Retiros de yoga: ¿Nuestra nueva búsqueda de la felicidad?

Si alguien nos hubiera dicho hace unos años que pasaba sus vacaciones en un retiro de yoga probablemente le habríamos tildado de ‘rarito’ y hubiéramos esbozado una media sonrisa intentando empatizar, sin saber muy bien cómo. A día de hoy, tras una pandemia mundial, otra crisis financiera, una guerra europea, y un largo etcétera que parece no acabar, podemos entender mucho mejor el concepto de retirarse unos días a pensar, a estar con uno mismo y ser consciente de que existe una forma de vivir que no implique estar estresados día y noche. Más que una moda, este tipo de iniciativas, han llegado para quedarse.

En otros lugares del mundo, incluyendo muchos países de Europa, estas escapadas son mucho más conocidas y disfrutadas. Así nos lo cuenta María Garrido, fundadora de Terranam Wellness, un espacio mágico dedicado a los retiros que engloba todo lo que se puede pedir en materia de bienestar. Como alta ejecutiva de una multinacional, tuvo sus más y sus menos con la gestión del estrés, lo que le hizo buscar momentos para parar y coger fuerzas. Fue así como comenzó a probar un tipo de turismo diferente, mucho más interesante a nivel personal, que le permitía conectar con su propio ser, con la naturaleza y reducir el ritmo frenético de su vida empresarial.

María ha vivido en América Latina, Estados Unidos y Europa y ha visitado más de 50 países, explorando distintas opciones de retiros hasta que un día, en plena meditación en uno de ellos, llegó el pensamiento de crear uno propio, que ofreciera todo lo que para ella era importante.

Y, aunque nació en Estados Unidos, sus raíces pontevedresas le indicaron que el camino la llevaría sin duda alguna a su amada Galicia, tierra donde veraneaba cada año y conoce muy bien. Allí encontró, tras dos años de intensa búsqueda, el lugar ideal, en plena Ría de Arousa, en la comarca de Catoira. Bosques, mar, arroyos, lagunas con cascadas y pueblecitos con encanto son, entre otras, algunas de las razones para visitar esta preciosa zona rural situada a media hora de Santiago de Compostela. El lugar, aún no demasiado conocido, se torna el entorno ideal para una escapada transformadora.

Hace un par de meses que Terranam (cuyo nombre procede de ‘Terra’, tierra en latín y ‘Anam’, alma en celta) por fin se hacía realidad y abría sus puertas con el claro compromiso de garantizar a sus huéspedes una estancia relajante e inolvidable.​ La conexión con la tierra y el alma nunca tuvo mejor espacio: Galicia ofrece esa naturaleza mágica repleta de mitos y leyendas de una cultura que mantiene vivas muchas de sus tradiciones. Entre ellas, la de la popular Queimada, a la cual se le atribuyen propiedades curativas e incluso se afirma que, tomada tras la pronunciación de un conjuro, protege contra maleficios y mantiene a los espíritus malvados alejados del que la ha bebido.

Más allá de sus costumbres, Terranam Wellness se dedica en cuerpo y alma a ofrecer momentos para «desconectar de la locura de nuestras vidas buscando nuestra plena relajación», según nos cuenta su creadora. El retiro ha nacido bajo un concepto holístico basado en cuatro pilares complementarios que elevan el bienestar a todos los niveles.

Garrido nos explica los cuatro conceptos que hacen única la experiencia: Breathe (Respira), que se expresa a través del yoga y la conexión con tu respiración y tu cuerpo. Enjoy (Disfruta), que abre un horizonte sensorial a través de la gastronomía y la nutrición. Explore (Explora), que nos une con la naturaleza a través de las visitas a las islas: la tierra y el agua protagonizan los exquisitos paseos por la región. Por último, Unwind (Relaja) en realidad está presente en todas partes, a través del baño de sonido, por ejemplo, pero también en las propias habitaciones y en cualquier rincón de la finca, con sus hamacas bajo árboles, sus sofás junto a frondosas celosías, su enorme y silenciosa piscina, sus tumbonas con vistas a imponentes puestas de sol.

Todo tiene su espacio y su lugar, teniendo en cuenta que el protagonista eres tú y que las actividades no son obligatorias. En este remanso de paz, cada cual es dueño de su camino y decide cómo lo quiere disfrutar. Eso sí, sería una pena perderse las actividades que con tanto cariño preparan los miembros del equipo: desde las clases de yoga, aptas para todos los niveles, hasta el baño de sonido realizado en una pequeña capilla que hace vibrar cada una de las células de nuestro cuerpo, pasando por unos de los mejores masajes que he tenido la suerte de probar.

