La regla del décimo hombre es un principio de toma de decisiones utilizado para evitar asumir de manera automática que una postura mayoritaria es la correcta. FOTO: Pexels.
MENTE
Qué es la regla del décimo hombre y cómo usarla para gestionar lo que te enfada de los demás
Plantearte una cuestión o un sentimiento incómodo hacia alguien desde una postura contraria a tus emociones puede ayudarte a encontrar una forma más empática y justa de ver las cosas.
Por María Corisco
18 DE DICIEMBRE DE 2024 / 07:30
Estás en un grupo junto a otras nueve personas debatiendo una cuestión de importancia. Todos comparten una misma opinión, pero tú debes asumir una postura contraria, aunque por dentro pienses igual que ellos. Tu misión es forzar al grupo a considerar otras alternativas, desafiar sus sesgos y fomentar un pensamiento más crítico. En ese momento eres lo que, en el terreno de la estrategia y planificación, se conoce como el décimo hombre.
Este concepto se popularizó con la película Guerra Mundial Z, y la cuestión que en ella se debatía era la del apocalipsis zombi. No es broma: en la pantalla, Brad Pitt escucha cómo un oficial israelí le cuenta que, mientras la mayoría de los analistas rechazaban la existencia de muertos vivientes, él actuó como disidente y ayudó a los demás a asumir que la amenaza era real.
De una manera diferente, también en Doce hombres sin piedad hay una voz discrepante que, a la hora de decidir sobre la culpabilidad de un acusado, no sigue el consenso y comienza a plantear dudas razonables y a examinar la evidencia con más cuidado. En este caso, la disidencia no es una estrategia, sino que surge de la convicción moral y del deber de garantizar justicia.
Películas aparte, la regla del décimo hombre es, señala la coach Luisa Gutiérrez, “un principio de análisis de riesgos y toma de decisiones utilizado para evitar pensamientos grupales o asumir de manera automática que una postura mayoritaria es correcta. Con ello, se busca cuestionar las suposiciones, aquello que se da por hecho, para tomar decisiones más informadas y evitar errores derivados de un análisis incompleto”.
Cómo funciona la regla del décimo hombre
Cuando un grupo de diez personas analiza un problema o amenaza y las primeras nueve están de acuerdo en una misma conclusión, la regla establece que la décima persona tiene la obligación de tomar la postura opuesta, independientemente de su propia opinión. Esto garantiza que todas las posibles alternativas o riesgos sean explorados, incluso aquellos que inicialmente pueden parecer improbables.
En realidad, seña la coach, “es una versión del abogado del diablo. Esta figura también surge como herramienta de pensamiento crítico, y quien la ejerce asume deliberadamente una posición contraria para poner a prueba los argumentos predominantes, identificar posibles fallos en el razonamiento o áreas de mejora en la estrategia”.
Cómo usarla para gestionar lo que te irrita de los demás
Esta idea de enfrentarte con una mirada abierta a aquello que, en principio, das por hecho, puede también ayudarte a gestionar mejor distintas áreas de tus relaciones, entre ellas la de entender por qué determinadas cosas te irritan o sacan tu versión más intolerante.
Para ello no hace falta que haya un número determinado de personas. Basta con que te propongas “entrenar tu capacidad de ver las situaciones desde ángulos distintos y que comprendas que los conflictos o molestias pueden ser oportunidades para reflexionar y crecer, en lugar de solo reaccionar emocionalmente”.
La clave está en aplicar el espíritu de la regla: “Detenerse, observar y pensar desde un ángulo diferente para desafiar tus propias suposiciones y responder de manera más consciente y constructiva. Esto no solo mejora la gestión de las relaciones, sino también tu propia paz interior”.
- Cuestionar tus reacciones automáticas. Si alguien te irrita, la regla del décimo hombre podría sugerir adoptar una postura contraria a tu reacción inicial, es decir, esforzarte por entender las motivaciones del otro en lugar de reaccionar desde la irritación. Esto fomenta la empatía y la resolución pacífica de conflictos.
- Evitar el pensamiento grupal en juicios. Cuando otras personas también critican a alguien que te molesta, esta regla podría recordarte que reflexionar críticamente y considerar otros puntos de vista es esencial para evitar juzgar injustamente.
- Aceptar la diversidad. Al igual que en la regla, reconocer que las diferencias, incluso las que nos irritan, pueden ser oportunidades para el aprendizaje o para reforzar nuestras habilidades de comunicación y tolerancia.
En tu vida cotidiana
Si te esfuerzas en tomar decisiones más reflexivas y promover el pensamiento crítico -el fondo de la regla del décimo hombre- puedes conseguir una mejora en distintos aspectos de tu vida. Un ejemplo muy sencillo, apunta Luisa Gutiérrez, es el de que, “antes de comprar algo costoso, te plantees ser el décimo hombre y explorar razones por las cuales esa elección podría no ser la mejor. Con ello evitas decisiones impulsivas”.
También es una herramienta para resolver conflictos interpersonales. Se trata de dejar a un lado tus emociones, ponerte en sus zapatos y cuestionarte tu postura. Es una forma de facilitar la empatía que ayuda a tener una mejor comunicación.
Y, en el trabajo o en grupos comunitarios, “establecer que una persona juegue el rol de abogado del diablo evita que el grupo se acomode en una única perspectiva y promueve un análisis más robusto. También, en situaciones que pueden generar un conflicto, como organizar un viaje en grupo, alguien puede desempeñar el papel del décimo hombre para identificar posibles peligros o fallos en la planificación”.
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