Asterisco ticker noticias

NO TE PIERDAS Cuántos pelos es normal que se caigan cada día

X
persona joven usando un megáfono en la calle, símbolo de cómo hacer que te escuchen

Hacerse oír no va de gritar, pero este megáfono lo deja claro: el mensaje importa tanto como el volumen. Foto: Olly / Pexels

Hazte escuchar

Reunión sin bostezos: cómo mantener a todos atentos a lo que quieres decir

¿Tu jefe, pareja o amigos desconectan a la tercera frase? Tácticas infalibles para recuperar su atención

Por Marcos López

24 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 14:00

Tienes algo muy importante que comunicar a los demás. Pero según vas desarrollando tu discurso, son cada vez más las personas que dejan de prestarte atención. Incluso hay quienes, sin ningún pudor, te han ignorado desde el principio. Otra vez. Demasiadas distracciones a vuestro alrededor. Y tampoco puede decirse que seas un grandísimo orador, de esos que enganchan al oyente desde el mismo momento en que toman la palabra. Pero no te frustres. Te explicamos cómo hacer que te escuchen (sin gritar).

No importa a quienes vayan dirigidas tus palabras. A tus compañeros de trabajo, tus amigos o, incluso, tu pareja. Lograr que te escuchen es fundamental para tu autoestima. Y hay estrategias para captar la atención de nuestra audiencia, sin pegar voces, ni golpes en la mesa. Así lo señala Elena Jiménez, psicóloga clínica: «Si bien tendemos a criticar a los demás por no hacernos caso cuando hablamos, realmente hay cosas que podemos hacer para que nos escuchen».

TE PUEDE INTERESAR

Cómo hacer que te escuchen sin gritar

Es muy posible que, según sugiere un estudio de la Universidad de Queensland, la capacidad de atención del ser humano se haya visto reducida en la era de Internet. Como ocurre con otras funciones cognitivas. Demasiada información que procesar, demasiados estímulos y la creciente costumbre de la inmediatez. Cuando algo reclama nuestra atención durante cierto tiempo, nos desconectamos.

Esta irritante capacidad de scrollear conversaciones es cada vez más frecuente. De hecho, le han puesto un nombre a las mentes de las personas que muestran un mínimo, cuando no nulo, interés por todo lo que acontece fuera del mundo digital: cerebros de palomitas de maíz.

No lo tomes como algo personal

No es sólo que tu (presunto) oyente no tenga la capacidad de antaño para centrarse en una única tarea, es decir, prestar atención en lo que le tienes que contar. También es posible que no haya tenido un buen día y se muestre poco receptivo. Que su cerebro esté lleno de preocupaciones que no dejen lugar a nada más. Así que no te lo tomes como algo personal.

Como indica Elena Jiménez, «no podemos asumir que el que una persona no te escuche sea una falta de respeto. Sería injusto. Tenemos que conocer sus circunstancias en cada momento».

Habla menos, dí más

Lo malo llega cuando lo que tienes que decir es de gran importancia y necesitas que te escuchen de verdad. Ármate de paciencia y controla el ritmo de tus palabras. No lograrás retener a tus oyentes si hablas demasiado rápido. Tienes que respirar. Hacer breves pausas que te ayuden a no perder el control de tu discurso y puedas pensar las ideas exactas que quieres comunicar.

Y más importante aún, que permitan al oyente asimilar todo lo que estás diciendo. Se trata de que entiendan el mensaje, no de que los atropelles con un aluvión de palabras e ideas inconexas y hagas que se sientan estresados.

OTROS TEMAS WELIFE

Convierte el monólogo en diálogo

Nadie tiene una capacidad de atención ilimitada. Así que trata de ser breve y conciso. No te vayas por las ramas. Evita utilizar términos excesivamente complejos que dificulten la comprensión de tu mensaje y, sobre todo, que tu exposición dure (mucho) más de lo necesario.

Aprovecha las pausas para preguntar a tus oyentes si entienden lo que les estás contando y su opinión al respecto. Permite que tu monólogo se complemente con pequeños diálogos en torno a tu mensaje y a la calidad de tu exposición. De esta manera mantendrás enganchada a tu audiencia y te seguirán escuchando.

Habla con sentimiento

No es únicamente lo que dices. Para lograr que te escuchen también es muy importante cómo lo dices. Deja que los sentimientos que te despierta tu mensaje acompañen a las palabras. No es lo mismo comunicar una idea o un hecho alegre que uno triste. Además, un tono neutro, monótono, aburrirá a tu audiencia y acabarás perdiendo su atención. Más aún si no viven su mejor día o son proclives a despistarse. Si das la impresión de que no te interesa lo que cuentas, ¿cómo vas a pretender que te escuchen? Y no hace falta que lleves a cabo una interpretación digna de un Oscar. Como concluye la experta, «sé natural y deja que tus sentimientos fluyan para facilitar la recepción de tu mensaje».

MÁS NOTICIAS

WeLife hoy

BostezoWeLife FestivalCaída cabelloDormir sin dar vueltasEl lujo de durar

Suscríbete a la Newsletter de WeLife para cuidar de tu cuerpo, tu mente y del planeta

Suscríbete a la Newsletter de WeLife para cuidar de tu cuerpo, tu mente y del planeta