
Tras un matrimonio de 19 años es bastante atrevido decir que el divorcio es un fracaso. Foto: Nicole Kidman en Nine Perfect Strangers.
Nada es para siempre... ¡Y menos mal!
Por qué el divorcio de Nicole Kidman es un triunfo, no un fracaso
El divorcio de la actriz y Keith Urban les permitirá disfrutar de un nuevo capítulo. Porque 19 años de matrimonio suponen un triunfo y es vital no caer en la trampa de vincular una ruptura con un fracaso.
Por Marita Alonso
1 DE OCTUBRE DE 2025 / 16:59
La noticia del divorcio de Nicole Kidman y Keith Urban ha vuelto a tener en el mundo el efecto que acostumbran a tener las rupturas entre parejas célebres: muchos se echan las manos a la cabeza mientras exclaman que el amor no existe. Por descontado las relaciones parasociales son las responsables de este comportamiento, pero conviene reflexionar acerca de por qué tanta gente cree que una ruptura amorosa es un fracaso. De hecho, como se pregunta el comentarista cultural pop Blakely Thornton… ¿En qué mundo es un matrimonio de 19 años que acaba es divorcio es un fracaso? «Tienen dos niñas preciosas y muchos recuerdos maravillosos», asegura.
Fueron felices y comieron perdices
La narrativa del «amor para siempre» es peligrosa, pues hace que se tenga más en cuenta lo que dura una relación que la calidad de la misma. Así lo explica Sonia Encinas, sexóloga y terapeuta especializada en parejas. «La duración del amor hacia la pareja no está en nuestro control, aunque es obvio que podemos cuidarlo. Lo que entendemos que era para siempre es el pacto de pareja, que funcionaba casi como un contrato, lo que hacía (y hace) que muchas personas estuvieran en relaciones insatisfactorias. Reconocer que una relación saludable y satisfactoria —“el amor”— puede o no durar para siempre, nos debería empujar a entender que, por lo menos, debemos cuidarla para que siga siendo así», explica.
«Pero que si un día ya no es así, no tenemos por qué continuar y que una separación no es un fracaso ni hace que todos los años satisfactorios cuenten menos o sean menos valiosos. Una relación satisfactoria puede ser estupenda tanto si dura tres años como 30. Pero creer que sí o sí las relaciones son para siempre y que no hay que hacer nada por cuidarlas, porque basta con amar, es un mal punto de partida», añade.
Hay vida más allá del divorcio
Y para quien siga pensando que una divorcio es un fracaso (cuando el fracaso es permanecer en una pareja en la que prima la infelicidad), la empresaria y conferenciante internacional especializada en liderazgo, emprendimiento y empoderamiento femenino Bisila Bokoko, habla de la forma en la que hay que pensar en esos supuestos fracasos. «Cada fracaso es un capítulo, no el libro entero. En realidad, es información en bruto: nos muestra qué no funcionó, dónde ajustar y cómo volver más fuertes», dice la autora de Mi miedo y yo (Plataforma Editorial, 2025). Es decir: de cada ruptura podemos aprender para asegurarnos de que la siguiente fase de nuestra vida será mejor.
En España, el número de divorcios en 2024 fue de 82.991. Sin embargo, lo habitual es que las separaciones se vivan como un estrepitoso error, cuando resulta esencial ver esos tropiezos como la oportunidad de escribir un nuevo capítulo. Así lo cree Angie L. Luna, que en El amor más grande (B, 2025) crea una guía para las mujeres que, por anteponer el bienestar de sus hijos, permanecen en un matrimonio que dejó de hacerlas felices hace mucho tiempo. “Nunca es demasiado tarde para empezar a vivir la vida que deseas”, asegura la autora. Y por eso es importante recordar que las rupturas, aunque por descontado son dolorosas, tienen un porqué y por ende, pueden resultar sanadoras y son imprescindibles para comenzar una nueva etapa.
Dejemos el romanticismo a un lado
«Si la supuesta separación de Nicole Kidman de su marido de muchos años, Keith Urban, nos enseña algo, es que es hora de dejar de imponer nuestras relaciones románticas al paradigma del fracaso/éxito», escribe en Popsugar Emma Glassman-Hughes.
Recalca que un divorcio no es un fracaso, sino un punto y aparte. Como todo en la vida. «Aunque quizá no sepamos exactamente por qué decidieron terminar este capítulo como matrimonio, tampoco nos han dado motivos para pintar toda su relación como un fracaso, un error o una pérdida. De hecho, todo lo que antes celebrábamos de su relación —su cariño; su respeto por sus respectivas carreras; sus hijos sanos y en crecimiento— sigue siendo real, aunque parezcan diferentes en el futuro», asegura. Porque el verdadero fracaso es creer que romper con alguien es un fracaso ‘per se’, cuando el problema es continuar en relaciones que no nos hacen felices. Además, ¿quién dice que no podemos comer perdices sin una pareja al lado?
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