¿Qué es la teoría del feedback facial? Así es como se ha convertido en la clave para mejorar tu estado de ánimo

Paul Auster lo describe en el Libro de las ilusiones. El protagonista de la novela, deprimido, siente brotar una sonrisa que le ayuda a ver que no está todo perdido: «Cuando noté que aquel inesperado espasmo me subía por el pecho y cascabeleaba en mis pulmones, comprendiendo que aún no había tocado fondo… Si conservaba la capacidad de reír es que aún no estaba completamente insensibilizado». Quizá tuviera que forzar ese gesto en forma de risa. Quizá aplicó la teoría de la retroalimentación facial (también llamada feedback facial) sin saberlo.

Pensar que las emociones, cuando se hacen conscientes, traen una reacción facial que desencadena una consecuencia afectiva entra dentro de toda lógica. Pero, ¿qué dirías si te explicamos que el proceso inverso se estudia y tiene efectos en el bienestar del ser humano?

Se llama retroalimentación facial porque se sugiere que la activación muscular del rostro puede generar una respuesta sensorial hacia el cerebro. Lo propuso Silvan Tomkins en 1962 y no ha dejado de estudiarse desde entonces. Según esta teoría, no subestimemos el poder de la sonrisa, incluso si la fuerzas como propone esta teoría, pues es capaz de cambiar tu estado de ánimo.

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Haz la prueba uno o dos minutos

No lo decimos nosotros. Desde la década de los sesenta se han hecho múltiples experimentos y profesionales de la antropología estudian cómo los gestos de la cara y el cuerpo, mantenidos un tiempo, transmiten información al cerebro.

La psicóloga clínica Lecina Fernández lo explica: «Nuestras expresiones faciales (como la risa), o del cuerpo (como la postura del grito de Tarzán), provocan una respuestas en el cerebro. Basta mantenerlo uno o dos minutos. Así se transmite esa información a nuestro cerebro y se siente, finalmente, esa emoción que se está gesticulando».

El poder de la sonrisa

Si no conoces el estudio del bolígrafo sostenido te invitamos a probarlo. Se realizó en 1988. En él, los investigadores pidieron a los participantes que contemplaran una serie de caricaturas. La mitad tenía que hacerlo con un bolígrafo entre sus labios. A la otra mitad se les pidió lo mismo, pero sujetando el bolígrafo con los dientes. Así, la postura facial que se realiza al tenerlo entre los dientes contrae el músculo que usamos para sonreír, algo que no ocurre si solo sujetamos el bolígrafo entre los labios.

Las personas que utilizaron los dientes reportaron que las caricaturas eran más divertidas que aquellas personas que lo hicieron con los labios.

En este sentido, «sabemos que un pensamiento puede llevar a la acción, pero la acción también puede llevar a una idea o pensamiento. El estudio del bolígrafo sostenido, y otros similares, defienden que al activar los músculos de la cara provocamos una respuesta en el cerebro. Por ejemplo, en el hipotálamo aumentan las endorfinas como reacción al placer que provoca la risa», explica la experta.

Así, tiene sentido hablar de herramientas relacionadas con la retroalimentación facial para complementar una terapia psicológica que tenga como objetivo, por ejemplo, salir de una depresión: «La risoterapia o la ilusión positiva conllevan esta teoría que facilita la acción, el cambio emocional y el cambio de pensamiento», añade.

Entonces, ¿se puede decir que es bueno forzar la risa? «Hay muchos tipos de sonrisa y de risa. Stendhal, en su ensayo La risa habla de «risa loca que me hace reír como un niño». Ya sabía que la sonrisa y la risa las asociamos a felicidad y a emociones positivas. Por un momento, aunque sean unos segundos, nos desocupa de nuestras preocupaciones, nos provoca euforia, bienestar, nos relaja y al mismo tiempo nos activa la vitalidad. Es bueno reír todos los días», explica Fernández.

La actitud es la base del bienestar

Estar predispuesto a lo que coloquialmente se llama «cambiar el chip» es fundamental. Hay dos tipos de gente, la que busca siempre un elemento positivo que llene de luz las posibles sombras que habitan en su vida y la que, por contra, deja que uno o dos puntos de dolor le invadan. Los primeros tienen los mismos problemas y preocupaciones que el resto, pero se esfuerzan por ver el vaso medio lleno.

Si partimos de la predisposición al cambio de conducta, Lecina Fernández da algunas claves para cambiar el chio desde una actitud corporal: Sonríe delante del espejo, ríe un minuto tres veces al día y baila al ritmo de la música.

Beneficios de las expresiones faciales

Rodearse de expresiones faciales amables y divertidas, decir que sí y facilitar la vida tiene grandes ventajas, no solo para nuestra felicidad, sino también para el bienestar.

• La ilusión que se refleja en un rostro provoca respuestas emocionales, cognitivas y conductuales positivas.
• Las expresiones amables facilitan la vida del entorno.
• La sonrisa abre puertas. «Junto con la mirada, son los dos gestos más importantes del lenguaje no verbal. Llegan a comunicar más que el lenguaje verbal. La sonrisa siempre es bien recibida, facilita la conversación, rebaja tensión, crea cercanía, etc.», añade la psicóloga.
•  Las expresiones faciales son contagiosas y provocan actitudes y emociones ad hoc. Así, el círculo será virtuoso si hablamos de estímulos agradables y vicioso si los gestos que nos rodean son negativos. «En el ser humano, la tendencia a la imitación y el tener hormonas espejo provoca que se reflejen en nosotros los gestos que nos rodean y su significado, que imitemos y acabemos sintiendo emociones y pensamientos coherentes con esos gestos».