Minimalismo emocional: la filosofía de vida que te ayuda a dejar de sentirte mal y ser más feliz

En la película Amelie, la protagonista se enfrenta a su ansiedad social, que le impide relacionarse libremente con otras personas. Por eso prefiere refugiarse en sus fantasías. Sin embargo, ella logra salir de su aislamiento al plantearse hacer felices a otras personas. El mensaje subyacente en el filme es que no debes darte por vencido, ni esperar a que otra persona haga las cosas por ti. Mucho mejor, buscar la manera de resolver las cosas por ti mismo.

Algo así propone el libro Minimalismo Emocional, de la coach Anna Fargas. Mientras el consumo de antidepresivos no para de crecer, con una sociedad empecinada en tener más: más bienes, más logros, más relaciones, ella propone aplicar el minimalismo a tu mundo interior y soltar el lastre qen tu mochila vital, para dejar de sufrir. Ella nos cuenta cómo hacerlo. La clave: menos es más.

Defensora de la vida consciente y simplificada –lo cual puede reportarnos muchos beneficios–, Anna Fargas es una persona “fascinada por el comportamiento humano y las intrincadas dinámicas de nuestras emociones y pensamientos”. Esa curiosidad la llevó a explorar “cómo podemos transformar nuestra vida interna para dejar de sufrir.” El resultado de sus experiencias lo plasma en este útil manual que aplica el menos es más a las emociones para, así, ser más felices.

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Qué es el minimalismo emocional

El minimalismo emocional es una filosofía que propone reducir lo innecesario, eliminar el desorden y enfocarse en lo esencial. Fargas escribió este libro motivada por su propia búsqueda de equilibrio interno. Mientras trataba de encontrarlo, observaba cómo las personas a su alrededor, ella misma incluida, “luchábamos con cargas emocionales innecesarias que nos hacían sufrir”. Ofrecer herramientas para acabar con ese dolor del alma y la melancolía que genera es su claro objetivo.

La autora reconoce que su intención es “compartir las lecciones aprendidas en mi propio viaje hacia una vida más simple y auténtica. Con  estrategias necesarias para identificar y liberar las piedras emocionales que pesan en tu mochila de la vida”. Lo hace animando a vivir de manera más consciente. Para ello, toca elegir tu mismo qué es lo que quieres que forme parte de tu mundo emocional y lo que no. Así podrás “cultivar un entorno interno que refleje tus verdaderos deseos y valores”, apunta la coach.

Cómo identificar qué te hace sufrir

El ser humano es capaz de sufrir hasta por algo que no ha pasado. Así es el poder de nuestra imaginación, pero también nuestra tendencia a la rumiación de pensamiento. Salir de esas ideas oscuras que pueden colonizarnos, no es fácil sin contar con las herramientas adecuadas. “A menudo, este sufrimiento proviene de nuestras propias mentes. De la forma en que interpretamos y reaccionamos ante las circunstancias de la vida”, confirma la experta.

Entre los principales motivos del sufrimiento que destaca Fargas están nuestras expectativas no cumplidas. Por ejemplo, aferrarnos a lo que no podemos controlar, la resistencia al cambio, y la tendencia a vivir en el pasado o preocuparnos excesivamente por el futuro. “También  la comparación constante con los demás, alimentada en gran medida por las redes sociales y la cultura de la inmediatez en la que vivimos”, añade. Para evitarlo, anima a “aprender a gestionar nuestras expectativas. Aceptar lo que no podemos cambiar, vivir más en el presente y cultivar una actitud de gratitud por lo que tenemos, en lugar de lamentarnos por lo que nos falta”.

Practicar el minimalismo emocional es una buena forma de comenzar a reducir el sufrimiento evitable. Es un proceso de liberación que te invita a centrarte en lo esencial. Lo que de verdad aporta valor y felicidad. Se puede empezar por identificar qué te hace sufrir. Ello, afirma la profesional, “requiere de un proceso introspectivo y honesto”. Eso comenzaría por “prestar atención a tus emociones y reacciones en diferentes situaciones. A menudo, nuestras emociones más intensas y persistentes –como la ansiedad, la tristeza o la ira–, pueden ser indicadores de áreas en nuestras vidas que necesitan atención”.

Para identificar qué te hace sufrir, Fargas recomienda practicar “la introspección y el desapego consciente de aquellas creencias, hábitos y patrones emocionales que nos dañan”. Para empezar, sugiere llevar un diario emocional, donde anotar tus experiencias diarias y cómo te sientes en relación con ellas. “Con el tiempo, podrás detectar patrones y temas recurrentes que te causan malestar”, explica. Pero también es importante también cuestionar tus creencias. “Pregúntate por qué ciertas situaciones o comportamientos de otros te afectan. ¿Qué creencias sobre ti misma, los demás y el mundo podrían estar contribuyendo a tu sufrimiento?”, cuestiona.

Herramientas para sufrir menos

Lo primero que Anna Fargas aconseja para plantar cara al sufrimiento es la práctica de la atención plena o mindfulness. “Esta técnica nos ayuda a estar presentes en el momento actual. Observando nuestros pensamientos, emociones y sensaciones físicas sin juicio y sin aferrarnos a ellos”, comenta. Ocurre, según explica, porque “al desarrollar una mayor conciencia de nosotros y de nuestro entorno, podemos empezar a ver nuestras reacciones habituales. Eso nos permite elegir cómo responder en lugar de hacerlo de manera automática”.

Estas son sus recomendaciones para sufrir menos de forma consciente. Pero, además, recuerda que “el minimalismo emocional no es una transformación de la noche a la mañana. Sino que es un proceso constante de elección consciente sobre qué permitimos que ocupe espacio en nuestra vida interior”.

Realiza un inventario emocional: dedica tiempo a reflexionar sobre tus emociones, pensamientos y las situaciones que te generan estrés o malestar. Identifica cuáles son las «piedras» en tu mochila emocional que necesitas revisar o soltar.

Practica la atención plena: integra momentos de mindfulness en tu día a día. Esto puede ser tan simple como prestar atención plena a tu respiración, a los sabores de tu comida o a las sensaciones al caminar. Estar presente te ayuda a distanciarte de las preocupaciones del pasado y del futuro.

Establece límites saludables: aprende a decir no a situaciones o compromisos que no se alinean con tus valores o que te desgastan emocionalmente. Establecer y respetar tus propios límites es clave para conservar tu energía y enfocarte en lo que realmente importa.

Cultiva la gratitud: dedica unos momentos cada día para reflexionar sobre lo que agradeces. La gratitud cambia tu enfoque de lo que te falta a lo que ya tienes, fomentando una actitud más positiva hacia la vida.

Desarrolla la autocompasión: sé amable y comprensivo contigo mismo, especialmente en momentos difíciles. Reconoce que el error y el fracaso son partes naturales del crecimiento humano.

Rodéate de positividad: busca y cultiva relaciones que te enriquezcan y te apoyen. Estar rodeado de personas que te comprendan y te alienten puede tener un gran impacto en tu bienestar emocional.

Dedica tiempo a tus pasiones: haz espacio en tu vida para actividades que te llenen de alegría y satisfacción. Ya sea la lectura, el arte, el deporte o cualquier otro hobby. Estas actividades son esenciales para nutrir tu espíritu.

Busca ayuda cuando la necesites: no dudes en buscar el apoyo de amigos, familiares o profesionales si sientes que las cargas son demasiado pesadas para manejarlas solo. A veces, una perspectiva externa puede ofrecerte una gran claridad.