¿Sabes a dónde va a parar tu pelo cuando te lo cortas? Descubre la peluquería sostenible

Cuando se dice que para alcanzar la sostenibilidad todos nuestros gestos cuentan es por algo. “Cortar el cabello, lo más cotidiano que te puedes hacer en un salón, puede convertirse en una acción con consecuencias increíbles para el medio ambiente”. Lo sabe de sobra Iván Barreda, copropietario de R’difusión y firme defensor del concepto de peluquería sostenible.

Sus ocho espacios de belleza fueron pioneros en unirse al programa Hairstylist for the Future, impulsado desde la división de Productos Profesionales de L’Oréal y al que ya pertenecen más de 500 salones en España y Portugal (3.000, en todo el mundo). Uno de los pilares de esta iniciativa, que apuesta por reducir el impacto medioambiental del sector, es el reciclaje de residuos. “Durante el primer año recogimos más de 50 bolsas de cabello (más de 125 kilos) para darle una segunda vida”, recuerda Barreda, embajador de Kérastase España. «Aunque participamos en todas las acciones, esta es la que más llama la atención de nuestros clientes», asegura.

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No es de extrañar que esta iniciativa sea tan llamativa. Esa ‘segunda vida’ a la que se refiere el estilista es realmente sorprendente. Por su naturaleza, la fibra capilar -con una gran superficie y un 95% de queratina- se convierte en el agua en un perfecto imán para, por ejemplo, las manchas de petróleo. La clave, como explica el estilista es que “absorbe hasta ocho veces su volumen en aceites, petróleos e hidrocarburos”.

Es por ello por lo que una de las acciones más destacadas de Hairstylist for the Future consiste en recoger el pelo cortado, lo que supone el 60% del residuo generado por un salón; y que, hasta ahora, terminaba en vertederos o en plantas para ser quemado. Posteriormente, la start-up española Clic Recycle lo transforma en barreras biodegradables para la limpieza de aceites, hidrocarburos y metales pesados de puertos, ríos y mares. De este modo se sustituye al polipropileno, un tipo de plástico que solía ser empleado para este fin. El pelo, además de biodegradable, ha demostrado ser más eficaz que este a la hora de absorber cadmio, cobre, zinc o plomo.

Otro ejemplo de peluquería sostenible: la melena como abono natural

El cabello recogido también se emplea para elaborar mantillo para la agricultura regenerativa. En este caso se aprovecha su alto contenido en nitrógeno. De hecho, se calcula que tres kilos de pelo humano contiene 500 gramos de este elemento químico. Así, este abono natural y ecológico permite prescindir de los fertilizantes químicos. Además, puede combatir plagas, malas hierbas, y proporciona un enorme ahorro de agua de riego, ya que evita la evaporación y mantiene la humedad.

Aunque, como subrayaba Iván Barreda, el reciclaje de cabello es la acción más popular de las que lleva a cabo junto a L’Oréal, el grupo cuenta con otras iniciativas tecnológicas para conseguir una peluquería sostenible. Como la instalación de cabezales water saver para los lavacabezas, desarrollados junto a la start-up suiza Gjosa. Gracias a su tecnología de fragmentación de agua, permiten ahorrar hasta el 69% del agua utilizada en cada lavado. De modo que el peluquero solo gasta dos litros y medio de agua por minuto, cuando lo habitual es que sean ocho litros. Además, crea gotas hasta 10 veces más pequeñas que el pelo absorbe mejor y permiten un aclarado más rápido.

Otras acciones interesantes son un sensor (Presto Go System) que gradúa la temperatura del agua y permite hacer un uso más inteligente y eficiente. Por ejemplo, evita que se pierdan entre seis y 25 litros en el tiempo de espera hasta sale caliente. Equipos de ozono para instalar en las lavadoras que permiten no usar detergentes ni suavizantes. O acuerdos con proveedores locales de energías renovables para facilitar el consumo de estas en los salones. Todo para demostrar, como abandera Iván Barreda, «que la belleza puede ser sostenible y, por supuesto, cada acción ayuda a conseguirlo».