Por qué pintar mandalas te ayuda a concentrarte y mejora la memoria

Los mandalas, patrones geométricos de gran complejidad, han sido fundamentales en las culturas hinduista y budista como representaciones visuales del universo. En los últimos años, su popularidad ha crecido en Occidente debido a sus beneficios terapéuticos y espirituales, aunque pocos conocen su verdadero potencial para mejorar el bienestar personal y facilitar la meditación.

El artista y escritor José Santana, quien se ha centrado en la filosofía budista y el desarrollo personal, explora el poder transformador de los mandalas en su reciente libro Inspiración con Mandalas. En él, Santana explica cómo estos patrones no sólo facilitan una conexión profunda con el universo, sino que también promueven la introspección y el equilibrio emocional.

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Qué significa la estructura de un mandala

“Los mandalas simbolizan el macrocosmos y el microcosmos, es decir, todo cuanto existe en la realidad”, afirma el autor, destacando que sus formas, basadas en la geometría sagrada, evocan estabilidad y paz, generando un efecto sanador.

Para Santana, los mandalas funcionan como un mapa de regreso a casa, una representación visual de la conexión con el origen y la verdad. Su estructura circular, enmarcada en figuras cuadrangulares, simboliza el centro del universo, guiando a quienes los contemplan a un estado de serenidad y claridad mental. Esta estructura geométrica ayuda a quienes los visualizan o colorean a entrar en un estado meditativo, lo cual es especialmente útil en prácticas de relajación y mindfulness.

Los mandalas ayudan a mejorar el bienestar

Durante la pandemia, los libros de mandalas tuvieron una notable demanda, reflejando el interés creciente en su uso terapéutico dentro de psicología y psiquiatría para reducir el estrés y mejorar la calidad de vida. Santana resalta que “contemplar un mandala relaja, y su visualización consciente puede convertirse en un potente objeto meditativo”.

En su obra, Santana propone colorear mandalas como un ejercicio de introspección y sanación, utilizando herramientas como la cromoterapia para influir positivamente en el estado de ánimo. Según el autor, la acción de dibujar o colorear mandalas activa la motricidad fina y ayuda a reducir la ansiedad, invitando a las personas a conectar consigo mismas y a superar pensamientos negativos.

Además, Santana subraya el valor creativo de esta práctica: trabajar con mandalas no sólo estimula el cerebro, sino que fomenta el pensamiento crítico y ayuda a reducir el estrés. Señala que no es necesario ser un experto para disfrutar sus beneficios, pues «con un poco de entusiasmo y dedicación podemos experimentar sus efectos positivos».

En un mundo saturado de información, Santana destaca la importancia de actividades como la meditación con mandalas para recuperar la atención y mejorar la concentración, especialmente entre los jóvenes. Esta práctica, según el autor, ayuda a contrarrestar el déficit de atención y a mejorar la calidad de vida.

Mandalas modernos y mandalas milenarios

Santana, además, enfatiza la complejidad de su trabajo artesanal en Inspiración con Mandalas, que combina técnicas artísticas y matemáticas, como la secuencia de Fibonacci, para crear patrones armónicos. Su libro no sólo describe cómo realizar cada mandala, sino que también guía en la selección de colores para responder a intenciones específicas, haciendo de cada mandala una obra única y significativa.

Aunque los mandalas modernos han ganado popularidad, su origen es milenario: las formas más antiguas datan de hace 2000 años en la India, y el psicólogo Carl Gustav Jung fue de los primeros en Occidente en estudiarlos en la década de 1960. Estas figuras, sin embargo, existen en diversas culturas y épocas: desde los patrones de la cultura celta y las chacanas andinas, hasta los diseños de las iglesias góticas y los laberintos cristianos.

Santana concluye que “el mandala es un símbolo espiritual universal, que no pertenece a ninguna cultura en particular ni siquiera a la humanidad”, subrayando su carácter universal. En última instancia, el mandala es mucho más que una obra de arte; es una herramienta de sanación y transformación personal.

Beneficios que aportan los mandalas

• Todos los diseños son necesarios para conformar la totalidad de su diseño y del universo.
• La universalidad que el mandala tiene permite que cualquier persona sea capaz de realizarlos sin importar la edad. Sólo se requiere que haya “motivación, algo de paciencia y ciertas indicaciones previas”, argumenta José Santana.
• El mandala es un viaje iniciático y trascendente que nos lleva a la introspección a partir de una práctica habitual a la reflexión. Con ello ayuda a la transformación personal.
• El arte, además, es una de las mejores terapias de sanación y desarrolla de manera amplia nuestros sentidos y sensibilidad.
• Su cromatismo influye en nuestros sentimientos, funciones vitales y estados de ánimo.
• Las líneas geométricas del mandala nos pueden llevar a concepciones más abstractas y desconocidas que podemos aplicar luego en nuestra vida diaria.