Asterisco ticker noticias

NO TE PIERDAS Terica Uriol, la nutricionista de la dieta del bocadillo: «Cuando más se pica es por la noche y no pasa nada por comer pan»

X

"Soy bastante demisexual", dice Ana Milán. FOTO: Instagram.

CUERPO

Qué es ser demisexual, la orientación basada en la atracción de las emociones de la que todo el mundo habla

La autodefinición de Ana Milán como demisexual vuelve a viralizar los comentarios sobre esta orientación en que la atracción sexual surge por el vínculo emocional previo.

Por María Corisco

05 DE FEBRERO DE 2025 / 07:30

«Yo soy bastante demisexual. El sexo por el sexo me da perecita». Así se manifestaba recientemente Ana Milán en el podcast A solas con Vicky, y ahondaba en la explicación señalando que «tengo que estar vinculada emocionalmente a alguien para que me apetezca tener sexo. El deseo lo tengo vinculado al amor«. Nunca, en su vida, la actriz ha tenido sexo con alguien a quien acababa de conocer: «Pero qué asco. Si no sé si se ducha o no, si es buena o mala persona, si quiere a sus padres, qué carácter tiene…». Eso sí, entre risas, señala que lo de ser demisexual es «una putada» y que, para su próxima vida, se pide no serlo.

El testimonio de Ana Milán saca a la luz la cuestión de la demisexualidad, que de entrada se podría definir de forma genérica como una orientación en la que la persona experimenta atracción sexual únicamente después de haber desarrollado un fuerte vínculo emocional con otra persona. Un vínculo que no necesariamente tiene que ser romántico, pero que suele implicar un nivel profundo de confianza, conexión y reciprocidad emocional.

TE PUEDE INTERESAR

De este tema sabe, y mucho, el psicólogo Manuel García. Y no solo por su profesión, sino porque él mismo se autodefine como demisexual y, por tanto, ha explorado a fondo la materia. Y la primera pregunta es la de por qué se está hablando de demisexualidad. «Principalmente, porque las personas ya van teniendo ganas de poder nombrarse y autodefinirse. De alguna manera, siempre hemos hablado de ello, pero con otras palabras: hemos dicho que esta persona está chapada a la antigua, que es célibe, que no le interesa el sexo o que es muy rara. Todas estas orientaciones que van saliendo no son nuevas, pero antiguamente estaban bajo la etiqueta del raro, el extraño, el diferente. Y, de repente, se ha abierto un camino en el que yo puedo elegir cómo definirme a mí mismo. Puedo y necesito saber quién soy».

Pero, para entrar en materia, el experto señala que, antes de hablar de demisexualidad, «conviene definir otros conceptos, porque tenemos una educación sexual muy pobre, y eso lleva a consecuencias desastrosas. Estos conceptos son la excitación, el deseo y la atracción».

  • Excitación. Es una respuesta fisiológica a estímulos sexuales o eróticos. Involucra cambios físicos como el aumento del flujo sanguíneo a los órganos sexuales, incremento del ritmo cardíaco, lubricación vaginal o erección, y otros signos de activación corporal. Es, básicamente, una respuesta automática del cuerpo, regulada por el sistema nervioso autónomo y no siempre vinculada al deseo o a la atracción, ya que puede ocurrir en ausencia de estas emociones.
  • Deseo. El deseo son ganas de tener sexo, el interés por participar en actividades sexuales o por obtener placer sexual. Es la libido, que a veces está en alto, otras en bajo y a veces hace una pirueta. El deseo va a depender de muchísimas cosas: de la emoción que tengas en el momento, de tus hormonas, de tu cansancio, de tu estrés, del sueño, de tus momentos de descanso…y, cuando está activado, puede ir dirigido a cualquier estímulo, e incluso a ti mismo.
  • Atracción. Es un interés emocional, romántico o sexual hacia otra persona. Puede estar influenciada por factores como la apariencia física, la personalidad, las similitudes compartidas o la química emocional.

La necesidad del vínculo

En la demisexualidad, explica Manuel García, «la persona necesita de una atracción primaria para pasar a una atracción secundaria. Hablamos normalmente de necesitar un vínculo, que puede ser afectivo, de amistad, romántico o intelectual, para dar el salto a una atracción sexual«. Es decir, se necesita haber creado ese vínculo, haber sentido una atracción previa. Para ilustrarlo, pone el ejemplo de una casa, «en la que necesitaríamos una entrada -que sería la atracción primaria- para entrar después al salón, que sería la atracción sexual».

La atracción sexual a veces solo surge después de un vínculo emocional previo. FOTO: Freepik

Cuando se aborda la demisexualidad, es habitual pensar que lleva implícito el no tener relaciones sexuales con alguien a quien acabas de conocer y con quien no has creado un vínculo previo (como lo que le sucede a Ana Milán). Pero Manuel García da un paso más allá: «Claro que es posible, siendo demisexual, salir a ligar y practicar sexo, pero es por el hecho de que mi atracción va enfocada a la práctica, porque me pone la idea de ligar en la discoteca. No porque me atraiga la persona, sino la situación».

Entra aquí otro aspecto que normalmente se da por hecho: el de que la única razón para tener sexo es la atracción. «Pero podemos tener muchísimas otras motivaciones: porque queremos bajar nuestros niveles de ansiedad, o reproducirnos, o mostrar cariño a una pareja o sentirnos atractivos. Cuando hablamos de demisexualidad, nos centramos solamente en el vínculo con la persona, y no en que pueda haber otro tipo de emoción que sea la que te motive».

¿Cuestión de etiquetas?

Hasta hace muy poquito tiempo, no se oía hablar más que de personas heterosexuales y, por lo bajini, de homosexuales. En los últimos años se han ido sumando otras identidades y orientaciones, y han surgido nuevas etiquetas que, para muchas personas, son un rizar el rizo que solo genera confusión o que, incluso, incitan al chascarrillo. Pero, para Manuel García, estas etiquetas son importantes: «Si tú no te etiquetas con tu propia orientación, te vas a comportar con la que la sociedad te propone, es decir, la heterosexual. Si eres demisexual, puedes sentir que algo falla con tu sexualidad, que algo es erróneo. Y, cuando encuentras esa nueva etiqueta, te planteas explorarla y relacionarte según ella, y ves que esto de generar un vínculo funciona, y encuentras más placer en tus relaciones».

OTROS TEMAS WELIFE

Esta idea de demisexualidad es, probablemente, mejor aceptada por la mujer que por el hombre. «En terapia te encuentras con hombres que tienen dificultades sexuales porque se están relacionando con el modelo tradicional, que no es el suyo, que te enseña que, si te proponen tener sexo, debes aceptar. A los varones les cuesta mucho decir no a una iniciativa sexual, porque han sido socializados en esa idea de una masculinidad siempre dispuesta. Y, si eres demisexual, posiblemente vas a acceder a tener ese tipo de relaciones, pero sin haber conectado. Y tener sexo sin deseo y sin atracción es desolador».

Se trata, por tanto, de coherencia con tu propia identidad y con la propia autoescucha de tu cuerpo. Porque una sexualidad sana tiene tanto que ver con decir sí como con decir no de una manera coherente contigo mismo.

MÁS NOTICIAS

WeLife hoy

Diseño humanoCalorías vacíasGeneración sandwichDucha fríaSan Valentín

Instagram

Suscríbete a la Newsletter de WeLife para cuidar de tu cuerpo, tu mente y del planeta

Suscríbete a la Newsletter de WeLife para cuidar de tu cuerpo, tu mente y del planeta