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El estrés puede hacer que se note menos densidad capilar y que el pelo se caiga al cepillarlo o lavarlo./ Foto: Pexels.

CUERPO

Cómo frenar la caída de pelo cuando la culpa la tiene el estrés

No es una leyenda urbana: el estrés puede desempeñar un papel importante en la pérdida de cabello. La buena noticia es que suele ser reversible y que se puede prevenir. Descubre cómo.

Por María Corisco

13 de diciembre de 2023 / 06:30

Pasas el cepillo y, de pronto, el horror: un mechón de tu melena se queda en el cepillo. Haces la cama y nuevamente el horror: la almohada está llena de pelo. Y te dices que es lo único que te faltaba, precisamente en este momento en el que estás a tope de trabajo y con un montón de preocupaciones. Lo que tal vez no te has parado a pensar es que ambas situaciones, el estrés y la caída del pelo, están muy relacionadas. Eso, sin contar que en otoño también se produce la caída estacional.

Así lo confirma la doctora María Luisa Martos Cabrera, especialista en Dermatología del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo: “El estrés excesivo y prolongado puede afectar la salud en general, y uno de los efectos secundarios puede ser la caída del cabello. Este tipo de pérdida de cabello relacionada con el estrés se conoce como efluvio telógeno”.

El ciclo capilar

Esta condición se produce cuando el estrés intenso o prolongado desencadena un cambio repentino en el ciclo de crecimiento del cabello. Como explica la experta, el cabello normalmente pasa por tres fases:

  1. Fase de crecimiento (anágena).
  2. Fase de transición (catágena).
  3. Fase de reposo (telógena).

En circunstancias normales, aproximadamente el 10-15% del cabello está en la fase telógena, listo para caerse y ser reemplazado por un nuevo cabello en crecimiento. Sin embargo, señala, “el estrés extremo puede inducir una mayor cantidad de folículos pilosos a entrar prematuramente en la fase telógena, lo que resulta en una mayor caída del cabello de lo normal. Este fenómeno se llama efluvio telógeno, y puede notarse una pérdida de cabello significativa al peinarlo, lavarlo o simplemente al tocarlo”.

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La relación entre estrés y salud capilar

Sabemos que el estrés agudo induce una respuesta en nuestro organismo que tiene un sentido defensivo (por ejemplo, nos prepara para correr si nos encontramos ante un león). “Los estresantes psicosociales también inducen este tipo de respuesta. Se produce una activación del sistema nervioso simpático-adrenal, el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y el sistema nervioso autónomo, que desencadena la liberación de mediadores proinflamatorios en un intento por mantener el equilibrio del organismo”, explica la experta.

Es una respuesta necesaria y defensiva. Sin embargo, “si el estrés es intenso o los recursos que se tienen para frenarlo son bajos, la respuesta neuroendocrina-inmune aumentada se vuelve tóxica”. Se ha visto cómo estas sustancias producidas por el estrés mantenido o intenso también afectan a nuestro cabello y pueden:

  • Interrumpir el ciclo de crecimiento del cabello, llevando a más folículos capilares a la fase de reposo (telógena), cuando se desprenden con más facilidad.
  • Activar enfermedades autoinmunes, como la alopecia areata.
  • Reactivar enfermedades infecciosas de la piel.
  • Inducir cambios hormonales: el estrés puede desencadenar cambios hormonales en el cuerpo, como un aumento en los niveles de cortisol (hormona del estrés) y los niveles de andrógeno. Estos cambios hormonales pueden, induciendo una mayor producción de sebo, afectar el ciclo de crecimiento del cabello y contribuir a la pérdida temporal del mismo.
  • Modificar la microbiota, lo que agrava afecciones del cuero cabelludo como la caspa, la dermatitis seborreica o la psoriasis, que pueden conducir a la caída del cabello si no se manejan adecuadamente.
  • Reducir del flujo sanguíneo: el estrés prolongado puede provocar la constricción de los vasos sanguíneos, lo que puede reducir el suministro de sangre al cuero cabelludo. Una circulación sanguínea deficiente puede afectar el crecimiento y la salud del cabello.

¿Se te cae mucho el pelo o solo un poco?

