
Gladys Kali, experta en neurohacking aplicado al estrés. FOTO: Gladys Kali.
MENTE
Qué es el neurohacking y cómo multiplica la capacidad de tu memoria a partir de los 50
La experta en neurociencia Gladys Kali explica cómo este sistema ayuda a mejorar la memoria, la concentración y el rendimiento cognitivo en la vida cotidiana.
Por María Corisco
07 DE MAYO DE 2025 / 13:59
Tu cerebro es la máquina más poderosa que posees. Es capaz de aprender, de crear, de adaptarse. Pero, además, es el único órgano del cuerpo que puede rejuvenecer y cada vez son más las investigaciones que trabajan con el objetivo de revertir el envejecimiento cerebral para mejorar el rendimiento cognitivo, potenciar la memoria y maximizar la eficiencia mental. Es en este contexto donde surge el neurohacking.
«De forma sencilla, podemos decir que se trata de un conjunto de técnicas y estrategias para optimizar el funcionamiento del cerebro», explica Gladys Kali, experta en neurociencia aplicada a la gestión del estrés y autora del libro Neurohacking. Gestiona el estrés laboral. «Es la práctica de recablear y optimizar el cerebro mediante técnicas neurocientíficas que transforman hábitos, pensamientos y emociones para mejorar tu rendimiento y bienestar».


La idea esencial es que, de la misma manera que se pueden trabajar los músculos, también se puede trabajar el cerebro. El objetivo, apunta Kali, «reducir el estrés, potenciar la creatividad, adquirir flexibilidad cognitiva y tener más resiliencia y capacidad de adaptarte a los cambios. Y, además, esa reducción del estrés puede ayudar a fortalecer la memoria».
Estrés, memoria y neurohacking
El estrés crónico tiene un impacto profundo en el cerebro, especialmente en estructuras como la amígdala (centro del procesamiento emocional y del miedo) y el hipocampo (clave para la memoria y el aprendizaje). La amígdala, explica Gladys Kali, «es como una alarma del cerebro. Cuando detecta una amenaza (estrés, miedo, peligro), activa el modo de supervivencia, es decir, la respuesta de lucha, huida o congelación». En este estado:
- Prioriza la acción inmediata, se centra en aquello que le ayuda a sobrevivir.
- Inhibe funciones «no urgentes», como el acceso a recuerdos detallados.
Así, cuando la amígdala domina, el cerebro secuestra recursos: en lugar de recordar, se centra en reaccionar. Asimismo, la memoria se vuelve fragmentada. Puedes recordar emociones intensas, pero no detalles claros. Y, también, puede producir el efecto de bloqueo mental: te quedas en blanco.
«El neurohacking ayuda a la memoria optimizando el funcionamiento de tu cerebro. Usando técnicas basadas en la neurociencia puedes calmar la amígdala (la parte del cerebro que se activa con el estrés). Y evitar que el cortisol dañe el hipocampo, la zona clave para aprender y recordar», explica la experta. Además, estrategias como el aprendizaje espaciado, los sonidos binaurales y suplementos naturales estimulan la neuroplasticidad, haciendo que tu memoria sea más rápida y resistente.
Pilares del neurohacking
Se basa en cinco pilares fundamentales para optimizar el funcionamiento del cerebro: sueño reparador, nutrición inteligente, ejercicio físico, meditación y técnicas de respiración controlada. Juntos, estos pilares crean un entorno ideal para potenciar la memoria, la concentración y el rendimiento cognitivo.
- Sueño. El sueño es el pilar más poderoso del neurohacking para la memoria, ya que durante las fases profundas (especialmente el sueño REM y de ondas lentas) el cerebro consolida los recuerdos, elimina toxinas acumuladas y repara neuronas. Estudios demuestran que una sola noche de mal sueño reduce hasta un 40% la capacidad de formar nuevas memorias al día siguiente, mientras que el sueño de calidad potencia la neuroplasticidad y mejora la creatividad. «Técnicas como mantener horarios regulares, exponerse a luz solar al despertar y evitar pantallas antes de dormir sincronizan el ritmo circadiano, transformando esas horas de descanso en un buen mantenimiento para tu cerebro», explica la experta.
- Respiración. «Las técnicas de respiración profunda pueden ayudarte a calmar la mente y mejorar la concentración al reducir la respuesta al estrés», explica Kali, que recuerda la importancia de ser conscientes de que la respiración controla nuestro sistema nervioso. «Cuando respiramos mal, estamos poniendo en alerta al cerebro, que sólo tiene energía para defenderse de lo que interpreta como una amenaza».
- Meditación. «La meditación de atención plena (mindfulness) es una práctica poderosa que fortalece las conexiones neuronales en las áreas del cerebro responsables del enfoque y la atención. Es la reina de las prácticas antiestrés y numerosos estudios respaldan cómo reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés), mejora la concentración y refuerza tu resiliencia emocional».
- Movimiento corporal. El ejercicio físico no sólo beneficia al cuerpo sino también al cerebro. Actividades aeróbicas como correr, nadar o andar en bicicleta pueden estimular la neurogénesis, la creación de nuevas neuronas. «Además, aumenta los niveles de la proteína BDNF en el cerebro, lo que crea un entorno óptimo para la plasticidad neuronal y la memoria. Y, si no haces ejercicio aeróbico, al menos busca la manera de moverte: yoga, baile, caminar…»
- Alimentación. «El estrés es el archienemigo de un cerebro productivo», señala Kali. «Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo produce cortisol, lo que puede ser útil en situaciones de ‘luchar o huir’, pero no tanto cuando estás tratando de recordar dónde dejaste las llaves». En este sentido, señala que «una buena nutrición y los suplementos adecuados pueden ayudar a mantener a raya esos niveles de esta hormona. Porque lo que comes no solo afecta tu cuerpo sino también tu mente. Una microbiota equilibrada influye directamente en tu estado de ánimo, tu energía y tu capacidad para manejar el estrés».
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