Hacer todo por gustar a los demás te anula a ti mismo./ Foto: Gossip Girl.
Salud mental
Los peligros para tu autoestima de querer complacer a todo el mundo (y olvidarte de ti)
A veces, sentimos la tentación de hacer todo lo que los demás quieren aún a costa de tu propio criterio para ser aceptados, pero este comportamiento puede tener consecuencias muy negativas.
Por Sara Flamenco
01 DE DICIEMBRE DE 2023 / 13:41
Lo sabemos, te gusta ayudar al prójimo, pero cuando ese comportamiento no es realizado como una elección libre, sino que se hace por miedo a no ser amados, puede convertirse en un ciclo enfermizo que te haga olvidarte de ti mismo. Sé honesto: ¿dices que sí con una sonrisa cuando en realidad te gustaría decir no? ¿Te apuntas a todo porque te da miedo que si dices que no la gente se enfadará? ¿Estás siempre disponible para los demás aunque no te apetezca? Si tus respuestas han sido sí a las tres preguntas, ten cuidado, porque puedes entrar en una espiral de estrés y ansiedad que destroce tu autoestima.
Las personas que ya han entrado en esta espiral comienzan con un sentimiento profundo de no ser merecedores de amor, por lo que su autoestima se basa en lo que otros opinen de ella. Por eso, comienzas a intentar ser o hacer lo que crees que desean de ti, lo que conlleva una gran preocupación por estar a la altura de esas supuestas expectativas y renunciar al propio bienestar para encajar. Las personas que viven para complacer a los otros dejan de lado su propia personalidad para acabar por convertirse en lo que otros esperan de ellos.
Por qué queremos complacer a los demás
El miedo es el culpable de esta necesidad que, a su vez, genera pánico al rechazo social, a no ser suficiente. En definitiva, miedo a la soledad. Además, tomar decisiones que no quieres llevar a cabo con el fin de no decepcionar a los demás produce estrés. Violas propios derechos y eso deriva en un sufrimiento emocional.
Estar ahí para apoyar a los demás es positivo, pero en ocasiones, se interioriza tanto esa dinámica de complacer a todo el mundo que se termina sacrificando la propia vida. Saber establecer un equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe es más complicado de lo que parece.
El síndrome de la niña buena
Estos sentimientos están relacionados con lo que se conoce como el síndrome de la niña buena, que se da sobre todo en mujeres. Quienes lo padecen dan más importancia a los deseos y necesidades de los demás que a los suyos propios. Como muchos de los trastornos, este está relacionado con la educación que se ha recibido en la infancia. Cuando una persona entra en esta dinámica, hay dos emociones que siempre están presentes:
1. La ansiedad. Aparece cuando la persona a la que intentan satisfacer se encuentra de mal humor o distante. En esos momentos, el afectado empieza a preguntarse qué ha hecho mal para que el otro se sienta así y se achaca la responsabilidad de las emociones de la otra persona.
2. Sentimiento de culpa. Si hay un momento en el que no pueden más y priorizan sus propias emociones sobre las demás, siempre tienen una voz interna que les alerta de que son egoístas.
Cómo terminar con esta situación
¿Y cómo poner fin a esta dinámica de destrucción de nuestra autoestima? La solución pasa por escucharte a ti mismo y ser coherente con lo que verdaderamente quieres. La gente de tu alrededor no tiene por qué abandonarte por eso y, sinceramente, si es así, tampoco perderías demasiado.
Respetarte a ti misma y a tus deseos derivará en un aumento de confianza en ti mismo y ese aumento de seguridad acabará con el miedo a sentirte abandonado. Así, por fin, disfrutarás de unas relaciones sociales sanas, basadas en el respeto mutuo, y no en la conveniencia de tener a alguien que siempre hace lo que quieren los demás.
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