Qué es la ambición silenciosa: la prioridad de la Generación Z a la hora de buscar trabajo ha cambiado

Se acabó pasar horas y horas en la oficina. Se terminó el trabajar festivos y fines de semana. Los nuevos trabajadores ya no quieren arrancarle horas al reloj y robárselas a la familia y amigos para trabajar más y más, en busca de un ascenso más social que económico que sólo les reporte más responsabilidad y menos tiempo para su propia vida. El trabajo ya no te define, y eso tiene un nombre.

Hablamos de lo que la revista Fortune bautizó como ambición silenciosa, una nueva tendencia laboral que ha documentado un estudio realizado por la compañía Visier y que refleja que la prioridad laboral ya no es ascender, sino la conciliación.

La pandemia mundial que se vivió en 2020 fue el detonante de este cambio de mentalidad. Después de enfrentarse con la enfermedad y, en muchos casos, la muerte, la visión de muchas personas ha cambiado y ahora priorizan sus familias, su salud mental y su tiempo libre por encima de los beneficios empresariales que no repercuten en su propia felicidad.

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Esta tendencia ha calado hondo sobre todo en la Generación Z que, frente a la ambición de Boomers y Millenials por ascender cada vez más en el trabajo, prefieren priorizar su salud física y mental. No es que no tengan ambición, es que la redirigen hacia terrenos poco explorados hasta el momento.

Las nuevas prioridades de la Generación Z

Para explorar las bases sobre las que se asienta esta ambición silenciosa, Visier encuestó a 1.000 empleados estadounidense sobre sus ambiciones y prioridades laborales. Así fue como descubrieron que sólo el 4% de los empleados desean un ascenso de alto nivel en la compañía en la que trabajan.

Si esta promoción supone una sobrecarga laboral con una alta disponibilidad que pueda afectar a su vida privada, los trabajadores más jóvenes no lo quieren. Con la salud mental como prioridad absoluta, evitar situaciones estresantes que puedan afectar negativamente a su estabilidad está por encima de todo lo demás.

Los datos continúan avalando este cambio de paradigma y es que sólo el 9% de los encuestados aspira a asumir un puesto de gerencia dentro de la empresa como forma de evitar posibles fricciones entre compañeros que les desestabilicen emocionalmente. ¿Y cuáles son sus prioridades?

En la parte superior de la lista se encuentra pasar tiempo con la familia y los amigos (67%), estar física y mentalmente saludable (64%) y viajar (58%). La ambición silenciosa redefine el significado de la ambición misma, rechazando de plano el estrés laboral y las exigencias laborales que les lleven al agotamiento ambicionando el equilibrio entre el trabajo y la vida personal (55% de los encuestados), unos horarios flexibles que posibiliten una vida personal satisfactoria (41%) y un entorno de trabajo relajado (37%).

Consecuencias de la ambición silenciosa para las empresas

Estos cambios en la escala de prioridades de los trabajadores supone un reto interesante para las empresas que pueden adaptarse a la nueva coyuntura o resistirse.

Lo cierto es que la falta de ambición por escalar laboralmente puede generar una escasez de talento que imposibilite el relevo generacional en condiciones óptimas. Porque aquellas personas que supeditaban su vida personal a las exigencias laborales comienzan a jubilarse y poca gente considera viable la autoexplotación.

La nueva realidad laboral no sitúa ante un juego desconocido y el reto de reclutadores y gerentes de Recursos Humanos reside justo ahí. Ofrecer lo que los trabajadores demandan no sólo es saludable para ellos, sino que supone un camino viable a nivel económico, puesto que los puestos de gestión estarían cubiertos por personas preparadas para ello si las condiciones son las esperadas. Flexibilidad laboral, cuidar el ambiente laboral evitando los ambientes tóxicos y separar de verdad la vida laboral de la privada con horarios que permitan conciliar ambas partes son tres de los objetivos que persigue la nueva ambición silenciosa de la Generación Z.