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La microbiota vaginal nos protege frente a los patógenos

Se conoce como microbiota vaginal al conjunto de microorganismos que vive en la mucosa de los genitales de la mujer./ Unsplash.

SALUD FEMENINA

¿Sabes la importancia que tiene la microbiota vaginal en tu bienestar general?

Los microorganismos que habitan en la vagina también tienen mucho que decir acerca del bienestar femenino. ¿Sabes si estás cuidando de ellos como se merecen?

Por Mónica Heras

1 de septiembre de 2022 / 07:39

Seguro que has escuchado hablar mucho últimamente acerca de de la microbiota y su importancia en el bienestar general. Los microorganismos que pueblan nuestros intestinos son los encargados de protegernos del ataque de ciertos patógenos y de su buena salud depende también la nuestra, por lo que los expertos recomiendan tomar tanto prebióticos como probióticos.

Sin embargo, todavía se habla poco de la microbiota vaginal y de la relación que tiene con muchas de las dolencias femeninas. Por eso hemos hablado con Mariana Aróstegui de Organically, licenciada en ciencias biológicas con master en microbiota humana y certificación en nutrición clínica y nutrición para la mujer, quien nos ha ayudado a conocer mejor este desconocido ecosistema.

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¿Qué es la microbiota vaginal?

Mariana nos aclara que se llama así al conjunto de microorganismos que vive en la mucosa vaginal. Este constituye un ecosistema dinámico que cambia en función de la situación hormonal de la mujer. Su función consiste en cuidar de la propia mucosa vaginal y protegerla del posible sobrecrecimiento de patógenos.

La gran mayoría de las bacterias que componen esta microbiota son del género Lactobacillus spp., que, junto con otras especies minoritarias, llevan a cabo lo que se llama la fermentación láctica. El resultado es la producción del ácido láctico, el cual crea un ambiente inhóspito para los microorganismos procedentes del intestino. “Podríamos decir que crea una barrera química muy efectiva en las mujeres en edad fértil de cara a prevenir infecciones y a evitar el desarrollo de microorganismos oportunistas”, indica Mariana.

Relación entre microbiota vaginal y el intestino

El origen de la microbiota vaginal está todavía en estudio. A día de hoy –comparte Aróstegui–, se cree que los microbios empiezan a colonizar el epitelio vaginal durante el proceso del parto, como ocurre con los microbios que formarán otras microbiotas como la oral o la intestinal, a partir de la microbiota vaginal materna. También se cree que el feto ya recibe información microbiana durante la gestación, por lo que es posible que el inicio del desarrollo de la microbiota vaginal sea dentro del vientre materno.

Por otro lado, hay estudios que consideran que el intestino es el reservorio de los microrganismos que forman la microbiota vaginal, por lo que existe una relación muy íntima entre ambas. «Esto significa que mujeres con intestinos sanos tienen más probabilidades de presentar microbiotas vaginales equilibradas. Mientras que disbiosis o desequilibrios microbianos a nivel digestivo probablemente generen disrupciones en la cavidad vaginal», arguye la experta.

La microbiota y la edad: ¿cómo fluyen?

La microbiota vaginal sufre grandes cambios a lo largo de la vida de la mujer, los cuales están íntimamente relacionados con la secreción hormonal. De hecho, hoy sabemos que los lactobacilos vaginales presentan mayor abundancia a mayores concentraciones de estrógenos, por lo que la microbiota vaginal de una niña recién nacida es similar a la de su madre en cuanto a composición microbiana debido a la carga hormonal estrogénica que ha recibido a través de la placenta durante la gestación, y tras pasar por el canal del parto.

Sin embargo, nos explica Mariana, cuando las hormonas procedentes de la gestación y lactancia se metabolizan en el cuerpo de la bebé, el sistema endocrino de esa niña entra en una fase de hibernación hasta la pubertad. En estos años de infancia, al igual que le ocurre a la mujer a partir de la menopausia, los niveles estrogénicos son bajos y la mucosa vaginal es fina y pobre en nutrientes. Pero, cuando en la mujer arranca la secreción de estrógenos, el epitelio vaginal incrementa su grosor y la presencia de glucógeno y otros nutrientes. Esto permite que microorganismos que antes no podían vivir ahí, puedan comenzar a colonizar esta cavidad.

