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Hay que aplicarse el protector solar al salir de casa, antes de llegar a la playa o a la piscina. FOTO: Pexels.
Cuerpo
Esperar a llegar a la playa o piscina para aplicarte el protector solar, olvidarte del cuello y las orejas y no utilizarlo los días nublados disparan riesgo de sufrir una quemadura solar.
Por Marcos López
10 DE AGOSTO DE 2024 / 07:13
Cada vez tenemos más interiorizada cuál es la mejor manera (o la menos perjudicial) de tomar el sol para adquirir ese bronceado tan deseado. Conviene evitar las horas centrales del día –en las que los rayos del sol son más perpendiculares y por tanto más potentes–. Y por supuesto, aplicarse siempre un protector solar que impida que los rayos ultravioletas (UV) acaben dañándola. Pero por mucho cuidado que tengas, te has vuelto a quemar. Igual que todos los años. Y es que son varios los errores que se cometen frecuentemente a la hora de utilizar las cremas de protección solar.
Evidentemente, no todos los protectores solares son iguales. De hecho, los hay de dos tipos: químicos, más comunes y cuyos compuestos protegen la piel al absorber y descomponer los rayos UV; y minerales o físicos, que contienen activos como el óxido de zinc o el dióxido de titanio que forman una barrera que refleja los rayos UV y evita que penetren en la piel. Tanto químicos como minerales son eficaces. Lo importante es utilizarlos. Es innegociable. Pero hay que emplearlos bien. Te contamos lo que tienes que hacer para que no te vuelvas a quemar.
Es el momento de bajar a la playa. O a la piscina. Así que metes en la cesta tu protector solar. Lo que es un error. Los rayos del sol no van a esperar a que te tumbes en la toalla para bañar tu piel. Te van a acompañar –y, potencialmente, quemar– durante el camino. Durante todo el día. Además, si has elegido un protector solar químico has de saber que su efecto no es inmediato y que tardan unos minutos desde su aplicación hasta que comienzan a ser efectivos y proteger de verdad. Así que, explica el doctor Carlos Barrientos, especialista en Dermatología, «para asegurar que tu piel esté siempre protegida, aplica el protector solar justo antes de salir a la calle. Hazlo 15-30 minutos antes de exponerte al sol».
¿Ya te has puesto el protector por todo tu cuerpo? ¿Seguro? Hay zonas que, apunta el doctor Barrientos, «solemos olvidar pero que también hay que proteger, como las orejas, el cuello y el cuero cabelludo». Tampoco hay que dejar de lado las manos. Y es que como indica la doctora Siddharth Garekar, especialista en Dermatología, «el cuello y las manos son las primeras zonas en mostrar las señales del fotoenvejecimiento».
Un apunte: el pelo protege al cuero cabelludo de los rayos UV. Pero no está exento de sufrir daños por el exceso de exposición solar. Por lo general, en forma de decoloración. Así que es más que recomendable utilizar un gorro que, además, también protegerá el cuello, las orejas y la cara.
El día no acompaña, por lo que cambiarás tu habitual baño por un paseo. Y es que el sol está oculto detrás de las nubes. Así que decides que hoy no necesitarás embadurnar tu piel con un protector solar. Lo que, recuerda el doctor Barrientos, es otro error común: las nubes pueden actuar como una lupa y amplificar el efecto de los rayos UV, aumentando el riesgo de quemaduras solares.
Recuerda: da igual que sea químico o físico. Pero sí es importante que cuente con un factor de protección solar (SPF) adecuado. Lo que indica el SPF es el tiempo que la piel estará protegida del sol con el uso del protector, retrasando el tiempo que tu piel tardaría en empezar a quemarse si no se lo aplicas. Es decir, que si tu piel tarda cinco minutos en comenzar a quemarse y te aplicas una crema con SPF 50, entonces tardarás 5×50= 250 minutos en comenzar a quemarte. A mayor SPF, más minutos de eficacia, aunque siempre hay que tener en cuenta que el agua y el sudor reducen este tiempo.
Una cosa es que los protectores sean eficaces y otra muy distinta es que sean «eternos». No se van a quedar adheridos para proteger tu piel para siempre. Así que, refiere el doctor Barrientos, «hay que reaplicarlos cada cuatro horas y siempre después de nadar o sudar». Da igual que el baño haya sido breve: hay que volver a embadurnarse todo el cuerpo cada vez que salgas del agua. Y no escatimes la cantidad a (re)aplicar.
Un último apunte: no hay ningún problema en combinar el protector solar con una crema hidratante o con maquillaje. Pero sí que es cierto que «los hidratantes y el maquillaje no únicamente reducen la eficacia del protector, sino que también harán que utilices menor cantidad de este producto», señala la doctora Garekar, que a su vez concluye que «para hacerlo correctamente, primero hay que aplicar el hidratante, luego el protector y, finalmente, el maquillaje».
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