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Ser adicto al azúcar puede hacerte sentir más agotado./ Foto: Pexels.
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Si te ocurre, andarás muy cansado. Un nutricionista explica cómo saber si lo eres y a transformar la alimentación para vivir con más energía.
Por Paka Díaz
20 de febrero de 2024 / 14:00
Las personas glucodependientes van por la vida, sobre todo, muy cansadas. Paradójicamente, aunque priorizan los alimentos más energéticos, o sea los carbohidratos, se tienen bajos niveles de energía. Con algunos cambios en su dieta –pero sin hacer dieta–, se puede recuperar el combustible procedente de la grasas para recuperar la fuerza y el ánimo. Lograrlo es posible, si sabes cómo y “puede cambiar la vida de muchas personas a mejor”, recuerda el nutricionista Marcos Bodoque.
Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Bodoque es además experto en Nutrición y Medicina Funcional. En su libro Elige nutrirte, pone de relieve su enfoque integral para ayudar a mejorar el bienestar y la alimentación de las personas. “Mi objetivo es que las personas aprendan a alimentarse de verdad, que dejen de hacer dietas y entiendan cómo su alimentación les afecta en su día a día a nivel de energía y estado emocional”, señala. También reconoce que quiere conseguir “que la comida deje de ser un motivo de estrés y preocupación, que las personas consigan sanar su relación con la comida y con su cuerpo”.
Básicamente, ser glucodependiente es basar tu alimentación, y por tanto tus fuentes de energía, en carbohidratos. De ese modo, se generan picos de insulina que impiden la lipolisis. O sea, dejamos de consumir la grasa para lograr energía y eso daña nuestra flexibilidad metabólica, “la capacidad de nuestro cuerpo de utilizar las dos principales fuentes de energía de las que disponemos: grasas y carbohidratos, de forma eficiente y en función de la disponibilidad”, cuenta Bodoque. Tenerla bien engrasada es esencial para ir con ánimo por la vida.
Las personas que carecen de flexibilidad metabólica, sobre todo, en lo relativo a la capacidad de utilizar la grasa como fuente de energía, van agotadas por la vida. Pero el experto en nutrición subraya que “cuando somos realmente buenos utilizando la grasa en nuestro día a día, nuestros niveles de energía se disparan. Y la pérdida de grasa se hace mucho más sencilla”.
Ser glucodependiente sería el estado totalmente opuesto a tener flexibilidad metabólica. Lo notas porque vas agotado, pero también porque necesitas comer cada dos o tres horas. “Cuando nuestro organismo es dependiente de la glucosa (del carbohidrato) y no es capaz de obtener energía de las grasas, necesita que constantemente le tengamos que dar nueva glucosa”, aclara el profesional, “tener hambre, y de un tipo muy incómoda, durante todo el día, es de las cosas más molestas que hay, y una gran fuente de estrés para gran parte de la población”.
Para saber si eres una persona glucodependiente, Bodoque señala que hay que estar atento a estos síntomas y ver si te reconoces en ellos en tu día a día. Lo primero sería sentir hambre cada dos o tres horas, ya que un organismo nutrido correctamente, no debería sentirlo. Otro sería sentir “ansiedad con la comida y con el dulce de forma recurrente, sobre todo por la tarde-noche”, dice el experto.
También sería un signo de alerta no ser capaz de rendir en un entrenamiento de intensidad o muscular sin haber ingerido carbohidratos antes, ni poder hacer un ayuno de 16 horas sin morirte de hambre.
Además, el nutricionista señala que otro síntoma sería que “si dejas de entrenar dos semanas pierdes literalmente casi todo tu progreso y mucho volumen muscular”. A él mismo, reconoce, le ocurría en el pasado y notaba por ejemplo que “cuando llevas una hora de entrenamiento baja mucho tu rendimiento”. Por último, habría que empezar a preocuparse en cuanto a tu glucopendencia si “no eres capaz de entrenar en ayunas a no ser que hayas hecho una comida alta en carbohidratos la noche anterior.
Para hacerse una idea de lo que ocurre en el cuerpo si eres glucodependiente, hay que tener en cuenta que “cuando nuestro organismo es dependiente de la glucosa (del carbohidrato) y no es capaz de obtener energía de las grasas, necesita que constantemente le tengamos que dar nueva glucosa”, explica Bodoque. En cuanto al bienestar, esto se traduce en “niveles de energía más bajos, un deterioro más rápido de nuestro organismo, o sea, envejecimiento acelerado, y lo más importante, es la necesidad de estar comiendo cada dos o tres horas”, apunta el profesional.
Sin embargo, dejar de ser glucodependientes es posible si sabes cómo. Para empezar, podemos mejorar nuestra capacidad de utilizar las grasas como fuente de energía. “Para ello es necesario reducir el aporte de carbohidratos en nuestra alimentación durante una buena temporada, para así dar paso a priorizar la grasa. Sin embargo… para ser capaz de hacer esto, es importantísimo perderle el miedo a las grasas”, apunta el experto en nutrición.
El experto ofrece cuatro sencillas recomendaciones para poder transformar tu alimentación, sin dietas. Con ello se consigue vivir con unos niveles elevados de energía y un mayor bienestar.
Elimina el azúcar y los productos refinados o procesados de tu día a día. “Son ladrones de energía y de un buen estado de ánimo. Elimina también los aceites vegetales de semillas (girasol, canola, soja, maíz, etc.), pues inflaman enormemente todo tu organismo y eso nos deja sin energía”, explica Marcos Bodoque.
Apuesta por las grasas saludables. El experto anima a dejar de priorizar el carbohidrato como fuente de energía. “Sobre todo, dejemos de lado las harinas refinadas como la pasta y el pan. Empecemos a priorizar las grasas saludables como fuente de energía”, propone.
Más productos de origen animal. “Dejemos de tenerle miedo a los alimentos de origen animal, basemos nuestra alimentación en carne, huevos y pescado de calidad”, recomienda. De ese modo, se lograrán “la mayor cantidad de las vitaminas y minerales que necesitamos, además de las proteínas de la mejor calidad”.
Basta con comer 2-3 veces al día. Frente a la moda de comer cinco veces al día, Bodoque anima a aprender a nutrir nuestro organismo. “Así, nos bastará con comer 2-3 veces al día. Eso quitará un montón de energía de tu sistema digestivo que estará disponible para ti en tu día a día”, recuerda y asegura que “ si haces esto, y algunas cosas más que te cuento en el libro, tu vida cambiará por completo. Solo tienes que experimentarlo”.
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