esto como si fuera un trabajo; para mí, es mi vida». Menciona como gran referente a Javier de Oña, subdirector general de la fundación. «Él tenía 26 años cuando sufrió un accidente de moto y se quedó tetrapléjico. Siempre le escucho decir que, si se fijara en lo que no puede hacer, su vida sería una porquería, pero como se fija en lo que sí puede hacer, su vida es fantástica. Cuando tienes este tipo de ejemplos cerca, tú también vives tu vida de manera diferente», comenta.
A unos metros del despacho donde conversamos trabajan varias personas que se desplazan por el espacio en sillas de ruedas. También hay personas con problemas visuales cuyas pantallas están adaptadas a sus necesidades. Un poco más lejos se atisba a una chica dentro de un cubículo de cristal, porque sufre de agorafobia, pero le han dado las condiciones necesarias para que de todos modos pueda acudir cada día a un centro de trabajo, en vez de quedarse encerrada en casa. Ya hay mucho camino andado, pero queda mucho por hacer. «Estamos trabajando en un plan estratégico, pues la Inteligencia Artificial hará muchas de las cosas que estábamos haciendo nosotros. Tenemos que ver cómo integrar la IA y buscar servicios de valor añadido en los que podamos incorporar la inteligencia emocional, la empatía, la creatividad…», enumera el presidente.
También han desarrollado un Hub de Diversidad Digital para dar nuevas competencias a las personas con discapacidad, es decir, para «aportarles una formación especializada muy orientada al empleo», según Cristina, de manera que puedan contratarles otras compañías. Por todas sus iniciativas han recibido ya numerosos reconocimientos, como el Premio a la Calidad de la Generalidad de Cataluña (2004), el Premio de la Asociación Aragonesa Pro-Salud Mental (2027) o el Premio Empresarial Vocento a la Mejor Fundación/Proyecto Social (2024). Pero para el equipo de la fundación el mayor logro es saber que esas personas que ahora les sonríen desde sus puestos de trabajo han conseguido transformar sus vidas.
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