
Descubre cómo puedes aplicar la filosofía slow life a tu día a día para alcanzar la felicidad. / Unsplash
Mente
Slow life, la forma más simple y efectiva de tener una vida feliz
La vida va a una velocidad de vértigo y nos impulsa con un ritmo frenético. ¿No te gustaría dar al botón de pausa? El movimiento slow life nos ayuda a vivir prestando atención al momento presente.
Por Tamara Izquierdo
12 DE SEPTIEMBRE DE 2022 / 07:11
Siempre con prisas, siempre corriendo. Nuestro día a día y la presión social nos obliga a llevar un ritmo de vida frenético y, aún así, llegamos al final del día con la sensación de no haber llegado a nada y habernos perdido un millón de cosas, ¿verdad? ¿Y si pudiéramos ralentizar la vida para poder disfrutarla como merece y merecemos? El movimiento slow life nos invita a vivir el presente paladeando lentamente nuestra existencia. ¿Quieres unirte a esta filosofía que promete hacernos la vida más feliz?
SUSCRÍBETE a nuestra newsletter y recibe todas nuestras novedades para tu cuidado y bienestar.
Viviendo deprisa
¿Se puede perder el tiempo por vivir demasiado rápido? Definitivamente sí. Malgastamos el tiempo viviendo en modo automático, rápido, cada vez más rápido. Tan deprisa que no nos damos cuenta de que nos estamos enredando con la ansiedad y el estrés hasta que ya supone un problema de peso. Cuando tenemos problemas digestivos, caída de cabello por estrés, alteraciones en la piel, insomnio… muchas veces son síntomas de estrés debido a la autoexigencia y a la vorágine diaria que impone un ritmo muy acelerado. ¿Podemos salir de la rueda del hámster? La tendencia slow living lleva años invitándonos a llevar una vida más pausada para poder ponerle freno a esta marcha antinatural que le imponemos a nuestro cuerpo.
¿Cómo nace este movimiento?
Slow life significa “vida lenta” y es una filosofía de vida que engloba diversos ámbitos. Nace como contrapunto al estilo de vida occidental que nos enferma y no puede sostenerse en el tiempo. Priorizar el trabajo sobre todas las cosas, las responsabilidades extras y vivir a la carrera por defecto nos impide disfrutar de la belleza de la vida. Slow life nos ofrece la posibilidad de estar más presentes en nuestra existencia, disfrutando plenamente de nuestro tiempo en la tierra dándole prioridad a lo que realmente importa. El término se le atribuye a Carl Honoré, periodista y escritor canadiense autor del libro “Elogio de la lentitud” (2004).
El término slow life surge por analogía con el movimiento slow food acuñado en Italia por el sociólogo Carlo Petrini. Petrini promueve esta tendencia como respuesta ante la proliferación de establecimientos de comida rápida en Roma, de hecho la gota que colmó su vaso fue cuando descubrió uno de estos locales en la Plaza de España en la capital italiana. ¿Dónde quedaba el famoso disfrute italiano? La dolce vita, el dolce far niente que caracteriza a la bella Italia comenzaba a desaparecer entre fast food y una vida haciendo sprints. Slow food supondría una vuelta a los orígenes, el respeto por la materia prima, el consumo de alimentos ecológicos, productos locales y de temporada, paladeando y disfrutando las texturas, los aromas y los sabores como antaño, sin prisas, y apostando por alimentos saludables de calidad.

El estilo de vida slow life promueve vivir con más calma para poder disfrutar de todo lo que haces en tu día a día. Tus relaciones, tu alimentación, tus momentos de ocio, tus hábitos de consumo… todo entra dentro de una vida más lenta y sostenible, un disfrute global que promete hacernos más felices.
Beneficios de la filosofía slow life
Ir todo el día a la carrera y no pararse a ver las cosas desde otra perspectiva nos conduce, inevitablemente, a vivir en un estrés perpetuo. Instalarse en la inmediatez, la urgencia y la prisa solo va a generar malestar y frustración, una insatisfacción vital que deberíamos erradicar para poder vivir una vida plena.
