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Meghan Markle es una adepta de la versión americana del Beatcore./ Imagen: Getty.
Ejercicio
Se llama Beatcore, un entrenamiento de alta intensidad y bajo impacto inspirado en el pilates y el Megaformer, que triunfa en Estados Unidos y ya tiene adeptas de la talla de Gigi Hadid o Sofia Vergara.
9 de octubre de 2023 / 19:15
El Beatcore (o, bueno, sus versiones, los entrenamientos Megaformer en los que se inspira) es uno de los nuevos entrenamientos que más se han puesto de moda en las grandes ciudades en el último año. Primero fueron Nueva York y Los Angeles las que llenaron sus calles de estudios dedicados a este tipo de ejercicios que han conquistado a Gigi Hadid, Sofia Vergara o la mismísima Meghan Markle. Ahora le ha tocado el turno a nuestra capital, donde se ha creado.
Tal y como señalan desde su sede en Madrid, el Beatcore es una técnica de entrenamiento de alta intensidad y bajo impacto inspirada en el pilates. Se combinan ejercicios de fuerza, flexibilidad y resistencia en una máquina parecida a la reformer tradicional de pilates, pero más evolucionada y adaptada a este entrenamiento concreto. Pero es mucho más que eso y pude comprobarlo en mi propia piel.
Todo empezó cuando a mi correo electrónico llegaba una nota de prensa sobre este nuevo entrenamiento junto con la invitación para que lo probase. Algo a lo que no me pude resistir puesto que es así como realmente creo que puede hablarse con propiedad de las cosas. Así que, a pesar de que me asustaba un poco, porque en el correo electrónico me prometían que las clases serían duras, me atreví con la invitación. He de decir que no mentían cuando me decían que lo ideal era tener ya una rutina de deporte antes de empezar con estos entrenamientos o estar, por lo menos, algo en forma.
«Es un entrenamiento full body en el que pondrás tu cuerpo a prueba al trabajar la fuerza a una intensidad alta», nos informan desde el centro antes de comenzar la clase para advertirme de lo que está por llegar. «Son ejercicios de fuerza realizados sin impacto. El entrenamiento se lleva a cabo en la Beatformer. Esta máquina, inspirada en la reformer tradicional de pilates, funciona con unos resortes que te permitirán ajustar la resistencia y, por lo tanto, la intensidad del ejercicio. Todos los movimientos realizados sobre la máquina deberán de hacerse muy lenta y prolongadamente en un determinado espacio de tiempo«, añaden.
A una clase de Beatcore hay que ir equipado como iríamos a una sesión de gimnasio habitual. Es decir, llevaremos leggings y top deportivo o camiseta del gym. Además, es muy importante tener en cuenta que se hará descalzo, por lo que, como mucho, podremos llevar calcetines.
También es recomendable llevar una toalla pequeña para poder secarnos cuando lo necesitemos y una botella de agua, fundamental para poder hidratarnos después de cada ejercicio, en los momentos que el instructor nos marque de reposo.
El centro de Beatcore al que acudí se encuentra en Chamberí (aunque también hay otro en la calle Francisca Moreno) y cuenta con tan sólo un aula en la que ofrecen clases cada hora. Dentro de la habitación se encuentran cinco máquinas, como decía, similares a las de pilates. Es decir, sólo puede haber un máximo de cinco alumnos por clase más el profesor, por lo que la atención es súper personalizada. Esto es algo que me encantó, ya que el instructor te controla mucho mejor y evita que cometas errores en las posturas. Algo que te ayuda a aprovechar mucho más cada ejercicio del entrenamiento y a minimizar el riesgo de lesiones.
La clase dura 50 minutos y se lleva a cabo en una sala a media luz y con música bastante estimulante, lo que facilita mucho que te centres en el ejercicio y olvides preocupaciones y pensamientos intrusivos. Se dividió en tres bloques diferentes, para focalizarnos en las distintas partes de nuestro cuerpo y trabajarlas por orden. El primero fueron ejercicios de core. Empezamos por el abdomen con distintas planchas dinámicas: levantar una pierna y después la otra mientras nos sujetamos con los antebrazos y ponemos los pies en la plataforma de atrás más alejada, por ejemplo. O crunches (abdominales) con diferentes apoyos y posturas. También trabajamos la parte lumbar.
El segundo bloque se dedicaba a entrenar la parte superior del cuerpo. Utilizamos principalmente las poleas para trabajar a la vez el pecho, la espalda, los hombros y los brazos. Además, en este caso podías notar perfectamente cómo trabajabas con tu propio peso al tirar de las poleas.
La última parte de la clase estaba orientada a los miembros inferiores del cuerpo. Aquí llegó el turno de las zancadas que separaban las plataformas y mantenían la postura, las sentadillas sobre la placa grande y ejercicios de cadera y glúteo.
Todos estos ejercicios se hacen con este sistema de tira y afloja de poleas y plataformas. Se salta de la móvil a la delantera o trasera fijas, y se acercan unas a otras a través de las poleas y tiradores. Se hacían movimientos rápidos y con fluidez, casi como una coreografía. De hecho, están perfectamente estudiados por los instructores.
Para terminar, llegó el turno de la relajación, donde notas el calor en los músculos y los sientes mucho más flexibles. Eso sí, prepárate para las agujetas al día siguiente, porque las vas a tener.
Uno de los principales beneficios claros que aporta este entrenamiento es que es perfecto para esculpir el cuerpo. Pero lo que ha provocado en mí ha ido más allá que lo meramente físico. El ambiente de la clase por la luz tenue, la personalización de la disciplina y el número reducido de asistentes es una combinación perfecta para poder desconectar del exterior y conectar conmigo misma. De hecho, es como una especie de meditación, ya que te haces completamente consciente de tu cuerpo y ves hasta dónde puedes llegar con él. Esto me ha ayudado, aunque parezca contradictorio, a relajarme y a combatir la ansiedad que padezco. Además, te hace querer superarte a ti mismo e ir siempre un poco más allá, por lo que es un chute de motivación. Eso sin contar que es una de esas disciplinas que enganchan y que, una vez la pruebas, quieres más y siempre sabes cómo encontrar el momento, porque lo necesitas para sentirte mejor.
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