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Un cosmético ecológico de calidad puede llegar a tener casi el 100% de principio activo en su fórmula./ Unsplash.
BELLEZA
Sabemos que es buena para el medioambiente y que los productos naturales que contiene cuidan la piel. Pero, ¿puede ofrecer tantos beneficios como la cosmética convencional?
Por Mónica Heras
11 de agosto de 2022 / 07:34
Puede que la cosmética ecológica haya conseguido ya hacerse un hueco en las tiendas e incluso en la cabeza de los consumidores. Si tienes algo de conciencia medioambiental y te preocupa mantener tu cuerpo libre de productos químicos, tal vez hayas probado alguna crema, un desodorante o uno de los maravillosos productos solares que cuidan de los mares.
Sin embargo, todavía sobrevuela la duda acerca de la efectividad de este tipo de productos: ¿de verdad son capaces de hacer algo por mi piel, más allá de mantenerla limpia de tóxicos? Lo cierto es que aunque la cosmética natural evoluciona tan rápido como cualquier otra y emplea métodos sofisticados para dar con fórmulas impecables, muchas personas aún piensan que se trata de ‘mejunjes’ hechos en casa y con una dudosa eficacia.
Para sacudirnos de una vez por todas estos prejuicios, hemos hablado con una de las mujeres que más sabe de cosmética natural, orgánica y ecológica: Cristina Morales Cifuentes. Es licenciada en Farmacia especializada en dermocosmética y a lo largo de su experiencia fue observando un progresivo aumento de dermatitis y alergias a algunos ingredientes cosméticos. Fue por esto que decidió buscar una alternativa basada en principios activos de origen natural, creando, hace ya 6 años, Verum Natura, un espacio donde ofrece una cosmética que refleja su forma de entender la salud y el cuidado personal con lo más importante: un asesoramiento personalizado.
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Partiendo de la premisa de que no hay ninguna normativa que regule que un cosmético sea “natural”, podemos considerarlo cuando sus ingredientes son de origen natural (vegetal o mineral), los cuales pueden ser obtenidos directamente de la naturaleza o sometidos a ciertos procesos químicos permitidos. Pueden contener algún ingrediente químico (generalmente conservantes) en muy pequeña cantidad.
Un ingrediente es natural porque procede de la naturaleza pero no implica que provenga de un cultivo ecológico. En un cosmético la diferencia principal es el porcentaje de ingredientes ecológicos del producto. Un cosmético se puede considerar ecológico cuando contiene más de un 80% de ingredientes procedentes de la agricultura ecológica (no contiene pesticidas, ni ingredientes refinados y los aceites vegetales siempre son de primera presión en frío.) Esto es muy importante porque significa que van a contener más cantidad de principios activos.
Lo primero que quiero decir es que para mí los “ingredientes limpios” pueden ser tanto naturales como sintéticos, siempre que no afecten a la salud. Por suerte, en Europa contamos con organismos oficiales que se encargan de verificarlo. Esto no quiere decir que no existan ciertos ingredientes que, en estudios científicos, hayan demostrado tener algún efecto negativo en el organismo, como es el caso de los disruptores endocrinos y que se continúan utilizando en la cosmética convencional, regulando su dosis.
Estas sustancias penetran en el organismo y actúan como hormonas produciendo un desequilibrio. Tienen este efecto los parabenos, algunos filtros solares químicos (benzofenonas y cinamatos), ftalatos, BHT y el formaldehído que, aunque está prohibido como tal se siguen utilizando sustancias liberadoras de él. En la cosmética ecológica están prohibidos todos los ingredientes con alguna sospecha de toxicidad.
También evitaría los aceites minerales (parafinas) ya que aportan muy poco beneficio a la piel, así como el Kathon y los perfumes sintéticos, ya que provocan bastantes alergias.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que un cosmético, por definición, actúa en las capas más superficiales de la piel, con lo cual, muchos de los efectos que prometen los claims de muchos productos cosméticos no los pueden cumplir en realidad, ya que harían falta tratamientos estéticos más profundos. Dentro de los que sí puede hacer un cosmético, si los activos que contiene están formulados correctamente para que cumplan su función en la epidermis y están en una concentración óptima, su eficacia es la misma sean de origen natural o sintético.
