
El apoyo de tu pareja puede fomentar tu desarrollo personal. FOTO: Escena de La casa de papel.
Mente
Qué es el efecto Miguel Ángel, la fórmula para que tu relación de pareja te haga crecer como persona
Acompañar al otro en su proceso de cambio o en la consecución de un objetivo individual, refuerza el vínculo emocional de la pareja.
Por Sara Flamenco
28 DE ENERO DE 2025 / 07:30
Todas las personas con las que compartes un vínculo influyen en tu desarrollo, para bien o para mal, y tu pareja no está exenta de ejercer ese efecto sobre ti. Esto es en lo que se basa lo que se conoce como efecto Miguel Ángel, nombre bajo el que se denomina a ese proceso de cambio de ambos miembros de la pareja como consecuencia de la influencia del otro. Pero esto no significa que el otro te cambie a su antojo, sino que te sirve de refuerzo y apoyo para que puedas alcanzar tus metas y evolucionar hacia tu mejor versión.
«Si en tu relación de pareja, tu pareja funciona desde el apego seguro, será capaz de acompañarte en tus necesidades de conexión y exploración: cuando inicias un proyecto, aprendes algo nuevo, te enfrentas a alguna situación nueva… ayudándote y alegrándose contigo de tus avances y tus logros», nos cuenta Beatriz Galván, psicóloga especializada en apego y trauma. Este efecto tiene el nombre del famoso escultor italiano porque consiste en que cada miembro de la pareja esculpe al otro hasta alcanzar su Yo ideal. De este modo, este proceso se realiza de forma mutua mediante el refuerzo positivo convirtiéndose así en uno de los elementos más potentes para el desarrollo personal.
Respaldado por la ciencia
Este efecto no sólo tiene consecuencias positivas para el desarrollo personal e individual de cada miembro de la pareja, sino que también refuerza el vínculo entre ambos. Un estudio reciente publicado en Current Directions in Psychological Science confirmó que las parejas que apoyan a su pareja para conseguir alcanzar su yo ideal experimentan una mejora en la confianza, el bienestar y la estabilidad emocional. De este modo, el efecto Miguel Ángel transforma la forma en que se construyen los vínculos amorosos, alejándose de los patrones de control o aceptación pasiva hacia un modelo de apoyo mutuo y empoderamiento.


Esto no significa que la aspiración del otro sea cambiar a su pareja teniendo como premisa el yo ideal que él cree que debería alcanzar el otro. Consiste en apoyar las aspiraciones de tu pareja, no en imponer las propias. «Es un error pensar que nuestra pareja debe ser como nosotros queramos que sea. Y pedir constantemente a nuestra pareja que cambie no es sano, y poco a poco generará desgaste emocional en ambas partes», advierte Galván.
Todas las personas poseen un potencial único
El efecto Miguel Ángel se basa en la idea de que todos tenemos algo que se nos da especialmente bien y reconocerlo es clave para alcanzar nuestra mejor versión. ¿Y cómo puede ayudarte tu pareja en esto? Según asegura Forbes, algo muy útil es tratar de explorar aquellos intereses que han podido quedar sepultados por las obligaciones del día a día. Preguntar a tu pareja sobre sus deseos o metas que tenía en otro momento de su vida, puede hacerte descubrir otras caras de tu pareja, reforzando así la conexión emocional y allanando el terreno hacia el desarrollo individual.

Pero esto va de acompañar a tu pareja en su propio proceso, no de obligarle a ir por un camino. «Si la pareja funciona desde un apego seguro, podrá fomentar el crecimiento personal del otro, si ese es su deseo o necesidad, acompañándola en lo que necesite, confiando en sus capacidades, y manteniendo un equilibrio entre la cercanía emocional y la independencia personal«, resume la experta.
Un terreno resbaladizo
El apoyo a tu pareja es vital para que crezca y se desarrolle, pero un apoyo incondicional sin juicio es muy difícil de conseguir. Y tampoco es necesario seguirle en todo con los ojos cerrados, aunque sí se debe medir bien la forma en la que expresas ciertas críticas para no generar sentimientos de inseguridad y frustración. En este ámbito, la comunicación con la pareja es clave, pero siempre «basada en el respeto, el afecto, la asertividad y la empatía«, de modo que «ambos miembros de la pareja se sientan cómodos para expresar aquello que les ha podido doler o molestar, y la otra persona podrá escuchar, empatizar y reflexionar«, asegura Galván. Es decir, siempre hay espacio para expresar tu opinión o incluso plantear una crítica pero realizada siempre con respeto y con el objetivo de mejorar la situación, no juzgarla. De igual modo, es clave valorar los esfuerzos de la pareja para conseguir sus objetivos para que se sienta apoyada y acompañada en su proceso.
Busca metas comunes
El efecto Miguel Ángel presupone que las relaciones de pareja prosperan cuando ambos miembros trabajan juntos en la consecución de metas compartidas. No se basa sólo en apoyar los objetivos individuales del otro, sino también en colaborar en proyectos conjuntos para crear un sentido de propósito común y reforzar así la conexión emocional. «Plantear metas u objetivos comunes en la relación, fomenta la comunicación, propicia el compartir momentos, apoyarse y reforzarse mutuamente en pro de esas metas; por tanto el acordar objetivos y metas comunes en la pareja ayuda a reforzar la confianza mutua y el vínculo«, asegura Beatriz Galván.
Nunca dejes de conocer al otro
Y para finalizar, otro punto en el que se centra el efecto Miguel Ángel es en asumir que tu pareja no es un ente inmutable que se mantiene estático a lo largo del tiempo. Es decir, tu pareja cambia y evoluciona con el paso de los años, sus opiniones y formas de hacer las cosas no tienen por qué ser como el primer día, y asumir que conoces a la otra persona sin interesarte por su evolución, puede dañar la relación.
Indagar sobre posibles nuevos intereses puede ayudarte a descubrir aspectos desconocidos de tu pareja que fortalezca la conexión, así como transformarte a ti mismo en alguien más tolerante al cambio. Pero para ello, hace falta trabajar en la comunicación de pareja, un aspecto indispensable. «El cómo nos comunicamos en la relación de pareja es un indicativo de la calidad de la relación. La comunicación fluida, respetuosa y eficaz, es una herramienta esencial para mantener la conexión», concluye Galván.
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