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Las nuevas terapias abordan los mecanismos para romper con los patrones familiares. /Imagen: Pexels.
Mercedes-Benz WeLife Festival
Para la terapeuta Vienna Pharaon, las heridas del pasado nos acompañan creando mecanismos de supervivencia. Entender el origen y reconocerlas son claves para mejorar tus relaciones y ser más auténtico.
23 de octubre de 2023 / 13:48
¿Cuántas veces nos vemos evitando dar una opinión como mecanismo de defensa por miedo a recibir una respuesta hostil? ¿Eres de esas personas que busca complacer permanentemente al otro con el objetivo de que este te acepte y valide? ¿Tu autoexigencia es tal que has perdido la perspectiva y exiges demasiado también a los demás? Según Vienna Pharaon, terapeuta matrimonial y familiar, todos arrastramos patrones adquiridos en la infancia que nos vemos obligados a repetir en la edad adulta. Es normal, pero no inevitable.
Vienna, que participará en el próximo Mercedes-Benz WeLife Festival, ha escrito un libro sobre todo esto. En Tu origen no es tu destino (ed. Diana), la experta trata de dar respuestas para reconciliarnos con nosotros mismos y romper con aquellos patrones familiares que quizá no han sido del todo constructivos y sanos pero que, sin embargo, nos acompañan y condicionan nuestra manera de vivir y de amar. Para ella, no hay una infancia perfecta y tampoco tiene que existir un gran trauma que provoque ese patrón dañino. De hecho, una vez que conseguimos sanar la herida, muchos de estos patrones adquiridos pueden convertirse en dones que utilizar desde otro lugar, aunque surjan del dolor.
Aunque en WeLife somos muy conscientes de que un libro nunca puede sustituir a la terapia, Vienna escribe Tu origen no es tu destino con la intención de iniciar un camino de cambio en el lector, de identificación y conciencia, dando a conocer cómo es el proceso para cambiar patrones y el modo en el que nos relacionamos con los demás.
A lo largo de nuestra existencia, las relaciones humanas nos moldean. El entorno en el que crecemos y las experiencias que vivimos condicionan cómo será nuestro yo adulto. Vienna sabe mucho de esto. Lleva más de 15 años haciendo terapia con pacientes individuales y parejas. De hecho, su primer libro cuenta muchas de esas historias para poder marcar un camino con el que el lector pueda sentirse identificado.
Para descubrir nuestros patrones es necesario analizar la forma en la que nos relacionamos y ahondar en aquellos mecanismos de la mente que utilizamos para salir de determinadas situaciones. ¿Cómo empezamos? Vienna propone mirar al pasado: «Lo que sucedió en el pasado importa de verdad. Si quieres sanar tus relaciones, la que mantienes contigo y con los demás, es necesario que entiendas cuáles son tus historias de origen», dice en el libro. Sólo así, profundizando en el pasado, podrá identificarse la herida que ha generado un patrón determinado. Dice la terapeuta que lo normal es tener heridas, pero que no es inevitable que nos acompañen para siempre. «Tu pasado no es tu presente», comenta en su podcast This Keeps Happening (disponible en Spotify).
Vienna trabaja el origen con todos sus pacientes. Para ellas, todas las relaciones tempranas (su presencia, ausencia, negligencia o hipervigilancia…) influyen en la manera de valorar todas las cosas que posteriormente suceden a lo largo de la vida. Por supuesto, analizar el pasado puede resultar doloroso. «Las personas de tu familia de origen tienen mucho impacto a la hora de sentirte digno, valioso, amable, seguro, confiado, priorizado», comenta. De hecho, una misma historia será vivida de manera única y distinta por cada individuo.
Se trata de resetear nuestra programación para reconocer la herida, sanarla y cambiar el patrón familiar instaurado hasta entonces. Analizar nuestras creencias permitirá ver qué acontecimientos tempranos condicionan nuestra historia.
Hay muchas maneras de crear una herida. Existen heridas de valía, de pertenencia, de priorización, de confianza, de seguridad… Por ejemplo, unos padres más o menos ausentes, incoherentes en algunos mensajes que lanzan a los hijos, poco disponibles para ellos o exigentes en demasía puede generar una herida de valía. A veces no es necesario que te digan lo mal que has hecho algo. Basta un silencio. Así, una persona crecerá con un patrón concreto: pensando que no se merece que le pasen cosas buenas, que no es inteligente, que su éxito ha sido fruto de la suerte o que es demasiado sensible.
«Los estudios demuestran que las personas con un apego seguro en la infancia tienden a desarrollar un apego seguro en la edad adulta«, escribe Pharaon en el libro.
