Ni química ni pasión, esta es la clave para ser feliz con tu pareja toda la vida

Tu última relación no ha llegado a buen puerto. No por una falta de atracción, sino de compatibilidad. Vuestros gustos, cuando no vuestras personalidades, eran demasiado diferentes. Y si bien intentasteis alcanzar un punto intermedio en el que mantener vivo vuestro amor, la chispa que alimentaba vuestra pasión acabó irremediablemente apagándose. Mejor así. Ese punto intermedio, tan alejado de vuestros respectivos extremos, nunca consiguió una auténtica felicidad en pareja. Y de seguir forzando la situación acabaríais sintiéndoos profundamente desdichados.

Kemba Mason, terapeuta especializada en parejas, explica que «en una relación siempre es mejor mostrarte como realmente eres y no como piensas que tu pareja quiere que seas. La persona verdaderamente adecuada siempre estará dispuesta a aceptar todo de ti, tal cual eres, y no conformarse con menos». No en vano, la clave para encontrar la felicidad en la pareja no está en la química ni en la pasión, sino en que puedas ser tú mismo.

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La felicidad en pareja pasa por no renunciar nunca a ser quien eres

No todo el mundo necesita tener una pareja para dejar de sentirse solo. De hecho, son muchas las personas que, reacias a pensar siquiera en someterse a los compromisos que conlleva toda relación romántica, acaban topándose con su media naranja. Con la que compartirán el resto de sus vidas. Da igual. Busquen o no activamente una relación, sus miembros sólo serán felices siempre y cuando se mantengan fieles a sí mismos. Sin cambiar su forma de ser ni intentando hacerlo con sus parejas.

Tu pareja tiene que apreciar lo mucho que vales

Ryan Elliott, coach de bienestar, recuerda que «si bien no todo el mundo entenderá tu forma de ser, no es para nada motivo para que cambies. Tienes que conocer y reconocer tu valía». Un conocimiento en el que las relaciones, ya sean pasadas, presentes o futuras, tienen mucho que decir.

Como incide Jillian Turecki, coach especializada en relaciones y autora del libro It Begins with YOU: The 9 Hard Truths About Love That Will Change Your Life, «en ocasiones terminamos con la persona equivocada no porque algo esté mal con nosotros, sino porque realmente no nos conocíamos a nosotros mismos y no sabíamos lo que queríamos. Cada persona que alguna vez te ha decepcionado fue tu maestro, así que deja que la persona equivocada te enseñe quién es la correcta».

Obviamente, que quieras a la persona con la que aspiras a compartir tu vida es necesario para que vuestra relación florezca, madure y perdure. Pero más importante aún es que te quieras más a ti mismo. No renunciando a cómo te gusta ser, o hacer, para agradar a tu pareja. Desagradándote a ti y, por ende, comprometiendo tu felicidad.

Sólo postergarás lo inevitable

De hecho, renunciar a tu forma de ser no hará sino postergar lo inevitable: el fin de una relación que nunca acabó de resultarte satisfactoria. Como ha observado la Universidad de Denver, la razón que se encuentra en hasta un 19,2% de los divorcios es, simple y llanamente, la incompatibilidad de sus miembros, siendo este porcentaje únicamente superado por las infidelidades (21,6%).

Es más, la Universidad de California Los Ángeles ha revelado que el choque de las personalidades de los amantes, aun no siendo en un principio –cuando imperan la atracción y la pasión– un problema para formalizar una relación, es una de las principales causas por las que se rompen los matrimonios con el paso del tiempo.

No busques la felicidad en pareja a toda costa. Cuidado con el love bombing

Un último apunte: es posible que tu nueva pareja adore cómo eres y todo lo que haces. Que su personalidad y gustos sean totalmente compatibles con los tuyos y que no haya ni una mínima fisura en vuestra relación. Desde el mismo momento en que os conocisteis. Lo que si bien puede ser el origen de un largo, y feliz, amorío, también puede alertar de que estás a punto de caer en una relación tóxica. De que eres víctima del love bombing. En WeLife ya te contamos cómo saber si tu pareja es un manipulador emocional que sólo te causará dolor. Y de ser así, es el momento de poner tierra de por medio y no mirar atrás.