Dejar que el cuerpo adquiera resistencia y se adapte a una rutina de carrera evitará que te agotes rápidamente y sufras lesiones. FOTO: Getty Images.
Ejercicio
Estos son los errores más comunes que cometes cuando empiezas a correr
Correr demasiado rápido, no esperar los días de descanso necesarios entre sesiones y no alimentarse adecuadamente antes y después del ejercicio pueden convertir tu carrera en un suplicio.
Por Marcos López
18 DE NOVIEMBRE DE 2024 / 07:38
Ha llegado el momento de subir el ritmo. De convertir esa caminata diaria que tanto bien le hace a tu salud en una carrera. De trotar en vez de marchar. Como hacen cada día millones de corredores por las calles de todo el mundo. Por lo que no tiene que ser tan difícil. Menos aún cuando eres un marchador experto. Pero cuidado: pasar de una caminata a una carrera es mucho más que una mera cuestión de velocidad.
Adrián Rodríguez, entrenador personal, explica que “el running es un ejercicio de alto impacto que añade una gran tensión a los tendones, músculos y articulaciones, por lo que comparado con caminar aumenta, y mucho, el riesgo de sufrir una lesión”. Toma nota de los errores más comunes que cometen los corredores noveles y que deberías evitar para que tu carrera no se convierta en un suplicio.
No te aceleres, acelera gradualmente
Has metido una marcha más a tu caminata y sientes como si volaras. Tanta velocidad hace que tu cuerpo, como demuestra la Universidad de Pristina, se llene de adrenalina y te invada la euforia. Por lo que decides salir a correr siempre que puedes. Ir cada vez más lejos y más rápido. Pero hay un problema. Tu cuerpo no está acostumbrado a tanto esfuerzo, por lo que es muy probable que lo acabes pagando. Que acabes demasiado agotado e, incluso, lesionado.
Así que hay que moderar la intensidad de la carrera. Cuando menos al principio. Como refiere Adrián Rodríguez, “uno de los mayores errores que se cometen al iniciarse en el running es correr demasiado rápido. Pero hay que ir poco a poco. Dejar que el cuerpo adquiera resistencia y se adapte a una rutina de carrera”. En WeLife te contamos los pasos a dar para convertir tus caminatas en carreras. Gradualmente y sin acelerarse.
No te olvides de comer antes y después
Recuerda: esta marcha más exigirá un mayor esfuerzo a tus músculos. Por lo que tienes que asegurarte de llenarlos de combustible. Alimentarte adecuadamente. Lo que no hacen muchos corredores noveles, que tal como hacían con sus paseos matutinos, posponen su desayuno hasta haber completado su ejercicio. Que partiendo con unos niveles de energía en la reserva, puede hacerse muy corto. Así que no te olvides de comer antes de salir a correr para activar tu energía. También una vez concluido el ejercicio, para reponer las fuerzas y acelerar el proceso de recuperación.
Sal a correr con amigos para sentirte apoyado
Trotar solo por las calles puede resultar muy aburrido. Más aún en los inicios y tras haber disfrutado de tantos amenos paseos en grata compañía. Por lo que es muy recomendable compartir tus carreras. Internet está lleno de grupos de running que te acogerán con los brazos abiertos. Pero mejor aún hacerlo con amigos que te brinden el apoyo físico y emocional que tanto necesitas mientras te esfuerzas por alcanzar tus objetivos.
Necesitas un equipamiento adecuado, no el más caro
También tienes que caer en la cuenta de que no estás participando en unas Olimpiadas. Que no vas a salir por televisión. Por lo que no es necesario que te gastes cantidades ingentes de dinero en un equipamiento digno de un profesional. Lo que suele ocurrirle a muchos neófitos, que se inician en el running con las zapatillas, la vestimenta y los smartwatches más caros del mercado.
En este sentido, el entrenador personal recomienda “empezar con unas buenas zapatillas que se adapten a tu zancada, forma de pie y tipo de cuerpo, así como utilizar calcetines de running para absorber el sudor y prevenir la aparición de molestas ampollas”.
Tienes que descansar y recuperarte
Un último apunte: la mejor manera de convertirse en un corredor es no saliendo a correr todos los días. Dejando que el cuerpo repose y se recupere. Que se vaya adaptando progresivamente al nuevo ejercicio. Lo que no sucederá de hacerlo a diario. La persistencia puede resultar contraproducente. De no guardar los días de descanso, de forzar demasiado, te acabará doliendo todo el cuerpo. Trotar por las calles se convertirá en un tormento y acabarás dejándolo. Más pronto que tarde.
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