
El slow sex invita a saborear y disfrutar los preliminares, besos y caricias sin prisas ni presiones externas. FOTO: fotograma Last Night.
CUERPO
Qué es el Slow sex, la tendencia sexual que arrasa entre las parejas españolas que apuestan por una intimidad sin prisas
Adiós al aquí te pillo aquí te mato en la cama. En plena era de la inmediatez y del lo quiero ya, triunfa un movimiento que aboga por el sexo consciente.
Por María Corisco
29 DE MAYO DE 2025 / 14:00
El sexo apresurado, tan habitual en estos tiempos de estrés, agotamiento y satisfacción inmediata de los deseos, está dejando camino a una nueva corriente que reivindica la calma y la conciencia plena en la intimidad. Se conoce como slow sex, y consiste en una filosofía y práctica sexual que promueve la conexión emocional, la intimidad y el placer consciente en las relaciones íntimas.
Inspirado por el movimiento slow —que aboga por una apreciación más consciente de nuestras acciones, decisiones y procesos (slow food, slow fashion…)—, este sexo lento propone una forma similar de abordar la sexualidad.
«En lugar de centrarse únicamente en el orgasmo y la búsqueda de gratificación sexual rápida, este movimiento enfatiza la importancia de desacelerar, estar presente en el momento y cultivar una conexión profunda con uno mismo y con la pareja», explica la terapeuta de parejas Marta Álvarez, que detalla algunas de las características de esta forma de entender el sexo:
- Mente en el presente: fomenta estar completamente presente en el momento durante la actividad sexual, prestando atención a las sensaciones físicas, emocionales y mentales.
- Exploración y descubrimiento: incentiva la exploración mutua del cuerpo y las preferencias sexuales de la pareja, sin prisas ni expectativas predefinidas.
- Comunicación abierta: promueve la comunicación honesta y abierta sobre los deseos, necesidades y límites sexuales de cada uno, lo que ayuda a crear un ambiente de confianza y seguridad.
- Placer consciente: invita a saborear y disfrutar cada aspecto de la experiencia sexual, desde los besos y caricias hasta el acto sexual en sí, sin prisas ni presiones externas.
- Menos protagonismo del orgasmo: reconoce que el placer sexual puede tomar muchas formas y no necesariamente requiere llegar al clímax para ser gratificante y satisfactorio.


¿De dónde viene el slow sex?
En cuanto al origen de este movimiento, no hay un conjunto específico de fundadores. Es el resultado de una combinación de influencias culturales, filosóficas y sexuales que han surgido a lo largo del tiempo. Sin embargo, podemos encontrar algunas figuras y corrientes que han contribuido a su desarrollo y popularización en los últimos años:
- Antecedentes del tantra: esta antigua tradición espiritual, originaria de la India, ha influido en gran medida en la filosofía del slow sex. El tantra promueve una conexión consciente y profunda con la sexualidad. Y enfatiza la conexión entre el cuerpo, la mente y el espíritu, así como la importancia de la presencia en el momento y la exploración sensual.
- Sexualidad consciente. Hay movimientos contemporáneos, como la sexualidad consciente o el tantra occidental que han abogado por una visión más holística y espiritual de la sexualidad. El foco: la conexión emocional, la intimidad y el placer consciente.
- El movimiento slow food: la filosofía del slow sex comparte similitudes con el movimiento slow food, que aboga por una apreciación más consciente de la comida y el proceso de comer. En ambos se promueve la desaceleración, la presencia en el momento y la valoración de la calidad sobre la cantidad.
- Educadores sexuales y terapeutas. Diversos educadores sexuales, terapeutas de parejas y expertos en sexualidad han contribuido a la difusión y popularización del slow sex a través de sus escritos, talleres y conferencias. Y ofreciendo herramientas prácticas y consejos para cultivar una sexualidad más consciente y satisfactoria.
Entre estos terapeutas sexuales destaca Diana Richardson, que ha contribuido significativamente a la difusión y promoción del slow sex a través de su trabajo y sus libros. Richardson es conocida por su enfoque en el tantra y la sexualidad consciente como vías para cultivar relaciones sexuales más profundas, significativas y satisfactorias.
En sus libros, Richardson aboga por la relación entre sexualidad y espiritualidad. Ofrece consejos prácticos, ejercicios y técnicas para «desacelerar, conectarse con el cuerpo y la respiración, y experimentar una sexualidad más consciente y placentera». Su trabajo ha inspirado a muchas personas a explorar nuevas formas de experimentar el placer sexual y a cultivar relaciones más saludables y satisfactorias.
La paradoja de la masturbación
En los últimos años han aparecido en el mercado distintos modelos y estilos de juguetes sexuales. Algunos de ellos tienen tanta potencia que facilitan poder llegar al orgasmo en cuestión de minutos o, incluso, segundos. «Curiosamente, está surgiendo también una corriente de mujeres que están dejando de utilizar los vibradores. Sienten que se han vuelto demasiado dependientes de esa estimulación tan intensa. Y esto les dificulta después apreciar la sensibilidad de la caricia humana», expone Marta Álvarez.
Por ello, continúa, «regresan también periódicamente a la masturbación lenta. A recuperar las sensaciones del tacto y de la estimulación progresiva en lugar de la descarga inmediata que te proporciona un vibrador a máxima potencia».
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