Testosterona y longevidad: ¿la hormona de la eterna juventud?

Pocas hormonas despiertan tantas pasiones —y sospechas— como la testosterona. Se la ha encumbrado como símbolo de fuerza, deseo y juventud… pero también se la ha culpado de lo peor: agresividad, impulsividad y riesgo. Aunque se la conoce como “la hormona de la masculinidad”, no es exclusiva de los hombres. Y en los últimos años se ha colado en el debate sobre el envejecimiento y la longevidad. ¿Puede realmente ayudarte a vivir más y mejor?

Terapia con testosterona: ¿la clave para vivir más?

Tras la crisis de 2008, algunos brokers de Wall Street recurrieron a ella para recuperar agresividad y reflejos. Hoy, su uso se ha disparado en entornos muy distintos: gimnasios, clínicas antienvejecimiento y perfiles de Instagram con abdominales a los 80.

Uno de sus grandes defensores es el doctor Jeffry Life, referente de la medicina antiaging y entusiasta de la terapia hormonal masculina. Él mismo —86 años, bíceps definidos y torso al aire en sus fotos— lleva años utilizándola. Y asegura que bien administrada, mejora la energía, la masa muscular, la libido y la calidad de vida.

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Aunque no faltan voces críticas, Life defiende que, “cuando se implementa de manera adecuada y con un enfoque cuidadoso y personalizado, puede contrarrestar muchos efectos negativos del envejecimiento”.

Beneficios reales de la testosterona en la vejez

La relación entre testosterona y longevidad parte de su papel en funciones clave que se deterioran con la edad: fuerza física, masa muscular, densidad ósea, energía, libido y ánimo. Veamos los puntos clave:

1. Preserva la masa muscular y la fuerza. La testosterona ayuda a construir y mantener músculo. “Con la edad se pierde masa muscular (sarcopenia), lo que se asocia a mayor fragilidad. Mantener niveles adecuados puede mejorar la movilidad y la independencia”, explica Life..

2. Protege los huesos. También influye en la densidad ósea. Niveles bajos aumentan el riesgo de osteoporosis y fracturas, por lo que un buen nivel podría ayudar a mantener la estructura ósea más sólida.

3. Mejora la energía y el bienestar emocional. Regula el estado de ánimo, reduce la fatiga y puede ayudar a prevenir síntomas depresivos. De ahí que se asocie con ese “ímpetu juvenil” que muchos buscan conservar.

4. Impulsa la función sexual. Su rol en la libido es indiscutible. Y si se trata de sentirse joven, el deseo y la actividad sexual siguen siendo parte del retrato.

Pero no es el elixir de la juventud

Ahora bien, una cosa es mejorar ciertos marcadores del envejecimiento… y otra muy distinta detenerlo. “El envejecimiento es un proceso complejo influido por múltiples factores”, recuerda Life. Aunque la testosterona puede retrasar algunos efectos físicos, no hay evidencia concluyente de que detenga el envejecimiento. Además, sus riesgos existen: hipertensión, problemas hepáticos, cardiovasculares o alteraciones hormonales, entre otros.

En resumen: puede tener beneficios, pero solo cuando se mantiene en niveles equilibrados. Tanto los excesos como los déficits pueden afectar negativamente a largo plazo. Por eso, la terapia con testosterona debe ser personalizada y siempre bajo supervisión médica.

Testosterona y longevidad en mujeres

Aunque se produce en menor cantidad, la testosterona también es importante para ellas. La generan los ovarios y las glándulas suprarrenales, y es esencial para mantener la masa muscular, la salud ósea, el estado de ánimo y la libido.

En algunos casos —fatiga crónica, baja libido o pérdida de fuerza— una pequeña dosis puede mejorar la calidad de vida. Pero el uso de testosterona para la longevidad en mujeres debe ser aún más cuidadoso: el equilibrio es clave, y siempre debe estar pautado por un especialista, idealmente un endocrinólogo o un médico experto en salud hormonal femenina.