Proponen desconectar (de hecho, tienen una preciosa cajita de madera en la habitación para dejar el móvil), pero la elección es cosa tuya. Por eso decidieron poner wifi en cada una de sus 11 habitaciones, porque para gustos los colores y quién sabe si no hay huéspedes que también se relajan subiendo stories. Igualmente, si la soledad es lo tuyo, el recinto tiene más que de sobra para cubrir esa necesidad, ya que se trata de grupos de no más de 10-15 personas.

Cocina vegetariana: un plus, jamás un contra

Cierto es que la gastronomía vegetariana puede echar para atrás a más de uno, pero abrirse a esta experiencia resulta una grata sorpresa gracias a un menú de 40 platos que nunca aburren y además saben conquistar el paladar. Si eres de los que piensan que vas a quedarte con hambre… Todo lo contrario. La propietaria dice ser de buen comer y quiere que sus huéspedes disfruten de la cocina tanto como ella. Lo consigue a través de una carta creada por un chef de estrella Michelín con productos de temporada y proximidad (el 85% vienen de la zona) en la que no faltan los sabores delicados, pero también los potentes, demostrando que la cocina vegetariana tiene mucho que decir.

En cuanto a los nutrientes, cuentan con todos los necesarios; una nutricionista se ha encargado de que la alimentación sea del todo completa, con una carga extra de vitaminas propiciada por sus ricos smoothies del desayuno.

«A muchos hombres aún les cuesta el cambio de alimentación», comenta Garrido, «nuestro público es en un 80%  mujeres de entre 35 y 65 años». Todo un reto que afrontar para despertar conciencias y descubrir nuevas formas de escaparse. Por otro lado, si fueras intolerante al gluten, la lactosa o te decantaras por una alimentación vegana, no hay problema; no tienes más que decirlo. Cierto es que en la última noche del retiro se toma una cena más tradicional con pulpo y vieiras de la zona, uno de los mayores atractivos de su cocina, pero igualmente cuentan con alternativas igual de deliciosas.

Buscando un retiro sostenible

María lo tiene claro, quiere tratar de minimizar la huella de carbono de su negocio lo más posible. Por un lado, adquiriendo productos de la zona y propios: acaba de crear un huerto y árboles frutales con el objetivo de tener una cocina natural y poco procesada. Por otro lado, propone amenities sostenibles de comercios próximos como la cosmética natural, zero waste y vegana Banbú o las esterillas de yoga sostenibles de Equilibrium.

Por otro lado, una vez que el negocio comience a ser rentable, su propietaria quiere destinar una parte de los beneficios a hacer retiros para mujeres supervivientes de violencia de género. «Para mí, no importa tu nivel socioeconómico, todo el mundo debería poder acceder a este tipo de prácticas de autocuidado y nos gustaría poder ofrecerlo», explica Garrido.

Ella, que tuvo que pararse para empezar a cuidarse, sabe bien que todo empieza por pequeños gestos: un baño con música, un paseo con el perro, un rato de lectura… «Siento que las mujeres de nuestra generación hemos estado ayudando tanto a todo el mundo que nos hemos abandonado nosotras», dice. Hay que revisar ese concepto de Superwoman con el que crecimos: «yo era madre soltera de 3 niños, siempre estaba al final de la lista de prioridades, y hay que aprender a ponerse a uno mismo al principio de la lista. No ha sido nada fácil, sobre todo porque me sentía culpable«, añade, «pero no hay nada malo en ser egoísta. Este concepto que tiene tan mala connotación, es a veces necesario para poder tener un equilibrio».

Todo creado para y por el BIENESTAR

Sí, Bienestar con mayúsculas porque en Terranam todo gira alrededor de que el huésped se sienta cuidado, mimado. «No queremos que se sienta como en un hotel, por eso ofrecemos paquetes cerrados, como si fuera un crucero. Llegas un miércoles y te vas un domingo y compartes la experiencia con las mismas personas. Es importante que los clientes se sientan como en casa. De hecho, uno vino al salón descalzo y ahí dijimos ‘lo estamos consiguiendo'», cuenta la propietaria con una sonrisa.

Tras haberlo vivido, os diré que la sensación es como la de estar en casa de tus amigos, compartiendo mesa y chascarrillos con el grupo, que se vuelve casi una familia. Hay tiempo para estar solos, pero la convivencia es vital, la experiencia de conexión humana en ciertos momentos es de lo más gratificante y te hace pensar que, vengamos de donde vengamos, somos más parecidos de lo que creemos. Todos buscamos sentirnos en paz con nosotros mismos y con los demás.

Es por eso que muchos de sus clientes han compartido esta máxima, a la que me sumo: «llegué como huésped y me voy como amiga».