¿Te quejas demasiado? o ¿Reaccionas de una manera desproporcionada fácilmente? Ahonda en tu pasado y quizás descubras tu herida: «Recuerdo que hace mucho oí al doctor John Gottman decir que tras cada queja existe un profundo deseo personal. Juzgamos y nos quejamos de nuestra pareja, de los miembros de nuestra familia, incluso de nuestros amigos, cuando no satisfacemos una necesidad emocional propia. En lugar de aceptar esa necesidad emocional que sentimos, de llegar a conocerla bien y sacarla a la luz, nos distanciamos de ella, reaccionamos vivamente y nos centramos en culpar a la otra persona», cuenta en el libro. Así, el cambio pasa por entender de dónde viene esa queja, cuál es la herida que lo motivó y elegir responsabilizarte en lugar de defenderte.
Vienna reconoce que el proceso para deshacerse se un patrón familiar tiene unas fases concretas: identificación, testimonio, duelo y cambio. Esto incluye poner nombre a tu herida, contemplarla, darle su espacio para poder hacer el duelo para, posteriormente, elegir el cambio duradero que nos permita relacionarnos, a partir de entonces, de otro modo. «Sólo podremos integrar el cambio cuando el dolor no nos desconecte de nosotros mismos. Esto implica sanar».
La labor de investigar en el pasado, identificando lo que causa dolor y que se refleje en el presente no es un trago fácil. Tampoco tiene solución de la noche a la mañana. «Tienes toda la vida por delante para ganar conciencia y reaccionar de otra manera, para regularte y elegir desde dónde actúas», asegura Vienna. A partir de ahí, la terapeuta americana elabora un discurso basado en la idea de que si has convertido en un hábito sacrificar tu autenticidad para sentirte unido a alguien, hay que centrar la energía en ella. «Todos queremos que nos quieran, que sigan a nuestro lado, que nos amen, pero la forma en la que hemos aprendido a conseguir lo que queremos nos complica todo«. Si, en lugar de ser auténtico para lograr algo trucamos lo que mostramos con el objetivo de conseguirlo, estamos traicionándonos. «La única manera que tienes de confiar en lo que vas a recibir es siendo tú mismo», explica.
Existe un estudio de la Universidad de Harvard, uno de los más largos que se conocen, (comenzó en 1972 y finalizó en 2004) que sostiene que aquellas personas que se sienten satisfechas de sus relaciones una vez cumplidos los cincuenta años estarán más sanos cuando lleguen a los ochenta. El psiquiatra y director de la investigación, George Vaillant, manifestó que hay dos elementos que hacen esto posible: «Uno es el amor. El otro es encontrar la forma más apropiada de gestionar la vida para no ahuyentar ese amor».
En este sentido, Vienna habla de la comunicación dentro de una relación. Mientas que un pensamiento estrecho de miras busca quién tiene la culpa, Vienna propone un pensamiento sistémico, que tiene en cuenta nuestros orígenes familiares y las relaciones que tuvimos en el pasado. Así, bajo la lente sistémica se podría vivir el conflicto de una forma diferente, buscando la conexión en lugar de la reacción. «Cuando se activa una herida puedes elegir comunicarte o no comunicarte». Y, tal como expresa el libro, a veces es preciso no hacerlo, comunicarse después de un discernimiento y una pausa y, en todo caso, hacerlo siempre con el objetivo de conectar con el mensaje que deseas transmitir.
De los numerosos ejemplos que da el libro, extraemos uno: «Cuando la pareja de Verónica no pasaba por el colmado a comprar lo que se le antojaba, a ella se le activaba la herida de la valía y, como reacción recurrente ella adoptaba una actitud pasivo-agresiva. No comunicaba sus sentimientos, no conectaba consigo misma y, por eso, no podía conectar con su pareja». Cada individuo sólo llegará a una comunicación que conecte con el otro cuando respete su propia voz y, a continuación, a los demás.
*Mercedes-Benz WeLife Festival se celebrará los próximos días 28 y 29 de octubre en Green Patio, un espacio sostenible ubicado en la calle de Salamanca, 23 (Madrid). Además de contar con la participación de numerosos expertos en alimentación, bienestar, salud mental, mindfulness y medio ambiente, los asistentes a este encuentro también podrán practicar clases de yoga, meditación, baile, baños de sonido… El evento tiene como global partner a Mercedes-Benz, y está patrocinado por L’Occitane, Garnier, Etnia Cosmetics, Weleda, Naturitas, Ulé, Petit Bambou, Palasiet Thalasso Clinic & Hotel y Clarel. Además, colaboran Naturitas, Be Coconuts, Be Levels, Malvon y Go Mate. Las entradas están disponibles en welifefestival.es.
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