El ser humano está capacitado para identificar hasta un trillón de aromas diferentes. FOTO: Pexels /©Cottonbro Studio.
Cuerpo
La clave para mejorar tu memoria y tu salud cerebral es potenciar tu sentido del olfato
Es olfato es mucho más que un sentido: es una puerta de entrada a procesos cerebrales complejos que moldean nuestras emociones, recuerdos y comportamientos.
Por Marcos López
06 DE DICIEMBRE DE 2024 / 07:30
Igual que sucede con el resto del cuerpo, hay que mantener el cerebro en forma. Ejercitarlo para que, cual si fuera un músculo más, su rendimiento no se vea mermado con el paso de los cumpleaños. Un efecto del tiempo que, si bien afecta a las distintas funciones cognitivas, resulta especialmente apreciable a nivel de la memoria. Pero no te preocupes. Puede prevenirse. Por ejemplo, disfrutando de un buen libro todos los días. O mejor aún, potenciando el sentido del olfato. Por sorprendente que parezca.
En realidad, y frente al resto de los sentidos, muy especialmente los de la vista y el oído, el del olfato se encuentra notablemente subestimado. O como explica la doctora Lila Landowski, especialista en Neurociencia, “no le estamos dando el crédito que merece. Podemos ver entre uno y ocho millones de tonalidades, así como escuchar en torno a 340.000 sonidos distintos. Pero podemos oler entre cien mil millones y un billón de aromas diferentes”.
No hay que subestimar el olfato
No se trata de ninguna exageración. Esta detección de hasta un billón de olores ha sido constatada por la Universidad Rockefeller. De hecho, la propia universidad neoyorquina ya había demostrado que mientras una persona es únicamente capaz de recordar el 1% de lo que ha tocado, el 2% de lo que ha oído y el 5% de lo que ha visto, también lo es de acordarse del 35% de lo que ha olido.
La estrecha relación entre la evocación y el olfato obedece a que “más que un sentido, es una puerta de entrada a procesos cerebrales complejos que moldean nuestras emociones, recuerdos y comportamientos”, indica Nuria Martín Muyo, directora del curso Neurociencia Aplicada al Día a Día, que a su vez apunta que “debido a su conexión única y directa con el cerebro, particularmente con áreas involucradas en la emoción, la memoria y el procesamiento de recompensas, los olores son capaces de influir en nuestra vida de una forma particularmente profunda, haciéndolos esenciales para la salud cerebral en el ser humano”.
Puede alertar de un problema cognitivo
Los bulbos olfatorios, las regiones cerebrales responsables de procesar los olores, envían directamente la información, como ha revelado la Universidad de Pittsburgh, a la amígdala y el hipocampo, las áreas del cerebro implicadas en la memoria y las emociones. Sin tener que pararse, como hacen otros sentidos, en otras regiones como la corteza prefrontal. Tal es así que según ha observado la Universidad de California en Irvine, las deficiencias a la hora de identificar un olor pueden ser una señal de un mal funcionamiento cerebral. Desde un pérdida de las funciones cognitivas, incluida la memoria, hasta la enfermedad de Alzheimer.
Hay que enriquecer el olfato
La buena noticia es que la merma de la capacidad olfativa es reversible. Se puede entrenar mediante la bautizada como terapia olfativa o de enriquecimiento olfativo. En la que tan sólo hay que dejar que un dispensador emita fragancias agradables, y muy intensas, mientras se duerme. Con beneficios realmente notables: en un segundo estudio de la universidad californiana, las personas mayores que vieron perfumadas sus noches no sólo durmieron mejor, sino que vieron notablemente potenciadas algunas funciones cognitivas como la memoria y la capacidad de tomar decisiones.
Louise O’Dwyer, especialista en Neurociencia, destaca que “durante seis meses y por un periodo de tan sólo dos horas por noche, los participantes en el estudio fueron expuestos a distintas fragancias naturales, lo que conllevó un incremento increíble del 266% en sus capacidades cognitivas. Y en el caso de los más mayores, su memoria simplemente se disparó”.
Déjate llevar a tu infancia
Ha llegado el momento de que evalúes tu sentido del olfato. Con una prueba muy sencilla. Basta con entrar en la cocina, poner en una cuchara una pizca de especias o de extractos de alimentos con olor intenso y reconocible –entre otros, limón, cacao y canela– y someterlos al escrutinio de tu nariz. ¿Cómo ha ido? ¿Has revivido un momento agradable de tu infancia? Como incide Nuria Martín Muyo, “los olores pueden desencadenar memorias vívidas y emocionales, muchas veces con más fuerza que otros estímulos sensoriales”.
Si no ha sido así, tampoco hay que alarmarse. Es posible que el frío y sus consecuentes catarros hayan hecho mella en tus fosas nasales. Tómate tu tiempo.
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