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Postre de frutos rojos./ Imagen: Pexels.
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En su libro "La revolución de la glucosa", la bioquímica Jessie Inchauspé nos cuenta la importancia de los picos de glucosa en el organismo y cómo podemos evitarlos.
Por Sara Flamenco
7 de julio de 2023 / 09:54
El concepto glucosa lo hemos escuchado cientos de veces, sobre todo relacionado con la diabetes. Pero no hace falta sufrir esta enfermedad para que te afecten los picos de glucosa. Esto es lo que pretende transmitir la bioquímica Jessie Inchauspé con su libro La revolución de la glucosa. Empecemos con la definición de la glucosa. Se trata de «una molécula que nuestro cuerpo necesita para generar energía, de hecho, es su fuente preferida de energía y se obtiene de los alimentos dulces y el almidón», explica la experta. Pero, ¿qué pasa si consumimos demasiada y demasiado rápido? Que se producen los temidos picos de glucosa.
Los picos son aumentos y descensos súbitos de la concentración de glucosa en sangre después de comer. El objetivo de la diosa de la glucosa es evitar estos picos, sea cual sea nuestro nivel en ayunas, porque lo problemático es la variabilidad que estos provocan. «Pasarse años experimentando picos a diario de forma repetida es lo que aumenta lentamente nuestro nivel de glucosa en ayunas, un patrón que no descubrimos hasta que se clasifica ese nivel como prediabético. Y, para entonces, los daños ya han empezado», dice en su libro.
La finalidad de la glucosa es convertirse en energía, pero las células sólo pueden quemar la cantidad de glucosa necesaria, no más, por lo que si le aportamos demasiada glucosa en un corto espacio de tiempo, se segregan radicales libres. «Los radicales libres son un gran problema porque todo lo que tocan se daña. Se rompen porque sí y modifican nuestro código genético, crean mutaciones que activan genes nocivos y pueden llegar a provocar que desarrollemos cáncer«, advierte Inchauspé.
En circunstancias normales, vivimos con una cantidad moderada de radicales libres en las células pero si sufrimos picos de forma repetida, la cantidad que se produce se vuelve indomable. De esta forma, aparece el estrés oxidativo, responsable de otras patologías como cardiopatías, diabetes tipo 2, deterioro cognitivo y envejecimiento en general.
Pero existe otro proceso que se activa cuando experimentamos un pico de glucosa. Esta es la glicación, que hace que las células se dañen para siempre. Este proceso es algo normal; es una parte inevitable de la vida. Por eso envejecemos, por eso nuestros órganos se deterioran lentamente y por eso acabamos muriendo al final. No podemos detener este proceso, pero lo podemos ralentizar o acelerar«, dice la experta en su libro.
Un exceso de radicales libres, de estrés oxidativo y de glicación deriva en un estado generalizado de inflamación del cuerpo. La inflamación crónica es el origen de la mayoría de las enfermedades crónicas como las embolias, ciertas enfermedades respiratorias, los trastornos cardiovasculares, las enfermedades hepáticas, la obesidad y la diabetes.
Para eliminar el exceso de glucosa en el organismo, el páncreas segrega una hormona llamada insulina cuya finalidad es almacenar ese exceso de glucosa en diferentes partes del cuerpo, como el hígado o nuestros músculos. Cuando tenemos ambos almacenes abarrotados, esa glucosa extra se convierte en grasa, que puede almacenarse en forma de michelines, sí, pero también en el hígado o en nuestras arterias.
«Cuantos más picos de glucosa experimentamos, más insulina se segrega en el cuerpo. A largo plazo, los altos niveles crónicos de insulina pueden provocar obesidad, diabetes tipo 2 y SOP (Síndrome de Ovario Poliquístico), entre otras patologías», comenta Inchauspé. «Una de las consecuencias más importantes de aplanar nuestras curvas glucémicas es que automáticamente también aplanamos nuestras curvas de insulina«.
En su libro La revolución de la glucosa, Jessie Inchauspé nos da diversos trucos para controlar los picos de glucosa. Comer los alimentos en un orden determinado; añadir un entrante verde a nuestras comidas; dejar de contar calorías; desayunar salado; no consumir azúcar y, si lo haces, con moderación; tomar vinagre antes de comer; moverte después de hacerlo; picar salado entre horas; comer los hidratos de carbono junto a otros nutrientes; y, convertir los antojos dulces en un postre, no en un snack para comer entre horas. Este último consejo es en el que vamos a centrarnos para explicar por qué es diferente comer algo dulce después de la comida a comerlo a mitad de la mañana o de la tarde, por ejemplo.
Según nos cuenta Jessie Inchauspé, cuando acabamos de comer el cuerpo entra en lo conocido como estado posprandial, que es el proceso en el cual el cuerpo digiere, ordena y almacena las moléculas de comida que acaba de ingerir. Para ello, la sangre se dirige a nuestro sistema digestivo, las hormonas se alteran, algunos sistemas se ralentizan (como el inmunológico) y otros se activan (como el almacenamiento de grasa). Cuanto más pronunciado sea un pico de glucosa o fructosa después de una comida, más exigente será el estado posprandial porque tendrá que gestionar más radicales libres, más glicación y más segregación de insulina.
Al comer muchas veces al día, sometemos a nuestro cuerpo a un estado posprandial más largo, por lo que nuestro cuerpo se dedica a trabajar para digerir esa comida y no tiene tiempo para limpiar el organismo. Cuando nos abstenemos de picotear entre horas, nuestro sistema permanece menos tiempo en estado posprandial, por lo que nuestros niveles de insulina bajan y podemos volver a quemar grasa en vez de acumularla. No es que Inchauspé recomiende el ayuno intermitente para todo el mundo, pero te anima a comer tres veces al día y escuchar a tu cuerpo para ver cómo te encuentras.
Si ese bocado dulce lo reservamos para después de la comida, en lugar de comerlo en solitario, disminuirás el pico de glucosa que produce en tu organismo. Comer azúcares y almidones al final de otros alimentos con grasas, proteínas y fibra hace que vayan más lentos a nuestro torrente sanguíneo.
«Cuando tomas azúcar con el estómago vacío, arrojas tu sistema al ruedo posprandial, para que cabalgue un gran pico de glucosa y fructosa«, asegura la bioquímica. Eso sí, también tiene previsto qué hacer cuando no puedes evitar comer algo dulce entre horas. Para esas ocasiones excepcionales, Jessie Inchauspé recomienda tomar antes del bocado dulce un buen vaso de agua con una cucharada de vinagre. Eso hará que tu pico de glucosa no sea tan pronunciado.
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