Durante esta vida fértil, la concentración de lactobacilos sube y baja de manera cíclica con el baile hormonal del ciclo menstrual. «Con el sangrado de la menstruación la mujer pierde aliados microscópicos de manera temporal y la vagina se alcaliniza levemente, lo que la hace más susceptible de ser atacada por algún patógeno oportunista».

Cuando una mujer se queda embarazada, sufre un refuerzo aún mayor de estos lactobacilos ya que la mucosa vaginal aumenta aún más su grosor y, como consecuencia, el pH vaginal baja aún más, generando un ecosistema inhóspito para microorganismos patógenos. «Sin duda los soldados bacterianos protegen al feto de cualquier posible infección o toxicidad y de ahí que sea crucial presentar una microbiota equilibrada antes de buscar el embarazo. Presentar alteraciones en esta microbiota durante la gestación pondría en riesgo la salud del bebé», apunta Aróstegui.

Y ahora dinos… ¿Cómo está tu microbiota?

Para Mariana la mejor forma de conocer si la microbiota vaginal está en equilibrio sería realizar un test de disbiosis. A partir de un exudado vaginal se conoce el nivel de los lactobacilos más relevantes para la salud vaginal (L. crispatus, L. iners o L.gasseri). También la posible presencia de patógenos ya sean bacterias, hongos o virus.

Explica que “un número reducido de lactobacilos y de otros microorganismos relevantes para la salud vaginal predisponen a la mujer a sufrir infecciones como las candidiasis, tan frecuentes en la actualidad. Incluso las vaginosis, por el sobrecrecimiento de Gardnerella vaginalis, otra infección común en el mundo occidental”.

Añade que varios estudios reflejan que los desequilibrios en la microbiota vaginal también predisponen a la mujer a padecer enfermedades de transmisión sexual. Tal es el caso del virus del papiloma humano (HPV), virus de la inmunoinsuficiencia humana (HIV) y otras infecciones como la gonorrea o la causada por clamidias. Por último, los desequilibrios microbianos en la mucosa vaginal también están relacionados con nacimientos prematuro.

¿Cómo puedo tener un ecosistema vaginal sano?

Al igual que ocurre con las bacterias que viven en el intestino, los microbios vaginales son muy susceptibles a factores como el estrés crónico, el sedentarismo, el exceso de higiene, el abuso de antibióticos o la ausencia de contacto con la luz solar. «Este tipo de factores, tan presentes en el mundo moderno, debilitan a nuestras aliadas microscópicas y son desencadenantes de desequilibrios«.

La experta nos invita a cuidar la alimentación, puesto que es clave a la hora de mantener a las comunidades microbianas sanas. «Deberíamos evitar los azúcares, las harinas y los ultraprocesados. En cambio, recomiendo llenar el plato cada día de fibras vegetales, especias, grasas y proteínas de calidad y de alimentos denominados prebióticos. Estos favorecen el crecimiento de microbios beneficiosos, y pueden ser :

  • Puerro
  • Espárrago
  • Plátano verde
  • Alcachofa
  • Legumbres
  • Semillas
  • Algas
  • Aguacate

Nos habla también de los óvulos vaginales probióticos, una herramienta cada vez más utilizada para aportar esos microbios que nuestro estilo de vida debilita. «Están formulados con diferentes combinaciones de esos lactobacilos que protegen la cavidad vaginal y cuya aplicación local es más efectiva que por vía oral».

Por último, al ser el intestino es el reservorio de muchas bacterias vaginales, los desequilibrios en la microbiota intestinal podrán repercutir en esta región. «Si existen síntomas digestivos será crucial revertirlos y trabajarlos, para asegurar un correcto equilibrio de microbios en la región vaginal. Porque muchas mujeres que tienen problemas de fertilidad padecen de síntomas digestivos y no son conscientes de la relevancia que puede tener el solucionarlos. Aunque parezcan espacios independientes del cuerpo, existe una íntima conexión entre ambos y, al fin y al cabo, la salud comienza siempre en el intestino«.

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