La psicóloga Belén Colomina, desde la zona cero de la DANA: “Solo saldremos adelante con humanidad y solidaridad”

Las recientes inundaciones provocadas por la DANA en Valencia han dejado una marca profunda en la zona, y superan la capacidad de respuesta de autoridades y ciudadanos. Las consecuencias de esta catástrofe, que ha devastado hogares y desbordado los recursos básicos, han generado un ambiente de tensión y ansiedad entre los afectados, que ven su entorno transformado en zona de desastre.

“Lo que se vive aquí es indescriptible; hay dolor en cada calle, cada rincón”, explica Belén Colomina, psicóloga de emergencias que se encuentra en la zona cero brindando apoyo. Colomina relata que la devastación es tal que las palabras no alcanzan para transmitir las emociones, sonidos y olores que se perciben en el lugar.

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Pese a que se emitieron alertas previas sobre la DANA, las medidas preventivas resultaron insuficientes, dejando a la comunidad expuesta a inundaciones que arrasaron infraestructuras y viviendas. La respuesta oficial se ha visto limitada, y ha sido la misma ciudadanía quien ha asumido gran parte de la labor de rescate y apoyo. “Una vez estás aquí, cualquier ayuda parece poca. Todos colaboramos en lo que podemos”, añade Colomina.

Cómo lidiar con las consecuencias psicológicas de la catástrofe

En situaciones de alto impacto como esta, las reacciones emocionales varían enormemente, señala Colomina. “Cada persona procesa estos eventos a su manera: algunos sienten angustia, otros miedo, ansiedad o tristeza. Todas las reacciones son válidas y debemos respetar los tiempos y procesos de cada uno”, explica la experta.

Incluso quienes siguen la tragedia a distancia, a través de los medios y redes sociales, pueden experimentar estrés al ver las imágenes impactantes de destrucción y desolación.

La psicóloga subraya la importancia de la denominada ventilación emocional para quienes están lidiando con el trauma: “Hablar de lo que se vive y activar la ayuda son medidas fundamentales. El autocuidado emocional es esencial: parar, respirar, buscar apoyo y mantener la calma. Así se puede restablecer la estabilidad emocional”, recomienda. Estas prácticas ayudan a mitigar el impacto del estrés, un paso crucial para restablecer el equilibrio emocional en medio de la crisis.

Cómo explicar la tragedia a los niños 

La catástrofe también afecta de manera particular a los niños, quienes requieren un acompañamiento especial para comprender y procesar la tragedia. Colomina sugiere “ponerse a su altura, escucharlos sin juzgar y responder a sus preguntas con un lenguaje claro y adaptado a su edad», haciendo hincapié en la importancia de validar sus emociones y ofrecerles un espacio seguro para expresar sus miedos.

La experta añade que hablar de lo sucedido es esencial para los más pequeños, pues evita que repriman sus sentimientos, lo cual podría tener efectos negativos en su salud emocional a largo plazo. Belén Colomina señala que los adultos deben sintonizar con los miedos e inseguridades de los niños, mostrándose accesibles y comprensivos. «No hay un tiempo para hacerlo, cada cual tiene el suyo, es un proceso. Reconduce en constructivo, sin mentir. Con un lenguaje que pueda ayudarle a comprender», aporta Belén Colomina.

Solidaridad, la única esperanza en tiempo de crisis

La resiliencia de los voluntarios y profesionales que brindan apoyo en Valencia se ha convertido en un pilar de esperanza para la comunidad. Belén Colomina destaca la importancia de esta red de solidaridad, reconociendo la dedicación de quienes ayudan en los pueblos afectados.

“Sigamos construyendo una red compasiva, cuidándonos mutuamente. Queda mucho por hacer, pero la humanidad y la solidaridad serán nuestras mejores aliadas para salir adelante”, explica la psicóloga de emergencias. Como concluye la experta, esta tragedia ha puesto de manifiesto el poder de la empatía y el apoyo mutuo, valores que fortalecen a una comunidad enfrentada a una de sus pruebas más duras.