
Lo ideal es priorizar alimentos que mejoren el tracto digestivo. FOTO: Freepik.
ALIMENTACIÓN
Cómo funcionan los alimentos procinéticos que deshinchan la tripa después de comer
Si tienes la tripa inflamada o tus digestiones son pesadas, una dieta basada en productos que favorezcan el tracto digestivo podría ayudarte.
22 DE MAYO DE 2025 / 14:24
Seguro que algo de esto te suena… la clásica sensación de pesadez después de comer, el abdomen inflamado o las digestiones eternas, síntomas que pueden convertirse en habituales e incómodos. Y en muchas ocasiones no responden sólo a lo que hemos comido, sino también a la manera en la que nuestro organismo lo procesa. Es por ello que los alimentos procinéticos, es decir, aquellos que favorecen el tránsito intestinal y mejoran la digestión, se convierten en los más aconsejables.
¿En qué consiste una dieta procinética?
Como explica Raquel Santos, nutricionista de la clínica Neogenia, «se trata de un plan de alimentación diseñado para estimular el movimiento natural del sistema digestivo, facilitando que el estómago se vacíe de manera más eficiente».
Esto puede ser especialmente útil, según apunta la experta, en personas que experimentan digestiones lentas y pesadas, reflujo o acidez, hinchazón abdominal y náuseas después de comer o cuando hay síndrome de intestino irritable (SII), que hace que estas personas sufran de estreñimiento por lentitud digestiva.


¿Qué alimentos comer para favorecer la digestión?
Para tener una mejor digestión y sin problemas, lo ideal es priorizar aquellos productos que favorecen el tracto digestivo. Es decir, los que actúan como un estímulo para el sistema digestivo ayudando a que lo que comemos no se quede retenido en el estómago más tiempo del conveniente.
De esta forma podemos evitar ese hinchazón y malestar que tiene lugar cuando los alimentos se quedan un tiempo extra, ya que, como aclara Belén Acero, titular de Farmacia Avenida de América y experta en nutrición, «podrían fermentar y producir gases y molestias digestivas».
Los que debemos priorizar, a juicio de Raquel Santos, son en primer lugar las proteínas ligeras, como las carnes magras (pollo, pavo o conejo), los pescados blancos (la merluza, el lenguado o el bacalao), la clara de huevo (ya que la yema es más difícil de digerir) y el tofu y el tempeh en dietas vegetarianas. También los hidratos de carbono de fácil digestión: la quinoa y el cuscús, la patata y el boniato cocidos (mejor sin piel) y el pan tostado o las tortitas de arroz. Por supuesto, alimentos frescos como las verduras son más que bienvenidos, aunque es preferible que estén cocidas y sin piel (calabacín, calabaza, espinacas) y evitar las crucíferas crudas en exceso, como la col o el brócoli.
«Las frutas, mejor que no sean ácidas y sí maduras, como el plátano, la pera o la manzana al horno o en compota, el melón o la sandía. Las grasas saludables en pequeñas cantidades son igualmente bienvenidas, sobre todo el aceite de oliva virgen extra (de 2 a 3 cucharadas al día) y un poco de aguacate», detalla la nutricionista de la clínica Neogenia, que también aboga por infusiones de plantas como el jengibre fresco —en té o rallado en comidas—, la manzanilla, la menta poleo, el hinojo y la canela, ya que esta estimula el movimiento intestinal.
Otros productos con propiedades similares, según Belén Acero, son el ajo y la cebolla, ricos en inulina, un prebiótico que estimula la flora intestinal; las alcachofas y espárragos, que favorecen la producción de bilis y mejoran la digestión de las grasas; y el kéfir y yogur, llenos de probióticos que equilibran la microbiota intestinal.
Los alimentos a evitar en una dieta procinética
Existen ciertos alimentos que podrían retrasar el vaciado gástrico, por lo que convendría reducirlos si tenemos molestias: es el caso de los fritos, la comida ultraprocesada y rica en grasas saturadas, las carnes rojas y embutidos, los quesos curados y los lácteos enteros, la fibra insoluble, las bebidas con gas y el café.
«Luego hay ciertos hábitos que nos ayudan a una mejor digestión, como incluir 5 raciones al día de fruta y verdura, comer en porciones pequeñas y frecuentes, masticar despacio, beber agua de forma moderada —mejor entre comidas para no diluir jugos gástricos—, mantenerse erguido un par de horas después de comer y si puede ser, caminar un poco», cuenta Raquel Santos.
Finalmente, señala la experta, conviene olvidarse de la ropa ajustada a la altura del abdomen, del tabaco y el alcohol, ya que relajan el esfínter esofágico y ralentizan el vaciado, y de los chicles y caramelos, que pueden ocasionar que traguemos aire.
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