Lo importante en la formulación de un cosmético natural es que haya detrás un profundo conocimiento de los activos y su integración en la fórmula. Si eso se cumple un cosmético natural puede ser incluso más eficaz que uno sintético. Por ejemplo, los ácidos grasos de los aceites vegetales son similares a los de nuestra piel, mientras que la composición de un aceite mineral no es nada biocompatible.
Las plantas contienen principios activos muy potentes que gracias a la biotecnología hacen posible conseguir fórmulas altamente eficaces. Y activos tan de moda como el ácido hialurónico o la vitamina C, se están incluyendo cada vez más en cosméticos ecológicos, siendo además estos de origen natural y sostenible. Un cosmético ecológico de calidad puede llegar a tener casi el 100% de principio activo en su fórmula, ya que no utilizan ingredientes de relleno.
Activos hay muchos y lo importante es adecuar el tratamiento a la necesidad de la piel en ese momento. Para mí un activo casi imprescindible para todo tipo de piel es el ácido hialurónico. Si es de origen vegetal, nos va a mantener un nivel de hidratación óptimo y además es totalmente biocompatible.
Los aceites vegetales ecológicos son también activos cosméticos interesantes que hay que adecuar a cada tipo de piel. El aceite de jojoba por ejemplo, tiene una composición muy similar a la de nuestro manto lipídico y por ello es muy equilibrante, en cambio para una piel seca van mejor el de argán, aguacate, sésamo o las mantecas vegetales como la de karité, y en pieles con la barrera epidérmica alterada activos reparadores como las ceramidas.
También me parece fundamental la función preventiva de los antioxidantes como los extractos de artemisia o helicriso, y por supuesto la vitamina C. Si queremos tratar la pérdida de firmeza, los péptidos, extractos de células madre o de bambú. De los retinoides, tan de moda, prefiero su versión vegetal, el bakuchiol por no provocar las reacciones adversas del retinol.
La cosmética natural y ecológica es uno de los sectores que más ha evolucionado en poco tiempo y ya no tiene nada que ver con las marcas casi artesanales de unos años atrás. Como he dicho antes, la eficacia de un cosmético no depende de que sea sintético o no, sino de que tenga detrás un conocimiento en formulación, en botánica y biotecnología. Pero todavía hay gente que piensa que la cosmética natural no puede ser igual de eficaz que la de laboratorio… hasta que la prueba.
Es cierto que en la cosmética natural huimos del “efecto flash”, que generalmente conlleva una agresión y un desequilibrio de la piel. La cosmética ecológica respeta y mejora las funciones naturales de nuestra piel, recuperando su salud y su luminosidad. Y por supuesto, es necesario un asesoramiento profesional adecuado a la hora de comprar el producto para dar a cada piel lo que necesita.
Todas con las que trabajamos en Verum Natura cumplen estos requisitos. Algunos ejemplos de gran calidad y eficacia en su formulación son Dulkamara, Twelve Beauty, Saper, Herbo Green… y todas son españolas.
Si siempre es importante cuidarnos, durante un proceso oncológico es fundamental. Hay un cambio hacia lo más natural, tanto en alimentación como en cosmética. Por eso creo que la cosmética ecológica es la mejor opción y ya contamos productos con formulaciones especialmente diseñadas para atender las necesidades de la piel durante estos tratamientos, sin derivados del petróleo ni perfumes sintéticos.
Durante el proceso del tratamiento de un cáncer la piel necesita unos cuidados especiales, con productos que la reparen y respeten su equilibrio. Realizamos protocolos de cuidado para antes, durante y después de éstos tratamientos. La eficacia de nuestros productos está testada y probada en estudios clínicos realizados en diferentes servicios de oncología de nuestros hospitales.
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