Seguro que conoces algún narcisista conversacional: así tienes que lidiar con ellos para que no te aburran

Lo que empezó como un agradable diálogo entre dos amigos se ha convertido en un tedioso soliloquio. Otra vez. Y no eres tú quien acapara la conversación y no para de hablar de sí mismo. De hecho, no hay manera de que puedas meter baza y cambiar de tema. Por mucho que lo intentes, siempre acaba contándote cómo el universo gira en torno a él. Te aburres soberanamente. No puedes más. Tu amigo es un narcisista conversacional de manual y tienes que pararle los pies. Te contamos cómo identificarlos y qué hacer para que, por fin, dejen de darte la tabarra.

No es un signo de un trastorno narcisista de la personalidad. Ni siquiera es una enfermedad. Narcisista conversacional es un término acuñado por el sociólogo Charles Derber en 1979 para definir a aquellos individuos que, sin ninguna mala intención y sin darse cuenta, no hacen más que tratar de que todas las conversaciones giren en torno a ellos.

Como explica el doctor Jeff Bogaczyk, experto en comunicación, persuasión y liderazgo, «son personas que quieren hablar tanto sobre sí mismas que te harán preguntas no para saber qué tienes que decir, sino para que la atención gire, una vez más, hacia ellas mismas» .

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Sólo hablan de sí mismos y se las dan de listos

Da igual que padezcan o no una patología. Aunque no intenten manipularte para ponerte a su servicio, como haría un narcisista convencional, son extremadamente cargantes y aburridos. No hablan más que de sí mismos y, de no poder tomar las riendas de la conversación, no muestran interés por lo que digan los demás, a los que interrumpen continuamente.

Tampoco se cortan un pelo: pueden estar hablando sobre lo estupendos que son durante horas. También ofrecen multitud de consejos a sus oyentes, a veces de forma sumamente arrogante, aunque no se los hayan pedido ni los quieran escuchar. Son incapaces de comprender las opiniones y perspectivas ajenas que, por cierto, les importan lo más mínimo (lo que dejarán muy claro recurriendo al sarcasmo).

Hacen preguntas para reforzar su discurso

Que no le interese nada que no sea su propia existencia no quiere decir que no aderece sus monólogos con preguntas a su audiencia. Aunque sea únicamente para reforzar su discurso. Te preguntará cómo estás para, sin prestar ninguna atención a tu respuesta, contarte cómo se encuentra él. Y ya no cederá la palabra a no ser que sea para hablar sobre lo único que realmente le importa: él.

Un ejemplo claro de este comportamiento es el personaje que interpretado por Bette Midler en la película Eternamente amigas (1988), que culmina una (larguísima) perorata sobre sí misma con una pregunta a su oyente: «pero basta ya de hablar de mí. Hablemos de ti. ¿Qué piensas de mí?».

Pero has sido hábil y has tomado la palabra. Te ha sucedido algo, ya sea bueno o malo, que quieres compartir con tus amigos. Y según lo estés contando, el narcisista conversacional saltará para superarte. También ha vivido la misma experiencia, y en mucha mayor medida. ¿Te ha tocado la lotería? A él le ha tocado ya varias veces. Y con premios mucho mayores. ¿Se te ha averiado el coche? A él le pasa todos los días. Y también se lo roban y se lo queman. En realidad, no importa: ya ha vuelto a acaparar la atención y a hablar de él.

Cómo pararle los pies a un narcisista conversacional

No lo aguantas más. Quieres participar en la conversación, no limitarte a ser un mero oyente de su grandiosidad. Así que ha llegado el momento de acabar con su monólogo. Te contamos cómo lograrlo:

• Págale con su misma moneda: cuando esté contando lo estupendamente bien (o mal) que le va la vida, interrúmpelo para mostrar tu asombro por su situación y, acto seguido, acapara la conversación para contar tu propia experiencia. Repítelo una y otra vez. Como indica el doctor Bogaczyk, «es cierto que no tendrán ningún interés en lo que tengas que contar, pero recuerda: todo el mundo quiere hablar de sí mismo, y al interrumpirle le harás saber que sabes muy bien a qué está jugando».
• Pide la palabra: si no muestra la más mínima vergüenza, ¿por qué deberías hacerlo tú? Exígele que te deje intervenir. Por ejemplo, preguntándole si te va a dejar hablar en algún momento. Entenderá que se está excediendo en su exposición. Y si se lo toma mal, se enfadará y la dará por terminada. Lo que agradecerás enormemente.

• Ignórale: como refiere el experto, «no muerdas el anzuelo. Si sabes que tu interlocutor es un narcisista conversacional, no respondas a ninguna de sus preguntas». De hecho, no hagas caso a nada de lo que diga. Si ve que no le escuchas, acabará callándose o buscando otra víctima.
• Llámale la atención: no consientas que te falten al respeto. Que te ataque con su sarcasmo y condescendencia. Házselo saber. Pon límites.
• Ríndete (y huye): da igual lo que hagas. No hay manera de que se calle. Así que la única solución es marcharse. No te aburras gratuitamente. Y en ningún caso te sientas culpable por ello.