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PSICOLOGÍA
¿Por qué repetimos patrones? ¿Por qué nos cuesta reconocer que merecemos relaciones sanas? La clave está en el amor propio, ese concepto tan fácil de decir y tan difícil de practicar.
Por Mónica Heras
15 de abril de 2022 / 07:26
Se habla mucho de las relaciones tóxicas, de lo fácil que caemos en ellas y el daño que nos hacen. Parece mentira que sigamos picando, ¿no crees? Con el bombardeo que existe a nuestro alrededor invitándonos a querernos y a aceptarnos sin condiciones… ¿Por qué no lo somos capaces de hacerlo?
Dicen que es uno mismo el que les enseña a los demás cómo queremos que nos traten. De cómo sea la relación que tenemos con nosotros, así será la que aceptemos del resto. ¿Te has detenido a observar cómo te hablas? ¿Cómo te comportas ante un fracaso? ¿Eres de los que se culpabilizan por no haberlo hecho mejor?
Un buen baremo para saber si somos amables con nosotros mismos, consiste en pensar si le hablaríamos así a un amigo. Seguro que no le dirías lo torpe que es, ni lo mal que lo ha hecho, ni mucho menos que se lo merece, ¿verdad? Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto tratarnos bien?
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Hemos devorado el libro que la psicóloga Marta Martínez Novoa, acaba de publicar de la mano de Zenith Libros: ‘Que sea amor del bueno’. En él nos habla de la responsabilidad afectiva y de la importancia de crear vínculos sanos, como herramientas para huir de las dichosas relaciones tóxicas.
Marta también habla acerca de la autoestima y la creación de los apegos en edades tempranas, de los mandatos familiares y sociales, así como del autoconcepto que creamos a partir de todos estos condicionantes.
«Así, a veces puedes tener un autoconcepto muy distorsionado, lo que dificulta bastante quererse y tener una autoestima sólida».
Para Marta, el tema de la baja autoestima depende de muchísimos factores. Están involucradas las vivencias previas, el estilo de apego que hemos tenido, las heridas de la infancia, la calidad de nuestra salud mental en general, que tengamos depresión, ansiedad… y también interviene nuestro discurso interno, es decir, cómo nos hablamos a nosotros mismos.
Cuando le preguntamos si hay una mayor tendencia en las mujeres a tener la autoestima baja, Martínez Novoa asiente. «Socialmente siempre se nos ha exigido más a las mujeres. Tenemos que ser perfectas, parémonos a pensar ya solo a nivel físico, se nos exige estar delgadas, tener un pelo precioso, la piel, etc.
Existen muchos ejemplos de las exigencias que hay en torno a ser mujer, no sólo en el físico. Tenemos un papel de cuidadoras, debemos destacar profesionalmente… Entonces tiene sentido que con unos estándares tan elevados siempre sintamos que no llegamos, que no somos suficiente y que el problema es nuestro y no de la sociedad.
Ambos forman nuestra visión del mundo, de lo que creemos que está bien, lo que creemos que está mal, lo que creemos merecer, lo que no… Es a partir de aquí que tomamos decisiones y el problema es que son muy insidiosos. Para entenderlo mejor, basta un ejemplo. Seguro que has escuchado la frase de “la familia es lo primero”, ¿verdad? Pues bien, si provienes de una familia sana, quizás te cuadre ese mandato y te guste priorizar a tu familia, pero ¿qué pasa si vives en una familia abusiva en la que se dan relaciones tóxicas y en la que no te aceptan cómo eres?
Por eso es tan importante trabajar en los mandatos, porque a partir de ellos se va construyendo nuestra personalidad, desde lo que entendemos que la sociedad o la familia espera de nosotros, aunque no nos haga felices. «En el libro desgrano mucho todos estos mandatos, y nos animo un poco a cuestionarlos. Habrá algunos que nos cuadren y que nos permitan tomar buenas decisiones, pero habrá otros muchos que no y que nos impidan tomar decisiones libres.»
Durante muchos años se ha ignorado la importancia de recibir una educación emocional, nos dice Marta, y también se ha obviado la necesidad de cuidar nuestros vínculos. Se da por hecho que los vínculos se tienen y punto, cuando en realidad hay que cuidarlos y es importante tener cierto nivel de gestión emocional para que sean sanos.
Como sociedad en general, no tenemos muchas referencias de lo que es sano o no en las relaciones, lo cual, unido a la propia mochila de heridas emocionales que llevamos genera que nos relacionemos desde ahí, sin tener ni idea de qué estamos haciendo y viéndonos involucrados en relaciones tóxicas.
Debemos tener claro que el amor propio es algo que se construye día a día, mientras que un like o un match es inmediato y basado en algo generalmente superficial. Con las redes sociales se genera mucha ambigüedad, no sabes qué hay detrás de cada reacción.
Marta nos recuerda que el amor propio no es inmediato y no se trata de amarnos incondicionalmente, sino de aceptarnos con nuestras luces y nuestras sombras, con nuestros errores, aprendiendo a convivir con ellos y sabiendo que somos perfectamente válidos tal y como somos, que no necesitamos ser perfectos para ser válidos ni felices.
El autoconcepto es la opinión que tenemos de nosotros mismos y está muy relacionado con nuestro diálogo interno, la manera en la que nos hablamos. Este puede mejorar mucho modificando este diálogo, con afirmaciones positivas por ejemplo, porque muchas veces no hablamos fatal. «Fíjate, cuando se nos cae algo al suelo, por ejemplo, empezamos: ‘Dios, es que soy un desastre, qué torpe soy, siempre haciendo las cosas mal…’, en lugar de buscar una manera mucho más sana. Incluso puedo aceptar que soy torpe, pero tengo otros aspectos positivos».
Es imprescindible tener un buen concepto de uno mismo, de lo contrario, permitimos que cualquiera nos maltrate, bien sea psicológica o físicamente. ¡Empecemos a hablar bien de nosotros!
El relato interno lo construimos a partir de nuestras experiencias y el juicio que les damos. En esta narración, también intervienen la manera en la que nos vieron nuestras figuras significativas, como por ejemplo nuestras madres, padres o nuestros cuidadores principales. Si ellos se han pasado toda la vida diciéndonos que no valemos, que no vamos a llegar a nada, que no somos suficiente, será bastante probable que cuando lleguemos a la adultez nos sintamos incapaces.
«Esta narración es posible cambiarla, eso es lo que hacemos en terapia y también es lo que intento hacer con mi libro. Cuestionarnos todo lo que nos dijeron, lo que hemos aprendido a través de vivencias y cómo nos lo hemos contado, para que nos permita entender nuestra propia historia y a nosotros mismos, de una manera mucha más sana.»
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