NO TE PIERDAS Meditación en clave de los malos estudiantes

Lo que aprendimos de Ferris Bueller en el museo: mirar un cuadro también calma la mente. Foto: Ferris Bueller's Day Off.

MENTE

Las «pellas» o «fumarse las clases» pueden ser meditación…

Saltarse las clases como Ferris –Matthew Broderick– en la película Todo en un día no era solo rebeldía: quedarse quieto ante un cuadro es hoy una forma real de meditar con arte.

Por María Corisco

25 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 17:00


Vivimos una época de hiperestimulación visual. Cada día estamos expuestos a miles de imágenes que se suceden a gran velocidad en las pantallas: fotografías, vídeos, anuncios, publicaciones instantáneas… Una avalancha constante que, como advierte Ignacio Mateos en su libro Meditarte. El arte de la meditación que te hará sentir bien (Ed. Planeta de Libros), está modificando nuestra atención y nuestra manera de relacionarnos. «Nunca antes en la historia de la humanidad se generaban tantas imágenes por segundo. Pero, ¿cuáles merecen nuestra atención? ¿Estamos preparados para este reto?». Las preguntas son pertinentes: tu cerebro, diseñado para enfocar la atención en un solo estímulo a la vez, se ve forzado a procesar decenas, incluso cientos, en cuestión de minutos. De ahí el cansancio, la dispersión y la ansiedad que sueles experimentar en la vida diaria. Frente a este ruido, Mateos propone meditación contemplativa a través del arte (MCA), una práctica que devuelve la calma y entrena el foco.

TE PUEDE INTERESAR

La tradición meditativa suele dividirse en dos grandes vertientes. La primera es la meditación concentrativa, popularizada en Occidente por Jon Kabat-Zinn a través del mindfulness. Se trata de llevar la atención a un solo punto: la respiración, una sensación corporal, un mantra. El ejercicio consiste en recoger la mente y sostener el foco, lo que ayuda a entrenar la concentración y calmar el pensamiento.

La segunda vertiente es la meditación contemplativa. En lugar de dirigir la atención hacia dentro, esta se abre hacia fuera, hacia lo que ves, escuchas o sientes en tu entorno. Una modalidad especialmente eficaz para una sociedad acostumbrada a lo visual. Mi vida cambió el día en que aprendí a poner mi atención en una referencia visual externa”, escribe Mateos. Consiste dejar que una imagen -un cuadro, un paisaje, una obra escultórica- nos invite a la calma, a la reflexión y a la transformación.

El método Meditarte propone utilizar obras y referencias visuales como vehículos para la práctica contemplativa. Al hacerlo, no solo se descansa la mente, sino que “se estimulan procesos cognitivos y emocionales que enriquecen la experiencia”. Entre sus efectos positivos, Mateos destaca:

  • Favorece la relajación y modera los niveles de estrés.
  • Alivia el agotamiento mental y ayuda a prevenir síntomas de ansiedad y depresión.
  • Fortalece la capacidad de concentración en un mundo saturado de estímulos.
  • Estimula la compasión, lo que mejora la calidad de las relaciones personales.
  • Desarrolla la creatividad y nos conecta con nuestro auténtico ser.
  • Al incorporar obras de arte, convierte la meditación en una experiencia más inspiradora y placentera que otras formas de práctica introspectiva.

El libro ofrece un método práctico de siete pasos para introducir la contemplación estética en la vida diaria. Estos pasos reinterpretan para el lector de hoy las enseñanzas esenciales de las principales escuelas de meditación.

  1. Escapa a tu lugar. Encuentra un espacio de silencio, interior y exterior. Puede ser una habitación tranquila, un jardín, la sala de un museo o incluso un banco en un parque. Lo esencial es que sea un refugio para desconectarte de obligaciones y dispositivos electrónicos. Solo debéis quedar la imagen y tú.
  2. Elige una imagen. Selecciona un motivo visual que despierte armonía y significado. Puede ser una pintura, una fotografía, una escultura o incluso una proyección digital. Lo importante es que la imagen resuene contigo y pueda colocarse frente a ti como objeto de contemplación.
  3. Adopta la postura adecuada. Siéntate cómodo, pero firme, con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo. Relaja la mirada y acompaña la preparación con respiraciones profundas. Puedes añadir pequeños movimientos o masajes que activen tu cuerpo suavemente antes de empezar.
  4. Mantén una actitud de principiante. Libérate de expectativas, suelta la idea de hacerlo “bien” o “mal”. Abraza la imperfección y muéstrate compasivo contigo mismo y con los demás. La regla principal es observar y disfrutar de la experiencia tal como venga.
  5. Conciencia del presente. Permanece en el aquí y el ahora. No remuevas recuerdos ni anticipes futuros. Deja que la obra te atrape. Añade detalles a la escena con tu imaginación, como si formaras parte de ella. Este juego creativo refuerza la sensación de presencia.
  6. Contempla y saborea. Sumérgete en la obra con todos los sentidos. Observa sus formas, colores y texturas; percibe la atmósfera que crea. Déjate inspirar por su estética y avanza en la inmersión poco a poco, hasta encontrar el punto en que la experiencia cobre sentido.
  7. Examínate y agradece. Al finalizar, observa tus emociones y las reacciones que hayan surgido. Pregúntate qué has sentido y cómo te encuentras. Cultiva una breve conversación contigo mismo y expresa gratitud por la experiencia antes de regresar a la realidad cotidiana.

La propuesta de meditar con el arte va más allá de una técnica de relajación: es una filosofía de vida que coloca al arte como compañero del bienestar. A través de la organización Artpath, ha llevado estas metodologías a instituciones como la National Gallery de Londres, demostrando que el arte puede convertirse en una herramienta sanadora en múltiples contextos.

OTROS TEMAS WELIFE

“La contemplación estética activa en nuestro cerebro las mismas áreas vinculadas a la memoria, la imaginación y la emoción que se activarían si viviéramos la escena en primera persona”. Observar arte es, por tanto, una forma de viajar mentalmente, de reconstruir recuerdos y de generar respuestas emocionales que nos devuelven el tan necesario equilibrio.