Armonización facial: la técnica con la que te olvidarás de los filtros de las redes sociales sin cirugía

Según el Estudio dimensionamiento e impacto socioeconómico de la Medicina Estética en España, realizado por La Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), durante el año 2021, en España se realizaron un total de 871.525 tratamientos médico-estéticos, de los cuales, la gran mayoría (626.778) fueron tratamientos faciales cuyo objetivo era mejorar la apariencia del rostro o incluso rejuvenecerlo. Y se piensa que todo es culpa de las redes sociales.

Así, un 42% de estos tratamientos correspondieron a toxina botulínica, un 32% de ácido hialurónico y un 20% a tratamientos para mejorar la calidad de la piel, terapias todas que buscan una belleza natural y temporal, donde no se perciban excesivos cambios y no sean definitivos, según afirma este informe.

Qué es la armonización facial

Este interés va en aumento y la edad a la que los pacientes acceden a este tipo de tratamientos se ha rebajado mucho: «El uso de las redes sociales, la posibilidad de usar filtros y la aparición de aplicaciones que permiten cambiar las formas del rostro han contribuido a generar nuevas necesidades en pacientes jóvenes«, apunta el Dr. Sergio Fernández, vicepresidente segundo de SEME. Hace unos años la edad media de entrada a la medicina estética era de 35 años y ahora, jóvenes de poco más de 20 años ya solicitan, principalmente, rellenos de ácido hialurónico en labios y toxina botulínica.

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Dada la demanda creciente de los tratamientos médico-estéticos sin cirugía, nos hemos interesado por una técnica novedosa cuyo objetivo es mejorar la apariencia global del rostro al equilibrar sus características y proporciones y ralentizar el envejecimiento de la piel. La doctora Susan Díaz Reverand, cirujana facial y médica estética habla de la armonización facial, una técnica que «consiste en tratar el rostro como un todo, es decir, globalmente, realizando tratamientos para eliminar arrugas y reposicionar los tejidos internos para dar la forma deseada al rostro», nos indica la experta.

En qué consiste

No se trata de un tratamiento estándar que sirva para todo el mundo, sino de un conjunto de terapias que se individualizan en función del rostro de cada paciente. «Para tratar el tercio superior, lo que son las arrugas de expresión que se forman en el entrecejo o las patas de gallo, tenemos los bioestimuladores, que van muy bien para estas áreas. Para el tercio medio, que abarca la nariz y los pómulos, y el tercio inferior, que incluye los labios, el arco mandibular y el mentón, tenemos el ácido hialurónico, que sirve para rellenar y dar volumen a los mentones que están retraídos, al marcaje del arco mandibular o de los pómulos; así como para la rinomodelación y el relleno de labios«, aclara Susan Díaz Reverand.

Pero la armonización facial no trata únicamente detalles específicos del rostro, sino que supone una mejora de la apariencia de la piel en su conjunto. Según nos cuenta Díaz Reverand, esto se hace por medio de vitaminas con efecto luminoso, como la vitamina C, la niacinamida y otros antioxidantes que, además de aportar vitalidad a la piel, despigmentan las posibles manchas y reducen el tamaño de los poros.

Además, «se utilizan bioestimuladores dérmicos, que son ácidos hialurónicos no reticulados, que no rellenan y que estimulan el colágeno para dar luminosidad e hidratación en pieles deshidratadas o apergaminadas», nos aclara la experta.

De este modo, el efecto de los rellenos y neuromoduladores se potencia al tener una piel más luminosa que, además, aporta un efecto de lifting natural.

«Yo recomiendo a todos mis pacientes, además, que también utilicen tratamientos de dermocosmética o cremas domiciliarias, de cara a mantener esa luminosidad y jugosidad de la piel, y que así les luzcan mucho más todos estos tratamientos y se mantengan mejor a lo largo del tiempo», concluye la doctora.

Los efectos de la armonización facial

El efecto de una armonización facial dependerá de cada persona, puesto que no todos necesitan los mismos tratamientos. Algunos necesitan únicamente definir más el rostro, otros tratar la flacidez facial y otros, simplemente, luchar contra los efectos estéticos del envejecimiento. También puede haber pacientes que lleguen a este tratamiento para solucionar problemas de mentón retraído sin llegar a la cirugía.

Sobre todo, lo que persigue Susan Díaz Reverand es que el resultado quede natural y armónico, aunque no siempre es así. «Eso depende del doctor que te trate y del gusto del paciente. He visto en redes sociales casos de doctores de Rusia o Turquía en los que los cambios realmente son exagerados, porque los cánones de belleza en estos países son completamente diferentes y buscan cambios artificiales», nos indica. Y es que se trata de un tratamiento muy personalizado.

¿Y en cuánto a los tiempos? «Normalmente, el efecto es inmediato, aunque si se realiza tratamiento con neuromoduladores, habría que esperar 15 días para ver el resultado final», indica la experta.

Eso sí, al no tratarse de una cirugía, sus efectos no son permanentes. «Los efectos de los neuromoduladores duran aproximadamente seis meses, pero los de los ácidos van más allá. Los hialurónicos tienen una duración de 8 a 12 meses, e incluso hay una nueva generación en el que los resultados se mantienen hasta 18 y 24 meses. Los retoques, al final, dependen del tratamiento que se haga. Si se hace con toxina botulínica, debe hacerse a los seis meses. Si es con ácido hialurónico, dependerá de la marca y la reticulación, pero se tendría que retocar a los 12 meses, más o menos», aclara.