Slow life favorece la introspección, el cultivo de la propia curiosidad y las inquietudes, la escucha interna. Si te conoces más mejor harás tu gestión emocional ante circunstancias externas que puedan afectarte. Fomenta también la unidad entre cuerpo y mente, ayudando a vivir el presente de manera consciente ya que es un regalo que dejamos pasar pensando constantemente en el futuro y en lo que puede depararnos.
Valorando más el tiempo, levantando el pie del acelerador y disfrutando de nuestro propio viaje eliminamos el estrés y la ansiedad, alejando así problemas de salud como el insomnio o determinadas enfermedades del sistema nervioso. Ganamos así en calidad de vida, salud, disfrute, sosiego y serenidad, algo que nos hace afrontar los problemas desde otro prisma y viviendo nuestra vida con total plenitud y felicidad.
Cómo practicar slow life
Poner en practica el slow living puede parecer sencillo pero un cambio en nuestro sistema vital requiere un tiempo de adaptación. No podemos pasar de 100 a 0 en un momento por lo que no tengas prisa (que es de lo que se trata) y comienza a incluir pequeños cambios en tu ritmo de vida.
Lo primero sería eso mismo, pisar el freno y acabar con ese ritmo de vida frenético que tanto mal nos hace. Párate a observar y a disfrutar viviendo en presente de las pequeñas cosas cotidianas. Disfruta de tu café de la mañana, si para ello tienes que levantarte un poco antes hazlo, así podrás llegar más calmada a tu trabajo o a tus obligaciones diarias deleitándote en el proceso. Un merecido desayuno, esa taza de café humeante, una ducha relajada, un paseo hasta tu destino o estación de transporte público o en tu coche. Disfruta de esos pequeños momentos vitales que hasta ahora pueden parecerte tediosos pero que esconden oasis de bienestar que te ayudan a asentarte y a vivir con la vista puesta en el presente. Toma conciencia del aquí y el ahora para alcanzar una vida más plena.
El slow living incluye la realización de actividades que llevan a relajar nuestro cuerpo y nuestra mente como un binomio indivisible. La meditación, el yoga o el mindfulness son prácticas que van a elevar tu vibración y te van a aportar consciencia y bienestar físico y mental.

Y además…
Pasa más tiempo en la naturaleza, disfruta de baños de bosque, de paseos entre los árboles, de los ríos, de los senderos… La naturaleza tiene la capacidad de resetearnos y reconectarnos, disfruta de ella y descubre nuevos olores, texturas y colores en ella, respirando profundamente y siendo consciente de esa respiración y todo lo bueno que trae a tu vida.
Somos animales gregarios y necesitamos conectar con los nuestros. El ritmo de vida habitual, las redes sociales tan impersonales y el poco tiempo que tenemos en general, nos impide muchas veces cuidar esa red humana que nos sustenta y tanta felicidad nos aporta. Cuida tus relaciones sociales, a tu familia y a tus amigos. Tómate ese café que pospones desde hace meses con esa persona que realmente aprecias, toma un brunch con tus amigas más a menudo, sal con tu pareja a disfrutar de una cena o de una excursión en familia, tu estado de ánimo mejorará y sentirás una mayor felicidad y satisfacción con tu vida en general.
Evita el consumismo y apuesta por la sostenibilidad, tanto en ropa como en alimentación, mobiliario, decoración… No acumules por el simple hecho de acumular, quédate con aquello que te hace feliz y olvídate de las compras compulsivas. Elige el pequeño comercio y comercios locales para realizar tus compras conscientes.
La tecnología nos ha hecho avanzar en muchos sentidos pero en otros ha supuesto un descalabro. Aprende a desconectar de las redes sociales y tus dispositivos electrónicos porque en muchos momentos suponen una pérdida de tiempo y un elemento de estrés innecesario que no te hace bien. La conexión real con tu gente va a aportarte mucho más que pasarte horas mirando Instagram.
¿Te unes al movimiento slow life? Es la forma más efectiva y sencilla de alcanzar la felicidad.
- TEMAS
- EMOCIONES
- MINDFULNESS
WeLife hoy
Manipulación emocional Amor para siemprePesas tobillosAlimentación menstruaciónPurposeful couplesSiguenos :)