Begoña, de Nana Food: «Ser más conscientes de lo que implica el consumo de carne ayudaría muchísimo a reducir la huella de carbono»

Begoña Pérez es veterinaria especialista en seguridad alimentaria y proteína animal saludable. Es la fundadora de Nana Food, una startup que produce carne certificada natural y saludable, sin antibióticos, hormonas ni transgénicos.

Se considera «una friki de la alimentación saludable». El perfecto perfil para la sección de Mi Vida Sostenible. Así cuando le preguntamos por su gesto más importante para cuidar del planeta, Begoña piensa instantáneamente en el momento de llenar su despensa y su nevera, recomendando un consumo consciente y meditado.

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Así, para los alimentos (el gesto de compra más frecuente que todos practicamos varias veces a la semana), Begoña recomienda tirar de nuevas tecnologías. “Los supermercados están hechos para que compremos cosas que no son necesarias”, dice. En vez de ir al supermercado ella opta por hacer la compra online. Un método que en su casa da muy buen resultado para evitar las compras por impulso o volver con la cesta llena de un montón de antojos que realmente no hacen falta.

Carne ética y luz natural, los gestos de Begoña para cuidar del planeta

«Trabajé más de 20 años en el sector cárnico industrial y no me gustaba lo que veía, así que me hice vegetariana. Cuando necesité volver a comer proteína animal, la ética, la calidad y la seguridad fueron superimportantes para mí», dice Begoña en la web de Nana Food. En su proyecto trabajan con ganaderos locales sin perder nunca de vista el bienestar animal.

De hecho, la producción de carne para el consumo es un tema hacia el que se declara especialmente sensibilizada. Si pudiera resolver un solo problema medioambiental, ella lo tiene claro: que los consumidores seamos más conscientes de las repercusiones sobre el medio ambiente que supone el consumo de proteína animal. “Ayudaría muchísimo [a reducir] la huella de carbono y a cuidar de nuestro planeta”, asegura.

En cuanto a los hábitos del día a día para ahorrar energía, en casa de Begoña todos siguen una pauta sencilla pero infalible: «Persianas arriba”, dice. La iluminación natural, despertarse por las mañanas con la luz que entra por las ventanas, es un hábito que, además de estimular positivamente los sentidos y mantener los ciclos de vigilia y sueño de nuestro organismo sincronizados con la naturaleza supone un «importante ahorro de energía», dice Begoña.

Turismo en bicicleta, en transporte público y a pie

Y del ahorro de energía al reciclaje: “En casa tenemos todos los contenedores, de todos los colores”. El orgánico (marrón), el de vidrio (verde), el de papel y cartón (azul), el de envases y latas (amarillo)… Cuando viaja, menos es más: «Me encanta ir en bicicleta, caminar… Visitar ciudades y recorrerlas caminando. Y evitar fundamentalmente el coche”. Y, en su vida cotidiana, priorizar la opción más sencilla: el transporte público.

Con permiso de Nana Food –que aboga por el modelo de economía circular sostenible, cría en pastos libres de pesticidas, herbicidas, plaguicidas y fungicidas y envasa en materiales 100% reciclables– Begoña confiesa una especial debilidad por proyectos surgidos en California, donde “van muchísimo más adelantados que nosotros a nivel sostenibilidad”, reconoce. “Tenemos mucho que aprender y mejorar”.

Así, Daylesford Farm y Apricot Lane Farms son para Begoña dos buenos espejos en los que mirarse para seguir innovando, importando ideas interesantes y recibir inspiración que estimule su creatividad para impulsar nuevas iniciativas a este lado del charco.