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Pensar demasiado nos hace vivir en un estado constante de incomodidad./ Foto: Geox.
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¿Eres de esas personas que lo piensan todo mucho? Te contamos cómo dejar de hacerlo de forma sencilla, con trucos de experto.
Por Paka Díaz
31 de enero de 2024 / 17:30
Mientras das vueltas a las cosas, la vida pasa. Quienes sean de esas personas que lo piensan todo mucho, pero mucho, pueden haber sentido esa sensación. Sin embargo, cuesta dejar de hacerlo porque se trata de un hábito que, apenas sin darnos cuenta, podemos adquirir y perfeccionar a lo largo de los años. Hay hábitos que nos pueden ayudar hasta a controlar el estrés. Pero conviene tener en cuenta que este, por el contrario, puede ser un lastre. Por eso, en el libro Guía para perfeccionistas que quieren perder el control, la psicoterapeuta Katherine Morgan Schafler dedica una buena parte a ofrecer “cambios clave de perspectiva para ayudarte a encontrar el éxito que buscas en la vida diaria”.
En su libro, Schafler explica que nuestra manera de pensar se construye sobre hábitos cognitivos. “Al igual que los hábitos conductuales, los cognitivos pueden ser útiles, neutrales o insanos”, explica. Centrarse en la resolución de problemas, por ejemplo, sería un ejemplo de hábito cognitivo útil. El problema es cuando se empiezan a convertir en frecuentes los insanos.
“Pensar demasiado es un hábito cognitivo agobiante e insano”, advierte la terapeuta. Para descubrir si se tiene esa tendencia, hay que fijarse en si, con frecuencia, se suele uno centrar en bucles de pensamientos inútiles al verse ante un reto. En plan pensar repetidas veces: «eso ha estado mal», «no me puedo creer lo que he hecho», «ojalá no hubiera ocurrido», etc. Si la respuesta es afirmativa, has caído en el hábito insano de pensar demasiado. Y la experta alerta: “Cuando rumias, confundes revivir con reflexionar. Cuando eres catastrofista, confundes preocuparte con prepararte”. Por eso, propone estas nuevas ideas en las que pensar para dejar de pensar demasiado.
Para empezar a dejar de pensar demasiado, Schafler da tres pautas. Se trata de cambios que suponen una variación de la perspectiva con la que se contemplan los pensamientos y evitar los negativos. Eso sirve para salir del bucle de pensamientos que no conducen a ninguna parte y pueden causar malestar. “Cuando haces un cambio de perspectiva, automáticamente ves las cosas de otro modo, y ya no puedes evitar verlas así. Los cambios de perspectiva modifican tus pensamientos”, anima la psicoterapeuta que recuerda que “el más poderoso que podrías hacer en tu vida es comprender que ya eres una persona completa y perfecta”.
Busca el pensamiento contrafactual ascendente. Cuando ocurre un hecho, nuestro cerebro crea escenarios alternativos. Como posibilidades que podrían haber ocurrido. Por ejemplo, después de un accidente de tráfico en el que te viste envuelto, puedes pensar de dos modos. El pensamiento contrafactual descendente sería “podría haber muerto”. Mientras que el pensamiento contrafactual ascendente sería, “si hubiera salido antes del trabajo, no me habría pasado”. La experta sugiere decantarse por el segundo tipo de pensamiento, o completar el primero con una mirada positiva: Podría haber muerto, pero estoy vivo.
Intercambia mejor o peor por diferente. “Compararte con otras personas es una pérdida de energía, es desadaptativo”, comenta la psicóloga, que además recalca que cuando lo haces “eres injusta contigo misma”. Por eso, anima a dejar de compararte y de usar términos como mejor o peor. Lo que propone es cambiarlo por otros como diferente o única. Se ajustan más a la realidad y, además, no te hacen sentirte mal, con lo que pondrás un limite a los pensamientos ansiosos.
Apuesta por lo sutil y lento. Ir poco a poco es otra de las claves para dejar de pensar demasiado. “Sanar consiste en una serie de evoluciones diminutas, nacidas de decisiones ostensiblemente insignificantes, desarrolladas día a día. La mayoría de las ocasiones se expresa en momentos en los que no hay testigos más que una mismo”, afirma la psicoterapeuta.
Además, pone varios ejemplos de gestos que puedes hacer poco a poco para sentirte mejor y evitar la rumiación de pensamientos. Como soltar el móvil para descansar en vez de quedarte dormido con él en la mano. Darte permiso para no sonreír cuando no te apetece. Toma medio vaso de agua en vez de no beber nada. Llora con una película. O sea, “cualquier cosa que hagas cuando actúas en nombre de tu yo más auténtico”.
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