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Las parejas sexualmente activas viven más años y más felices./ Foto: Pexels.

Cuerpo

Por qué el sexo alarga la vida: la curiosa conexión del deseo carnal y la longevidad

El sexo mejora la salud cardiovascular y cerebral y reduce el riesgo tanto de inflamación crónica como de contraer una enfermedad infecciosa.

Por Marcos López

9 de febrero de 2024 / 14:08

Llevas muchos años, incluso décadas, junto a tu pareja, y la frecuencia de vuestros encuentros íntimos se ha ido reduciendo con el paso del tiempo. Lo que es absolutamente normal: todas las relaciones de largo recorrido pasan por etapas en las que el sexo se vuelve esporádico y, por momentos, nulo. Si este es tu caso, ha llegado el momento de que vuelvas a encender la chispa. Y es que la ciencia acumula infinidad de evidencias que demuestran que el sexo te ayudará a disfrutar de una vida más larga, sana y feliz.

Si acostumbras a salir a correr y siempre comes de forma equilibrada, el siguiente paso en tu vida saludable es retomar los encuentros íntimos con tu pareja. Tampoco hay ningún problema en el hecho de que ya no seáis tan jóvenes como cuando empezasteis. Con independencia de las velas que alumbren tu tarta de cumpleaños, el sexo siempre será bueno y positivo. Nayara Malnero, sexóloga, psicóloga y Sex Coach autora del libro Cariño, vamos a llevarnos bien. El secreto de las parejas felices (ed. Oberon), recuerda que «la edad no es un impedimento para disfrutar o rendir sexualmente».

Puro cardio

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Todo ejercicio físico es bueno para la salud tanto física como mental. Y el sexo es, entre otras muchas cosas, puro ejercicio que ayuda a mantener el cuerpo en forma. Tal es así que, como muestran los estudios de la European Journal of Preventive Cardiology, su práctica fortalece el corazón y todo el sistema circulatorio, y reduce notablemente el riesgo de mortalidad por una enfermedad cardiovascular.

Igual (o mejor) que caminar

Lógicamente, el nivel de beneficio sobre el organismo dependerá tanto de la frecuencia como de la intensidad de los encuentros. Y si bien el acto sexual suele suponer, como concluye una investigación de la Universidad de Quebec en Montreal, una mayor quema de calorías para los varones que para las mujeres, se estima que el ejercicio que se practica durante un coito de 20 minutos equivale a caminar algo más de kilómetro y medio.

Protege el cerebro

El sexo, señala la Universidad Anglia Ruskin, también es eficaz frente al deterioro cognitivo asociado a la edad. O lo que es lo mismo, salvaguarda la salud del cerebro. Y aquí no hace falta haber disfrutado de una vida sexual plena durante décadas: esta protección también tiene lugar en los amantes más longevos, por lo que nunca debe dejar de recomendarse. Como incide Nayara Malnero, «que la edad no permite disfrutar del sexo es sólo un mito».

Mejor en pareja

La verdad es que la razón por la que se explica esta protección de las funciones cognitivas en la edad avanzada no está del todo clara. Un trabajo de la Universidad de Princeton sugiere que el sexo promueve el crecimiento de nuevas neuronas, pero puede que el beneficio sea una consecuencia de la interacción social. Como apunta Elena Jiménez, psicóloga clínica, «es posible que las personas mayores sexualmente activas mantienen sus funciones cognitivas por tener una pareja con la que compartir su vida y que les ayuda a mantener su cerebro en funcionamiento».

Menos infecciones

Mantener relaciones sexuales también es muy bueno para el sistema inmune. Y es que las parejas que alimentan su fuego en el lecho una o dos veces por semana tienen, concluye un estudio de la Universidad Wilkes, mayores niveles de inmunoglobulina A, anticuerpo que se une a muchos patógenos invasores para evitar que entren en la sangre o se adhieran a las mucosas.

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Pero la práctica del sexo también confiere una mayor resistencia frente a las infecciones a través de una segunda vía: tras el orgasmo, el cerebro libera una hormona llamada prolactina que, además de disminuir –durante un corto tiempo, no definitivamente– el deseo sexual y provocar una sensación de satisfacción, induce la relajación muscular y, por ende, el sueño. Y cuanto más descansa una persona, mejor funciona su sistema inmunitario.

Mucho más que placer

Pero no se trata solo de la prolactina. Hay otras muchas hormonas implicadas. Es el caso de la oxitocina, que promueve el placer y cuyos niveles se incrementan con el sexo; de las endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo –que igualmente aumentan–; y del cortisol, la consabida «hormona del estrés» que de persistir en niveles elevados –y el sexo los reduce– puede provocar la inflamación crónica.

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