Cuando empieza la menopausia, lo recomendable es realizarse una densitometría cada tres años. Foto: Getty Images.
SALUD HORMONAL
Cuándo tienes que hacerte una densitometría, la prueba para conocer el estado de tus huesos en menopausia
El descenso hormonal puede comprometer la salud ósea. Realizarse este sencillo examen radiológico ayuda a conocer en qué estado se encuentran los huesos y a prevenir el riesgo de posibles fracturas.
15 DE NOVIEMBRE DE 2024 / 13:21
Una de las frases que más se repite al hablar de osteoporosis es que es una enfermedad silente. Asintomática. Apenas genera molestias. «Algunas veces, no suele ser en sus inicios, puede presentarse con dolor de columna vertebral o en la cadera. También puede notarse una disminución de la estatura o cierto encorvamiento en la espalda. Pero no es lo habitual», señala la doctora Flor Limongi, ginecóloga y obstetra del Hospital HLA La Vega (Murcia), del grupo ASISA.
Sin embargo, las mujeres son más propensas a padecer esta patología que conlleva la degradación de la masa ósea. Del total de casos en España, ocho de cada 10 son, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, mujeres. La mayor parte ya han cumplido los 50. ¿El motivo? La estrecha relación entre la salud ósea y los estrógenos. El déficit hormonal que supone la menopausia aumenta considerablemente el riesgo de tener problemas en los huesos. Es por ello que la densitometría, que mide la densidad ósea, puede ser fundamental para determinar el riesgo de aparición tanto de la osteoporosis como de la osteopenia, su paso previo.
En qué consiste una densitometría
La densitometría es una prueba de lo más sencilla. Como explica la doctora Limongi «se trata de un estudio radiológico para medir la densidad del hueso». Es decir, no duele. No molesta. Ni necesita ningún tipo de preparación; como mucho, se puede pedir al paciente que no tome suplementos de calcio –a veces también se indica que de vitamina D– las 24 horas previas al examen.
Mediante rayos X se «analiza la medición de la cabeza del fémur y de la columna», apunta la ginecóloga. Esto es así porque tenemos dos tipos de huesos en el cuerpo, los largos y otros cortos y anchos. El objetivo es tomar una muestra por imagen de cada uno y extrapolarlo a los demás.
La doctora añade, «los datos ofrecen una información bastante adecuada del estado del hueso así como del riesgo que puede tener de fracturas». Con los resultados en la mano se puede determinar la severidad del proceso de masa ósea y en qué punto se encuentra. A partir de ciertos valores se hablaría de osteoporosis y, por tanto, de un mayor riesgo de fracturas. Pero antes de llegar a ese estado puede verse un grado menor de deterioro conocido como osteopenia. Este diagnóstico determinará al profesional de la salud diseñar un plan de hábitos saludables o, incluso, administrar la medicación indicada para recuperar la calidad ósea.
Cuándo hacerse esta prueba
Este procedimiento resulta especialmente interesante cuando se entra en menopausia y debería tenerse en cuenta en las revisiones ginecológicas habituales. «Durante el climaterio, las mujeres pierden más hueso del que se forma», advierte la experta de ASISA. En concreto, se estima que en los primeros años de esta etapa se pierde entre un 2 y un 3% de masa ósea de forma anual.
También puede haber casos que sufran ese deterioro antes de dejar de tener la regla. La doctora se refiere a quienes tengan antecedentes familiares directos, fumadoras y personas muy delgadas. «Se debería repetir cada tres años si el resultado es normal», aconseja.
Cómo prevenir el deterioro óseo
Si bien la densitometría sirve para determinar el riesgo de patologías óseas, la mejor manera de mantener la salud de los huesos es cuidando el estilo de vida. Flor Limongi lo resume en una frase: «Debemos tomar suficiente alimentos con calcio y vitamina D y C, además de practicar ejercicio, especialmente de fuerza«.
Por tanto, hay que empezar por asegurar un aporte cálcico suficiente a través de la alimentación. Además de los lácteos (como el queso, el yogur y la leche de vaca, en orden de mayor a menor riqueza), resultan muy interesantes los frutos secos, especialmente almendras y avellanas, y las sardinas en aceite. Las semillas de sésamo así como el brócoli son otra interesante fuente de calcio. En cuanto a la vitamina D, lo más recomendable es analizar primero el valor que se tiene –basta un análisis de sangre– para sopesar la opción de tomar suplementación específica.
Por otro lado, no hay que olvidarse de la actividad física. El entrenamiento de fuerza se posiciona como el mejor aliado para mantener la salud y calidad de los huesos. Asimismo, los ejercicios de movilidad, que pueden ir desde ponerse unos minutos al día en cuclillas o dar 10.000 pasos al día, deben integrarse en la rutina diaria para cuidar aún más el esqueleto.
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