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NO TE PIERDAS Esta es la explicación a que creas que siempre sales mal en las fotos

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Dos chicas haciéndose un selfie; una sonríe y la otra pensando no me reconozco en las fotos, sorprendida al verse distinta

Cuando la foto dice la verdad y tu cerebro pide otra versión. Foto: Cottonbro / Pexels

¿Quién miente: la cámara o tu?

Ese de la imagen no eres tú: por qué no te reconoces en las fotos

Al mirarte en una foto algo no encaja: el reflejo del espejo y el de la cámara no coinciden. No es vanidad ni drama, es pura ciencia y percepción

Por Marcos López

15 DE SEPTIEMBRE DE 2025 / 17:04

Una imagen vale más que mil palabras. Así que de vez en cuando visitas tus álbumes de fotos para rememorar todos esos momentos felices que has acumulado a lo largo de tu vida. Al volver sobre esas instantáneas algo te choca. Sientes que esa persona inmortalizada junto a tus seres queridos no eres tú. Sólo se parece a ti. Lo que también te ocurre cuando te haces un selfie. Y te preguntas «¿por qué no me reconozco en las fotos?».

No se trata de, como ha reconocido Brad Pitt, que padezcas prosopagnosia, un trastorno neurológico popularmente conocido como ceguera facial que impide reconocer los rostros de las personas. Sólo te pasa con el tuyo cuando lo ves en una imagen. Y hay una razón científica para explicar el eterno «no me reconozco en las fotos».

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La imagen que tienes de tu rostro no es real

Luis Domingo, fotógrafo profesional, explica que «hacer una fotografía puede resultar frustrante cuando, una vez la contempla, la persona que ha posado no se reconoce. Y la causa para ello es que las fotografías no nos muestran reflejados de la forma a la que estamos acostumbrados».

Es muy parecido a lo que ocurre en la película Matrix, en la que el personaje interpretado por Keanu Reeves guardaba en su memoria una imagen ‘residual’ de sí mismo que no se correspondía con la realidad. Lo que, en mayor o menor medida, le ocurre a todo el mundo: no hay persona que no se reconozca en las fotos y se autoengañe inconscientemente cuando ve su rostro plasmado en una fotografía.

Cuanto más guapo salgas, menos te costará reconocerte

Un equipo de psicólogos de la Universidad de Chicago llevó a cabo un estudio en el que los participantes tenían que identificar, tan rápido como fuera posible, las imágenes de su rostro entre un grupo de retratos en la pantalla de un ordenador. Pero había truco: muchas de las fotos de los participantes habían sido manipuladas para que fueran más atractivos. Por ejemplo, llevando a la perfección el grado de simetría facial.

El resultado de este estudio fue que las fotos más velozmente identificadas fueron aquellas en las que, tras el pertinente toqueteo, salían más guapos. Vamos, que lo de no me reconozco en las fotos o sí depende de lo bien que te veas.

Todo el mundo se autoengaña inconscientemente

También es cierto que ningún participante pasó por alto sus retratos verdaderos. Sólo tardaron más en señalarlos. Y un dato importante: aunque sea de forma inconsciente, las fotos manipuladas, en las que se sale más favorecido, se perciben como más precisas que las reales. Además, cuanto mayor es la confianza que tiene una persona en sí misma, mayor es la reinterpretación, siempre a mejor, de su apariencia real. O lo que es lo mismo: tienen mayor tendencia a autoengañarse sobre su imagen.

Pero la cosa no acaba ahí. Aunque el retrato no sea de uno mismo, sino de un amigo, también se identificará más rápido en caso de que salga artificialmente favorecido. Algo que no sucede cuando la cara pertenece a un perfecto desconocido.

Lo novedoso nos resulta «raro»

Lo de no verse bien en las fotos, incluso el ir siempre con el mantra de que «no me reconozco en las fotos» tiene una explicación. La imagen que plasma la cámara o el móvil no es igual a la que ves en el espejo. La perspectiva de tu reflejo, a la que estás tan acostumbrado, es siempre la misma: próxima y frontal, a la altura de los ojos, ligeramente elevada y con una iluminación muy similar, cuando no totalmente homogénea.

«Cuando nos hacen una foto desde un ángulo y perspectiva diferentes al que estamos acostumbrados, la imagen que aparece en la foto nos parece, cuando menos, rara», recalca Domingo.

Los móviles alteran la realidad

También hay que tener en cuenta que lo de reconocerse en las fotos en los tiempos de los filtros es bastante normal. Nos hemos acostumbrados a nuestro yo retocado y nos cuesta vernos sin filtros. Por si fuera poco, como apunta el experto en fotografía, «las lentes que se usan en las cámaras pueden mostrar los objetivos lejanos más pequeños e, incluso, más planos, modificando su tamaño y volumen».  Es decir, ofrecen una imagen que no es del todo real y que tampoco coincide que la que ves en el espejo.

Además, las cámaras de los móviles, con tantos megapíxeles, a veces tienen efectos automáticos que varían la intensidad de la luz y de los colores, haciendo que los retratos inmortalizados, como ocurre con los guardados en las mentes, no sean del todo reales.

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Cómo hacer que te gustes en las fotos

Es una mera cuestión de exposición. Cuantas más fotos veas de ti mismo, más te gustarán. Como ocurre, por ejemplo, con la canción del verano. La primera vez que la escuchas, te espanta, pero le acabas pillando la gracia.

Así que ha llegado el momento de hacerse (muchos) selfies. De tu cara y de todo tu cuerpo. Mejor desde arriba, con un ángulo no totalmente frontal y con luz natural, pues la artificial casi siempre incide desde las alturas y puede provocar sombras poco favorecedoras. Te acabarás acostumbrando, y aceptando, tu rostro real.

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