La crononutrición es la ciencia que estudia cómo afecta el momento del día en el que comemos a nuestra salud, metabolismo, energía e incluso al riesgo de enfermedades.
Esta fruta desecada contribuye a una mayor densidad ósea y a un correcto desarrollo de la masa muscular, algo clave sobre todo para las mujeres a partir de los 50 años.
Las setas contienen la protovitamina ergosterol, que se convierte en Vitamina D2 cuando se exponen a la luz.
Además de su altísimo poder antioxidante, la guayaba también contiene proteínas que ayudan al fortalecimiento de huesos y músculos.
El miedo al efecto inflamatorio del gluten ha hecho que muchos lo eliminen de su dieta sin haber sido diagnosticados de celiaquía. Gran error.
Rica en compuestos antiinflamatorios, esta fruta contiene vitaminas y minerales que mejoran el estado de ánimo y potencian la salud digestiva y cardiovascular.
Despertarse cada día en medio de la noche para atiborrarse de comida poco saludable acaba cobrándose un peaje sobre la salud.
Beber el agua demasiado fría puede empeorar las digestiones y aumentar la presión arterial. Lo mejor es tomarla a 16º C por ser la temperatura a la que resulta más apetecible.
El chocolate a la taza puede ser mucho más que una recompensa reconfortante. Si lo tomas alto en cacao y bajo en azúcar, puede ser un excelente alimento para tu cerebro.
Da igual que la comida haya sido copiosa y ya no te quepa bocado. El cerebro cuenta con un «estómago del postre» que te exigirá que te atiborres de azúcar. Aunque siempre puedes recurrir a la fruta.
La fermentación selectiva convierte a los tubérculos en un alimento prebiótico que estimula la salud intestinal.