La intensidad de la pérdida de cabello asociada al estrés puede depender de varios factores, nos explica la doctora Martos Cabrera:

  • Nivel de estrés. Cuanto mayor sea el estrés experimentado y su duración, es más probable que mayor cantidad de folículos capilares entren en la fase telógena (de reposo), lo que resultará en una mayor pérdida de cabello.
  • Sensibilidad individual. La respuesta de cada persona al estrés puede variar. Algunas personas pueden ser más susceptibles a la pérdida de cabello asociada al estrés que otras, incluso ante niveles similares de tensión emocional.
  • Duración del estrés. La duración del estrés también puede influir en la intensidad de la pérdida de cabello. El estrés prolongado y crónico puede tener un impacto mayor en el ciclo de crecimiento del cabello en comparación con el estrés a corto plazo.
  • Salud general. La salud general del individuo, incluyendo la genética, la dieta, los hábitos de sueño y otros factores de estilo de vida, puede influir en la capacidad del cuerpo para manejar el estrés y su impacto en la salud capilar.
  • Factores ambientales y de estilo de vida. El entorno y los hábitos de vida, como la exposición a toxinas ambientales, el consumo de tabaco, la alimentación desequilibrada o la falta de ejercicio, pueden afectar la salud del cabello en situaciones estresantes.

La caída por estrés es reversible

La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, la caída del cabello relacionada con el estrés (efluvio telógeno) es reversible. “Cuando el estrés disminuye o se maneja adecuadamente, el ciclo de crecimiento del cabello generalmente se normaliza y el cabello comienza a crecer nuevamente por sí solo. Sin embargo, la duración de la recuperación varía de persona a persona. En algunos casos, puede llevar varios meses para que el cabello vuelva a crecer por completo”, apunta la experta.

¿Cómo lo trato?

Por lo general, “no se requiere un tratamiento específico para la caída del cabello relacionada con el estrés, ya que tiende a resolverse naturalmente con el tiempo”. Sin embargo, existen algunos enfoques que pueden ayudar a acelerar la recuperación y promover el crecimiento saludable del cabello.

  • Manejo del estrés. Reducir y manejar el estrés a través de técnicas de relajación, meditación, ejercicio regular, dormir lo suficiente y buscar apoyo emocional puede ayudar a mejorar la salud general y, por lo tanto, la salud del cabello.
  • Nutrición adecuada. Consumir una dieta equilibrada y rica en nutrientes esenciales para el cabello, como proteínas, hierro, zinc, vitaminas B y vitamina D, puede favorecer el crecimiento capilar saludable.
  • Cuidado del cuero cabelludo. Mantener el cuero cabelludo limpio y saludable con champús suaves y evitar el uso excesivo de productos químicos o tratamientos agresivos puede ayudar en el proceso de recuperación del cabello.
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Si la pérdida de cabello persiste más allá de lo que se considera normal después de un período de estrés, o si es significativa y preocupante, es recomendable consultar a un dermatólogo para obtener una evaluación más detallada y un asesoramiento específico. “En algunos casos, se pueden recomendar tratamientos médicos o tópicos para promover el crecimiento del cabello o descartar otras causas subyacentes de la pérdida de cabello. En consulta, se puede realizar otros tratamientos complementarios como la mesoterapia capilar, que consiste en la aplicación de microinyecciones superficiales de sustancias específicas directamente en el cuero cabelludo”.

Consejos para cuidarte el cabello en casa

Finalmente, la doctora Martos Cabrera da los consejos clave para cuidar en casa del cabello:

  • Lavado adecuado: utiliza champús suaves y acondicionadores según tu tipo de cabello. No laves el cabello con agua excesivamente caliente, ya que puede resecarlo. Enjuaga bien para eliminar todos los residuos.
  • Hidratación: usa acondicionador o tratamientos hidratantes para mantener el cabello suave, hidratado y protegido de la sequedad.
  • Cepillado delicado: cepilla suavemente el cabello para evitar dañar los folículos pilosos. Utiliza cepillos de cerdas suaves y evita cepillar el cabello mojado, ya que es más propenso a romperse.
  • Alimentación capilar: aplica tratamientos capilares nutritivos como mascarillas o aceites naturales (como aceite de coco, aceite de argán o aceite de jojoba) para mantener la hidratación y fortaleza del cabello.
  • Protección solar: protege tu cabello de los daños causados por el sol utilizando sombreros o productos capilares con protección UV cuando estés expuesto al sol durante períodos prolongados.
  • Corte regular: recorta las puntas regularmente para prevenir las puntas abiertas y el quiebre del cabello, lo que ayuda a mantenerlo más saludable en general.
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