Desayunar aporta energía y previene ciertas enfermedades./ Foto: Kate Spade.
Alimentación
No te saltes el desayuno: esto es lo que le pasa a tu cuerpo si no comes nada por la mañana
Prescindir de la energía que te aporta la primera comida del día puede hacer que te sientas cansada, confusa e irritable y tener efectos muy negativos para la salud de tu organismo.
Por Marcos López
22 DE DICIEMBRE DE 2023 / 07:30
Se habría el debate y se confirmaba: el desayuno no es la comida más importante del día. Aunque esto no es del todo cierto. A lo que se refería esta afirmación es que no hace falta comer nada más levantarte si no quieres, pero el desayuno tiene innumerables beneficios para la salud. También aporta la necesaria energía con la que comenzar, y avanzar, la jornada. Ya se tome de buena mañana, nada más despertarse, o al cabo de unas horas, rozando el mediodía.
Es cierto que cada persona funciona de una manera distinta, y que como explica Rocío López, dietista-nutricionista en el Consultorio Médico Los Ángeles de Madrid, “no todo el mundo siente la necesidad de tomar un buen desayuno para empezar el día”. Pero cuidado: retrasar demasiado esta primera comida puede tener consecuencias negativas para tu organismo. Más aún si te lo saltas. Aquí tienes seis razones para no hacerlo.
Tus niveles de glucosa caerán
Los nutrientes que tomas con el desayuno permiten que tus niveles de azúcar en sangre se mantengan estables. Lo que no ocurre en caso de saltártelo. Ten en cuenta que esta primera comida es, como su propio nombre indica, un des-ayuno, y que su objetivo es romper con el ayuno que mantuviste durante la noche y que hace que tus niveles de glucosa en sangre se encuentren bajo mínimos al despertarte. Ha llegado el momento de meter energía en el cuerpo para que estos niveles no continúen bajando.
Además, esta falta de control de los niveles de azúcar se asocia a un efecto muy nocivo a largo plazo: las personas que se saltan el desayuno tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Te cuesta más concentrarte
Tu cerebro, como el resto de los órganos y tejidos de tu cuerpo, necesita energía. Y, al negarle los nutrientes esenciales incluidos en el desayuno, el cerebro, que ya se vio obligado a tirar de reservas para soñar mientras dormías, carece de la fuerza necesaria para funcionar correctamente. ¿El resultado? Te cuesta concentrarte, parece que tu memoria y demás capacidades cognitivas no han querido acompañarte y se han quedado en la cama.
No eres un caso aislado: los estudios demuestran que saltarse esta comida, o incluso tomar un desayuno insuficiente, conlleva un empeoramiento del rendimiento cognitivo a lo largo de todo el día.
Se ralentiza el metabolismo
Tu metabolismo tiene la sana costumbre de recibir sus calorías a primeras horas de la mañana. Una regularidad que se verá interrumpida en caso de que omitas el desayuno y que hará que tu metabolismo se vea ralentizado. Y un metabolismo lento es una de las principales causas de la ganancia de peso.
La experta en dietética y nutrición apunta que “la regularidad en las comidas juega un papel muy importante a la hora de mantener un equilibrio metabólico. Y saltarse el desayuno puede tirar por tierra este equilibrio, ya que afecta a la capacidad del cuerpo para almacenar y utilizar la energía de forma eficiente”. De hecho, hay que elegir bien la hora del desayuno si se quiere acelerar el metabolismo.
Atracones para matar el hambre
Una vez más, la clave es la regularidad. Tu cuerpo está acostumbrado a recibir alimentos de cuando en cuando, por lo general, siempre a las mismas horas de día. Y si esto no es así, echará en falta sus habituales calorías. Aquí es cuando aparecen el hambre y los antojos. Tu cerebro te empujará a darte atracones a lo largo del día para suplir la falta de energía.
Los estudios son contundentes al respecto: saltarse el desayuno se asocia a un mayor consumo de carbohidratos, azúcares y grasas.
Suben los niveles de cortisol
El cortisol es la hormona del estrés. Y pocas cosas resultan más estresantes para el organismo que negarle su necesario alimento. Por tanto, la omisión del desayuno provoca que los niveles matutinos de cortisol se disparen, lo que hace que sientas ansiedad, tu corazón se acelere y estés más irritable. También que tengas más apetito y duermas peor.
Agotado ya de buena mañana
Se cierra el círculo: el cuerpo no recibe su energía para afrontar la jornada, tus niveles de azúcar se desploman y te sientes cansado, adormecido y muy, muy irritable. Incluso aunque saliste de la cama hace sólo unas horas. Y queda un largo día por delante.
Recuerda que, concluye Rocío López, “esta negación de alimentos matutinos es en realidad una continuación del ayuno que guardaste mientras dormías”. Y si tu organismo sigue sin reponer sus fuerzas, no puede funcionar correctamente, lo que se manifiesta con migrañas, fatiga adicional, cambios bruscos en el estado de ánimo y un bajo rendimiento cognitivo.
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