8 maneras fáciles de activar el metabolismo y perder peso de forma saludable

Perder peso no es una tarea ni rápida ni sencilla. Si fuera de otro modo, no habría tal cantidad de consejos pululando por las redes para conseguirlo. Eso sí, no todos merecen la misma atención, ya que unos aportan más credibilidad que otros. Además, resulta especialmente importante en estos temas relacionados con la salud, no dejarse llevar por recomendaciones que carecen de respaldo científico, siendo lo más conveniente atender solo aquellos consejos provenientes de expertos acreditados. Los que hemos consultado recomiendan activar el metabolismo como paso esencial.

¿Por qué activar el metabolismo es clave para adelgazar?

Una de las estrategias que suelen mencionarse cuando se habla de dietas de adelgazamiento es la de activar el metabolismo. Ahora bien, ¿en qué consiste exactamente? ¿Qué tiene que ver el metabolismo y su velocidad con la pérdida de peso? Sin entrar en detalles, se podría decir que incrementar el metabolismo multiplica la cantidad de calorías que el cuerpo quema en reposo y durante la actividad física.

El metabolismo es el conjunto de procesos que el cuerpo utiliza para convertir los alimentos en energía. Así que, un metabolismo más activo o más rápido significa que tu organismo quema más energía (calorías) incluso sin hacer ejercicio.

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Aliados para quemar más calorías

Parece, por tanto, realmente útil activar el metabolismo para perder peso. Ahora, la cuestión es averiguar cómo se consigue quemar más calorías. César Bustos, CEO de No hay excusas (NHE), especialista en Actividad Física y Ejercicio y vocal de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, junto con Belén Campillo, responsable del área de nutrición del mismo centro, muestran 8 vías sencillas y eficaces para incrementar la quema de calorías mediante la actividad física y una nutrición adecuada.

1. Toma café o té.

«Incluye café o té en el desayuno o entre horas, pero recuerda no abusar si tienes problemas de tensión», apunta la dietista nutricionista, Belén Campillo. Una taza de café o de té verde, debido a su contenido en cafeína y teína, producen una activación del sistema nervioso, estimulando el organismo y favoreciendo la pérdida de grasa.

2. Prioriza los alimentos proteicos.

Aunque el huevo no es el alimento que más proteínas tiene, sí es uno de los que más fácilmente se absorbe. Además, son proteínas de muy buena calidad, y su poder saciante favorece el control del apetito.

Otros alimentos ricos en proteínas como el pollo o el pescado también tienen un efecto térmico mayor que las grasas y los carbohidratos. Esto significa que la cantidad de calorías que el cuerpo necesita para digerirlos y procesarlos es también superior. Una buena manera de incorporar el huevo en tu dieta es incluir uno en el desayuno junto a una tostada integral y algunos vegetales.

3. Añade más picante a las comidas.

Como, por ejemplo, guindillas. Gracias a su contenido en capsaicina, la guindilla es un alimento muy estimulante, que no solo aumenta la saciedad sino también la temperatura corporal y, en consecuencia, el metabolismo, pudiendo alargarse estos efectos hasta horas después de su ingesta. También puedes condimentar tus platos de verduras o tus guisos con pimienta, sus efectos son muy similares.

4. Aumenta el consumo de marisco.

Las almejas, berberechos, langostinos, etc, son un grupo de alimentos ricos en yodo, un mineral esencial para el correcto funcionamiento metabólico, ya que este, estimula la glándula tiroides.

Hay muchas maneras de introducir estos alimentos en tu dieta. Puedes combinar unos langostinos con tomate, aguacate y queso fresco, todo ello aliñado con aceite de oliva virgen y orégano.

5. Sube escaleras.

César Bustos, de NHE, propone como parte de la estrategia para acelerar el metabolismo, incrementar nuestro NEAT (Non Exercise Activity Thermogenesis, por sus siglas en inglés). «Ser activos en nuestro día a día, es decir pasar menos tiempo sentados frente a las pantallas o en el sofá, ha demostrado ser una de las claves principales para mantener los músculos activos, emitiendo señales a nuestro organismo para que mantenga el metabolismo activo y ayudarnos a adelgazar», asegura el experto quien nos insta a llevar una vida activa: «Muévete todo lo que puedas, intenta no coger el coche, ve caminando al trabajo y sube las escaleras en lugar de tomar el ascensor».

6. Practica ejercicio de fuerza.

«Es fundamental incluir este tipo de entrenamiento, ya que estimulará el metabolismo durante la sesión, pero también lo mantendrá activo el resto del día, lo que supondrá un mayor estímulo y consumo de calorías», afirma el experto.

Ahora bien, la clave está en la intensidad: «Sabemos que moverse es importante, pero si no generamos un estímulo suficiente, el cuerpo no activará de forma significativa el metabolismo».

Realizar ejercicios con una intensidad elevada ha demostrado ser el mejor aliado contra la grasa. «En el gimnasio, realiza movimientos globales, por ejemplo, sentadillas, splits, burpees, o cualquier tipo de ejercicio que te obligue a mover todo el cuerpo. No tengas miedo de coger algo más de peso, (siempre que lo hagas con una buena técnica de ejercicio), ya que esto activará tu musculatura de forma más intensa y también tu metabolismo».

7. Haz sprints.

Si apenas te queda tiempo para ir al gimnasio, Bustos tiene la solución: «Diversos estudios sugieren que los ejercicios de poca duración, pero de alta intensidad, repartidos a lo largo del día, provocan una activación metabólica elevada, ayudan a controlar la resistencia a la insulina y a mejorar el rendimiento cognitivo».

Aquí tienes dos ideas para ello: realiza 3 veces al día un sprint muy rápido en el sitio, de 20 segundos; sube 60 escalones a la máxima velocidad e intensidad posible 2 o 3 veces al día.

8. Combina cardio y fuerza.

Se conoce que la práctica de cualquier actividad que mejore tu movimiento diario va a tener una repercusión directa sobre el consumo calórico, pero «la rutina que ha demostrado generar más estímulo sobre las células grasas es el entrenamiento mixto o combinado, es decir, realizar ejercicios de fuerza, alternándolos con un ejercicio aeróbico de alta intensidad, por ejemplo: 10 sentadillas + 20 segundos de sprint en el sitio muy rápido + 10 burpees + 20 segundos de sprint en el sitio muy rápido + 10 flexiones (en el suelo o en la pared) + 20 segundos de sprint en el sitio muy rápido.