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pareja besándose en la calle, imagen para ilustrar el mono de cariño

Un beso de película… que tu cerebro recuerda incluso cuando la trama real no era tan romántica. Foto: Nikolina / Pexels

Pasar página

Mono de cariño: por qué sigues pensando en tu ex aunque no quieras volver

Cuando crees que extrañas a tu ex, quizá solo añoras los buenos días por WhatsApp: así se reconoce y gestiona el mono de cariño

Por Marcos López

18 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 07:30

Algunas relaciones deberían advertir de que ‘idealizar al otro, daña seriamente la salud’. La daña incluso sin estar. Hace ya tiempo que tu última relación romántica llegó a su fin y cortaste todos los lazos con quien fuera tu pareja. Aunque no tanto en tu mente, pues son muchas las ocasiones, demasiadas, en las que aún piensas en tu ex. En los momentos que pasasteis juntos y, cómo no, en lo bien que te sentías a su lado. Aunque es muy posible que, en realidad, no eches de menos a la persona, sino el tener compañía. Que sufras lo que los expertos en relaciones denominan mono de cariño.

Eva Murillo, especialista en Psicología y fundadora y directora del centro de inteligencia emocional Ekilibrat-e, explica que «lo que solemos llamar mono de cariño no es más que ese vacío que deja la rutina emocional: los mensajes de buenos días, los abrazos, la sensación de tener a alguien ahí. El problema es que el cerebro lo traduce como un echo de menos a mi ex, cuando en realidad lo que extrañas es sentirte querido y acompañado».

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No es amor, es costumbre

Esa sensación de vacío que ha dejado la ruptura no siempre se trata de amor, sino «de costumbre y de la comodidad emocional que esa relación te daba. Aunque no fuera la más sana».

Puede que, incluso, seas muy consciente de que vuestra relación tuvo (muchos) más bajos que altos. Que de plasmarse en una película, casaría más con el drama que con el cine romántico. Y aun así, echas de menos a tu ex. No puedes sacártelo de la cabeza. No te culpes por ello. Es muy normal añorar a quien durante un tiempo fue el amor de tu vida. Incluso aunque vuestra relación fuera tóxica. Y hay una razón para ello.

El cerebro y su filtro rosa

Incluso después de una relación tormentosa, es muy probable que notes un vacío emocional. Y es normal: aunque te llevara por la calle de la amargura, estaba cerca de ti. Ahora ya no.

En palabras de Eva Murillo, «en los momentos de bajón, el cerebro tiende a idealizar lo que ya pasó, borrando lo malo y dejando solo los recuerdos bonitos en primer plano. Es como si pusiera un filtro romántico a algo que, en su día, te hacía daño. Además, cuando la autoestima está tocada, es fácil asociar seguridad o pertenencia a esa relación, aunque fuera tóxica».

Recordar no es querer volver

Hay una razón muy clara por la que decidisteis separar vuestros caminos: vuestra relación, simple y llanamente, no funcionó. Demasiados bajos para tan pocos altos. Tienes muy claro que no quieres que se repita la historia y vivir una secuela que, muy probablemente, sea (mucho) peor que la historia original.

Acordarse de una ex pareja, incide la especialista en Psicología, «no es que quieras volver a vivir lo malo, sino que tu mente busca un refugio emocional conocido. Aunque no sea el mejor refugio».

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De la dependencia a la calma propia

En definitiva, lo que tú sientes no es amor. Tampoco obsesión. Es mono de cariño, cierta necesidad de que tu amor idealizado siga a tu lado, aunque cuando estaba presente fuera todo, menos un príncipe azul. Así que hay que pasar página. «Lo primero es ponerle nombre a lo que pasa: no es amor, es dependencia. Cuando lo identificas puedes empezar a romper el ciclo».

El primer paso es cortar con los recordatorios constantes. Nada de revisar fotos, redes o mensajes. «Es importante rodearte de personas que sumen y llenar tu tiempo con actividades que te reconecten contigo. También ayuda trabajar la autoestima y la autonomía emocional: cuanto más te sostienes tú, menos necesitas que alguien más sea tu muleta».

En resumen, ha llegado el momento de dejar atrás la carga que supone tu ex y seguir tu camino. No hace falta correr. Tómate tu tiempo. Como concluye Eva Murillo, «no se trata de olvidar de golpe, sino de aprender a vivir sin que esa relación sea el centro de tu mundo».

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